C A P Í T U L O 5 : A S H E R...¿U N H O M B R E L O BO?

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Me desperté al día siguiente con la peor sensación del mundo. Me quería morir. Todo me daba vueltas y la cabeza me daba martillazos.

—Aquí tienes. — Alguien me tendió un vaso de agua y una pastilla.

—Gracias.— Murmuré tomándome ambas cosas.

Espera un momento, ¿quién estaba en mi habitación? Esa voz no era de mis padres y mucho menos de mi hermano,

Me levanté rápidamente de la cama, veloz como un tigre. Tan rápido que me mareé otra vez y casi me caí. Menos mal que la persona que estaba en mi habitación me cogió por detrás. Reconocería ese olor en cualquier parte: Asher. ¿Qué demonios estaba haciendo aquí?

Me giré lentamente hasta enfrentarme a él. Estaba guapísimo, con esa barba recién cortada que aun podía sentir en mis dedos y el pelo sin ordenar le daba un toque sexy como el infierno.

Bajé la mirada hacia sus labios, labios que aún saboreaba. A partir de allí empecé a recordar la noche anterior. Jack y yo en una discoteca. Yo estaba bailando y lo siguiente que recordaba era a Asher y a mí besándonos. ¿¡Qué hice!? Me había liado con Asher. No podía ser. Mientras me maldecía por dentro por ser tan estúpida Asher habló:

—Veo que estás recordando la maravillosa noche de ayer. Pero, ¿qué parte? Espero que sea la que yo estoy pensando.

Estaba más allá de lo enfadada en esos momentos.

—Apártate. No sé de lo que me estás hablando.

Lo empujé a un lado y me dirigí hacia mí tocador. Al llegar me dí cuenta de la cara de asco que tenía. Todo mi maquillaje estaba corrido, mis labios estaban hinchados por la sesión de besos de ayer por la noche y ¿qué demonios? ¡Tenía chupetones por todo el cuello!

—Pues si no sabes de lo que estoy hablando, puedes ver todas las pruebas en el espejo. Me encanta el collar que llevas por el cuello. ¿Es una nueva moda?

—¡Cállate! — Grité tirándole un cojín a la cara.

—Vale, vale. Creía que te gustaría.

Me acerqué a él lo más rápidamente posible y le dije aproximándome a su cara:

—¿Se supone que me tiene que gustar esto? ¡Te odio, joder!.— Grité con rabia.— Además, ¿qué haces en mi habitación? ¿Cómo has entrado?

La cara de Asher cambió completamente de suficiencia a decepción.

—¿Me odias?

Me estaba poniendo de los nervios.

—¿Eso es lo único que te importa en estos momentos ? ¿ En serio?

Estábamos lo suficientemente cerca como para poder besarnos en cualquier momento. Mi atracción hacia él era inevitable. Era algo que había asumido, pero no me dejaría manejar por él.

Nos miramos fijamente durante varios segundos en silencio. Esos ojos verdes eran hermosos y lo que ví en ellos me sorprendió: honestidad y decepción. ¿Le habría ofendido de verdad?

—Me colé por la ventana.— Dijo señalando la ventana abierta.— Si yo puedo colarme, eso significa que cualquier otro también puede. Tienes que vigilar mejor.—Respondió con un tono de enfado.— He venido porque tenemos que hablar seriamente. Te espero en una hora en mi casa.

Sin darme tiempo para responderle, se fue por donde entró. Volví a tumbarme en la cama viendo fijamente el vaso de agua y las pastillas colocadas sobre mi mesita.

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Me duché y me vestí. Llevaba unos pantalones vaqueros, con unas zapatillas blancas, al igual que la camiseta. Dejé mi cabello rojizo liso suelto. Bajé a la cocina y me hice un sandwich. Mis padres habían dejado una nota en la mesa avisando que se habían ido al parque de atracciones con mi hermano.

El Alpha es MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora