—Te tengo una sorpresa —le dijo Guido a Lara. Estaban en su oficina, hablando sobre el caso de ella, que al parecer ya se le había olvidado por completo, pero siempre era un buen pretexto para estar con Guido. - Ya sé quién tiene tus pinturas.
—Seguro, Guido, los nombres que aparecen en la correspondencia de Víctor son sus clientes, quienes le compraron mis pinturas. —lo dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo.
Guido se sonrió como si le sonriera a una pequeña niña que no sabía de lo que hablaba a pesar de estar muy segura.— Larita, podría ser más fácil acusarte a vos de robar la correspondencia de Víctor, que de demostrar que él se robó tus pinturas. Lo que quiero decir, es que puedo demostrar quien le compró tus pinturas, de manera legal.
Lara esperó a que Guido continuara, pero como no parecía con la intención de seguir hablando lo incitó.— Bueno, y qué más. ¿Cómo lo descubriste?
—Ah, señorita, debería saber que un mago jamás revela sus secretos.
Lara se rió.— Pero usted no es un mago, señor, es un abogado, y yo soy su clienta, por lo que le exijo saber cómo consiguió esa información.
— Preguntando... unas cuantas preguntas por aquí, otras por allá y listo. Tengo los nombres de ocho personas que aseguran que fue Víctor quien les vendió las pinturas. Ahora solo falta lo más difícil.
—¿Y qué es?
—Demostrar que esas pinturas fueron hechas por vos.
—Puedo decir cómo las hice, qué técnica, qué colores...
—Eso no serviría de nada —la interrumpió.—, cualquiera que supiera algo de pintura podría decir que él también es el autor de las pinturas.
Lara se quedó callada, mirando hacia la ventana procesando la información que Guido acababa de darle. Para ella en pocas palabras, Víctor seguía llevando la victoria. Guido se acercó a ella y le dio un beso en la frente.— No te preocupes, vamos a recuperar tus pinturas y todo el mundo sabrá que sos una gran artista.
Vamos. Con Víctor todo era yo, yo, yo... pero Guido, ah, Guido era un regalo del cielo. Pensó que lo que había tenido con Víctor había sido un gran error, una fatalidad del destino, pero ahora que lo pensaba mejor tal vez hasta debería agradecerle, de no haber sido por él, jamás habría buscado un abogado, jamás habría encontrado a Guido.
—No soy un ingeniero, pero soy un abogado y uno de los buenos, ya se me ocurrirá algo.
Lara se levantó de la silla en la que estaba sentada y se acercó a él.— Yo necesito un poco de inspiración para crear un cuadro, tal vez vos también la necesites para resolver un caso. —Dicho esto lo besó.
[...]
Ah. La pelirroja estaba en la oficina... para su desgracia con Guido. Pero Gastón no iba a desaprovechar esta oportunidad. Ese día iba a pedirle que saliera con él y no estaba dispuesto a aceptar un no como respuesta.
Poco a poco acabaría por ganarse a la chica, no obstante, en ese momento tenía que esperar, porque Mariana, la secretaria de Guido no le iba a dejar pasar mientras ellos dos estuvieran juntos en esa oficina, así que tendría que esperar a que ella saliera para poder abordarla.
Pero se estaba cansando de esperar y la señorita no salía de la oficina.
—¿Licenciado Sardelli? —Gastón volvió a mirar a Mariana quien lo llamaba.
—¿Si?
—Tengo que ir a sacar unas copias de estos expedientes —dijo cogiendo un gran puño de hojas.— si la señorita Lara termina su reunión con el Lic. Sardelli, ¿podría ser tan amable de despedirla por mí?
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Opuestos | Guido Sardelli
FanfictionPara todos Guido Sardelli tenía una vida perfecta, no le hacía falta nada. Tenía una exitosa carrera, una casa increíble, un carro último modelo y una novia hermosa. ¿Qué más podía pedir? En pocas palabras era un caballero perfecto. Hasta que un día...