Capítulo 21.

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—¿Se lo vas a contar a Guido? —le preguntó Mica a Lara.

—Ya debe estar enterado, aunque no sé porque no me lo dijo.

—Capaz no sabía que te había llegado la orden. —Las dos se quedaron un rato en silencio.— ¿Te vas a quedar a pintar?

—No, no. Ver a Víctor realmente me alteró, creo que mejor voy a volver con Guido.

—Vamos, dale. Yo te llevo, no me gustaría que te encontraras con ese pelotudo otra vez, Lari.

[...]

Lara ya llevaba una hora en la casa de Guido, cuando éste por fin entró.

— ¿Dónde estabas? Te llame un montón de veces y no contestas el teléfono —se apresuró a acribillarlo Lara con preguntas.— ¿Por qué? ¡Tengo que hablar con vos algo importante y no respondes!

—Bueno, ya estoy acá. Que pasa. —dijo en tono relajado y de broma.

—Hoy vi a Víctor. —Guido se tensó visiblemente.— Me llegó una orden, de un juzgado. ¿Por qué no me dijiste?

—Me tenes bastante distraído, preciosa.

—Sí, pero aún así tendrías que habérmelo dicho. —estaba afectada.

Guido suspiro con resignación. —Esta es justo la razón por la que no podemos involucrarnos con un cliente, Lara. —Ahora fue ella quien se tensó.— Nos impide hacer bien nuestro trabajo. Sí, debí habértelo dicho, ese es mi trabajo como tu abogado, y no lo hice. No quería preocuparte si conseguía que ese infeliz se declarara culpable y así evitar que pasaras un mal momento.

—¿Preocuparse es lo que les impide a los abogados relacionarse? —preguntó ella, dejando de momento el tema de Víctor de lado.

—No solo a los abogados. A cualquier profesional. Te impide pensar con la cabeza y tomar las decisiones más adecuadas, porque empezar a pensar con el corazón.

Lara le sonrió con ternura, se acercó a él, tomó su cara entre las manos y lo besó muy suavemente. Un beso que derritió a Guido por completo.

—¿Y qué hacemos ahora con Víctor? ¿Qué va a pasar?

—Es un procedimiento simple. Él dirá su versión de los hechos, vos la tuya... y las personas que compraron tus cuadros también declararan.

— ¿Qué pasa si creen que él es quien tiene la razón?

—Podría demandarte por difamación. Pero no te preocupes que eso no va a pasar.

— ¿Y si ganamos?

—Él va a ir a la cárcel por fraude y tendrá que pagarte lo que cobro por tus cuadros.

[...]

— ¡Pato, no! —dijo Melissa muy decidida.

—Un minuto, nada mas, te lo prometo. —respondió éste.

— ¡No! —dijo ella terminantemente.

—Para, dejame preguntarle cómo va todo en la oficina y ya está.

— ¡No! —Dijo Mel. Pato agarró el teléfono. A saber que posiblemente Lara podría contestar el teléfono de Guido a Mel no le quedó más remedio que tomar medidas desesperadas.— Si haces esa llamada, Máximo Sardelli, te juro que voy a pasar el resto de mi luna de miel sola.

Y Pato dejó el teléfono.

[...]

—¿Tenes planes para mañana?

Opuestos | Guido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora