C A P Í T U L O 18: E S A M I R A D A

3.8K 223 13
                                    

—Ponte de una vez los pijamas.- Le ordené a Erick por enésima vez.

Él me miró con sus grandes ojos haciendo morritos. Rodé los ojos ante su intento miserable de convencerme.

—Por favor, hermanita. Quiero seguir jugando un rato más contigo.

Yo negué con la cabeza desde la puerta de su habitación. Él estaba sentado en su cama, esta era tan grande que parecía un muñeco en ella.

—Es tarde, colega. Es hora de que te vayas a la cama. Yo también necesito descansar.

Lo que no sabía mi hermano es que al día siguiente me estaría enfrentando a una docena de mujeres lobo yo sola. Necesitaba totalmente dormir profundamente y bien para tener la mente despejada.

—Es que no tengo sueño, además....

—¿Qué ?

Él levantó la vista de su regazo.

—Es la primera vez que pasamos un gran rato juntos desde hace tiempo. No quiero que se acabe.— Dijo medio llorando.

No pude evitar sentirme mal con todo aquello. Era cierto que en las últimas semanas no había tenido tanto tiempo para él como normalmente. Pero no podía explicarle a mi hermanito la razón de todo aquello.

Me acerqué lentamente hacia él y me senté a su lado. Lo rodeé con los brazos, acercándolo a mí.

—Lo sé, colega. He estado ocupada. Lo siento muchísimo. ¿Sabes que te amo, verdad? Estaré allí para ti siempre.

Él me miró fijamente a los ojos.

—Te amo, Cami. Sé que estarás allí para siempre y por eso eres la mejor hermanita. Solo ten cuidado mañana, tengo miedo que te pase algo.

Lo miré sorprendida. ¿Cómo sabía mi hermano algo? ¿Acaso sabía algo de todo aquello? ¡Era imposible!

—Pero, ¿cómo..?

Mi hermano sacudió la cabeza en señal de negación.

—Lo sé todo, Cami. Soy tu hermanito, recuérdalo. No me preguntes cómo lo sé, porque no te lo voy a decir. Solo cuídate, no podría estar sin ti.

Las lágrimas caían a pares por mi rostro. Le di un beso en su cabeza.

—Me vas a tener mucho más tiempo, ahora a dormir.

Él asintió un poco resentido, pero se acostó en la cama cogiendo uno de sus peluches de compañía.

—Buenas noches, Cami.

—Buenas noches, colega.

·············································································

Hacía un buen rato que estaba acostada cuando escuché unos toques en mi ventana. Al principio suaves, pero después más fuertes. Me levanté lentamente, no sabía quién podría ser y por ello me puse en estado de alerta. Me acerqué sigilosamente hasta que pude ver por una rendija.

Era Asher. Mi corazón empezó a funcionar normal otra vez.

Abrí la ventana.

—¿Qué te ha tomado tanto tiempo en abrir la ventana? Estás a dos metros. Literal.

Rodeé los ojos y me senté en mi cama. Asher me siguió e hizo lo mismo.

—Primero, me había asustado porque no sabía quién era. Imbécil. Y segundo, ¿Quién te ha invitado a que estés en mi cama?

El Alpha es MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora