Capítulo 1.

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Aclaración importante: holi, bueno esto era una novela que estaba haciendo antes sobre Cerati, la cuestión es que si encuentran su nombre me avisan así lo cambio. Gracias ❤️‍🔥🤗

Algo atrancaba la puerta. Patricio volvió a empujar de la puerta, pero ésta solo se abrió unos centímetros. Ya estaba preocupado. Después de que su hermano Guido le había llamado, para avisarle que se iba a tomar tres días de vacaciones, estaba feliz. Pero ahora, 8 días después de esa llamada, ya estaba preocupado.

Volvió a empujar, la puerta se abrió un poco más. Tomó aire y empujó de nuevo. Asomó la cabeza y se dio cuenta de que un sillón era lo que obstruía la entrada. Frunciendo el seño, entró por la pequeña abertura de la puerta.

La casa estaba completamente oscura. La poca iluminación que había era la luz que se filtraba por las orillas de las ventanas, donde las cortinas no alcanzaban a cubrir. Las mesas estaban llenas de basuras y el piso, de ropa.

Entró a la cocina. La encontró llena de cajas de comida rápida, y obviamente, en ellas todavía había comida en descomposición.

–Al menos no te vas a morir de hambre. –Pensó con cierto asco. Por fin, tomando lo que consideró una decisión temeraria, entró en el dormitorio de su amigo.

Inmediatamente, el olor a alcohol le inundo la nariz, lo que hizo que empezara a toser.

–Hombre, ¿cuánto tiempo llevas así?. –dijo para sí.

Se dirigió a la ventana y de un tirón abrió las cortinas. La luz del sol inundo la habitación, provocando un gruñido por parte de su habitante.

– Cerra las cortinas –Exigió. Pato no lo hizo. – ¡La puta madre, cerralas! Tengo un dolor de cabeza insoportable. Cerralas –Pato se compadeció de él y las cerró un poco, pero con esos breves instantes se dio cuenta de que por lo menos había cinco botellas de whiskey, vodka, coñac, brandy y tequila tiradas por el cuarto.

–No me sorprende la resaca que tenes si te tomaste todo eso vos solo –Le dio la vuelta a la cama y se sentó a lado de su amigo.– Jamás tomas más de la cuenta. ¿Qué pasó?

Guido se sentó masajeándose las sienes.– Pilar, ella pasó. –Dio un quejido de dolor. Patricio no dijo nada y esperó a que su hermano continuara.– Hace tres días fui a su casa, o al menos eso creo, no estoy muy seguro de que día es.

–Jueves. –Le aclaro su hermano.

–Entonces fue hace una semana. No estaba, así que decidí llamar a su oficina para ver si estaba ahí, y en efecto, ahí estaba. Pero no estaba sola estaba revolcándose con el viejo verde de su jefe –En su voz, la furia iba en aumento.– Y cuando me vio, la muy forra, todavía me dice que ella no quería, que él la obligó.

–¿Así que la señorita presumida al fin se destapó? –Dijo meditabundo.– ¿Por eso estás así?

–¿Y cómo querés que esté? Era mi novia. Es más, mira –Abrió uno de los cajones de su buro, sacó una cajita negra de terciopelo y se la aventó a Pato.– Hasta le compré un anillo de compromiso. Iba a llevarla a cenar para dárselo y ella me pone los cuernos.

–Lo mejor que te puede pasar, rubia, es que no te pase. Ella no es para vos y lo descubriste justo a tiempo, antes de verte encadenado a una mujer así toda tu vida.

–Todas las mujeres son así, Pato. ¿No lo ves? Todas son unas interesadas.

–No, no todas son así. No podes creer que todas las mujeres sean así solamente porque una te engañó.

–Sí lo son –Dijo con resentimiento.

Obviamente no iba a conseguir que Guido cambiara de opinión, así que decidió cambiar de estrategia.

–Entonces si lo son, no tenes permitir que te afecte.

–No me afecta.

–No, se nota que no. –Dijo con sarcasmo.– Claro que te afecta, Guido, jamás habías tomado más de unas botellas de birra en una noche, jamás habías faltado al despacho, tu casa siempre había estado impecable, tu auto limpio, siempre vestido muy formal y ahora mirate. –Levantó una mano señalándolo.–

–Vos mismo dijiste que necesitaba vacaciones. –Le reprocho.

–Sí, pero no así. Todo esto es culpa del alcohol, y el alcohol no te va hacer olvidar lo que Pilar te hizo.

–¿Y qué sugeris que haga?

–Que recuperes tu vida. Limpia esta casa y volvete un poco más civilizado: afeitate ese intento de barba, vestite bien, y volve a trabajar. Mantene tu mente ocupada.

–No puedo pensar ahora. –Dijo dejándose caer en la cama.

–Bueno te tengo una sorpresa, un caso que no te va a hacer pensar mucho. Es una pintora.

–¿Pintora? No. Ahora no quiero tener nada que ver con mujeres. –Dijo en un gruñido.

–Es un caso chiquito, dale. No creo que te lleve más de una semana. La señora dice que un hombre, al parecer su antiguo representante le robó unas de sus pinturas, y que la vendió como suyas.

–¿Es señora?

–Eso creo, la verdad no la conozco, pero dice que lleva toda la vida siendo pintora, así que supongo que ha de ser mayor, por lo que no provocara algún daño... A menos que te guste la necrofilia. –Dijo burlón.

–Está bien. Supongo que tenes razón, lo mejor será recuperar mi vida. ¿Cuándo la veo?.

–Mañana a primera hora. Tenes todo el día para desintoxicar tu cuerpo de todo el alcohol consumido.

–Eso lo puedo hacer. Entonces, la veré a las 11 de la mañana.

–En realidad, cuando dije primera hora me refería a las nueve de la mañana.

–¿Nueve de la mañana? –Repitió incrédulo.– Pero, si para los abogados la primera hora son las 11. ¿Qué le pasa a esa mujer?

–Eso mismo dije yo. Y es otra razón para creer que es mayor de edad. Quiere la cita a esa hora para no alterar sus horarios alimenticios.

–En ese caso, espero que le hayas dicho que si quiere verme a esa hora será para que ambos desayunemos. –Dijo con cautela.

–Lo hice. Dijo que no había problema, que te vería en el restaurante Solea a las nueve de la mañana y que por favor seas puntual, no le gusta esperar a las personas.

–Seguramente una mala experiencia de su juventud. –Soltó una carcajada. Al percatarse de ello, se calló inmediatamente, era muy cruel burlarse de una viejita. Se aclaró la garganta.– ¿Y cómo nos vamos a reconocer?

–Dijo que hicieras la reservación a tu nombre, ella solo preguntará por tu nombre y listo.

–¿Y cómo se llama nuestra artista? -.

– Lara.

– Lara ¿qué?

–Solamente Lara, al parecer es su nombre artístico.

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bueno juventus, me dicen que onda, si les gusta, si quieren que la continúe, si no les resulta interesante me da igual porque ya la tengo toda escrita así que lajdka.

Opuestos | Guido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora