Capítulo 20.

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Lara estaba acostada sobre la cama incapaz de creer que pudiera estar embarazada. Ella esperaba pacientemente, mientras él había ido a la farmacia a comprar una prueba de embarazo. Al menos se podía reconfortar de que Guido nunca la iba a dejar sola con su hijo... si es que estaba embarazada.

Pero se preguntó cómo reaccionaría él cuando le dijera que la única manera por la que ella tendría un hijo es porque estaría casada. ¿Se molestaría él si le dijera algo que tuviera que ver con matrimonio o accedería solicito? Y si accedía, ¿lo haría por ella o por el bebé?
Claro que todas las preguntas que tuvieran eran de doble filo. Realmente Guido no iba a poder darle una respuesta que le satisficiera completamente. Pero sabía que un bebé necesitaba a sus dos padres, ellos tenían que estar ahí para él.

Un ruido proveniente de la sala le avisó que Guido había llegado. La puerta de la habitación no tardó en abrirse.
Guido estaba un poco tenso, aunque trataba de demostrar lo contrario, no quería que Lara se estresara. La sorpresa de que ella podría estar embarazada lo tomó desprevenido. Nunca se había esperado algo así. Claro que quería ser padre, pero dentro de algunos años, y con Pilar, la mujer con la que tenía planeado casarse.

No pudo evitar sonreír, después de que Lara se metió al baño a hacerse la prueba, cuando recordó que le dijo a Patricio que no quería tener nada que ver con mujeres después de Pilar. Y luego apareció Lara, moviendo su mundo por completo, volviéndolo un completo romántico, porque estaba de más decir que a Pilar jamás la había tratado como trataba a Lara. Ciertamente él conseguía respetar las normas y reglas de cada lugar, pero Lara era un respiro en su vida.
Y ahora lo iba a hacer padre. Le sorprendió que esto no le disgustaba en lo más mínimo; cuando alguien le hacía algún comentario sobre niños él siempre se molestaba y respondría que ellos ya vendrían más adelante, no esperaba tener un bebé fruto de una aventura. No. No era una aventura, Lara y él tenían algo más que una aventura. Algo más profundo y...

La puerta del baño se abrió sacándolo de sus pensamientos. Miró a Lara, ella estaba más calmada.

— ¿Y...? —fue lo único que se le ocurrió preguntar.

—Tenemos que esperar cinco minutos a que dé el resultado. Si es positivo no hay ninguna duda, estoy embarazada.

—Ahora que no nos queda más remedio que esperar, decime qué pensas.

Ella sonrió, aunque Guido no pudo decidir si era una sonrisa condescendiente o para tratar de ocultar su tristeza.— Un bebé no estaba dentro de nuestro acuerdo.

—Ya sé. Yo estoy igual de sorprendido que vos. Si estás embarazada ¿qué queres hacer? Digas lo que digas, yo te apoyo.

—¿Crees que quiero abortar?

—Francamente espero que no optes por esa opción, pero es tu cuerpo a fin de cuentas.

—No voy a abortar, en eso estamos de acuerdo.

—... pero... —Guido se volvió a anticipar a ella.

—Pero no me gustaría que mi hijo naciera fuera del matrimonio. Sé que puede sonar anticuado, pero un niño necesita a sus padres, juntos.

Guido podía ver claramente la tensión que se acumulaba en los hombros de Lara, y a pesar de lo serio que era el tema y las circunstancias no pudo evitar decir:— ¿Es eso una propuesta de matrimonio?

— ¿Qué? No. Yo no...

—Tranquila, te estaba jodiendo un poco para que te relajaras. ¿Crees que ya esté el resultado?

Lara fue directamente al baño donde había dejado la prueba, y regresó con ella donde Guido. Se quedaron frente a frente en completo silencio hasta que ella vio el resultado.

Opuestos | Guido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora