Capítulo nueve

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Liz llegó una semana después de la primera nevada, cargando aún al pequeño saco de babas pero luciendo mucho más relajada y juvenil con un corte de pelo nuevo y algo de ropa nueva en su maleta. Sin embargo nada había cambiado en la casa de su estrafalario jefe, y él tampoco.

El tiempo siguió pasando y su relación mejoraba al igual que su inglés, que comenzaba a no ser tan robótico entre ambos, Emma comenzaba a ser mucho más sociable a medida que las semanas pasaban en la guardería, Liz por las tardes elaboraba recetas nuevas para añadir a la larga lista y mejoraba su inglés gracias a Emily y Chloé aunque no podía entender demasiado cuando hablaban demasiado rápido.

El lunes Rita volvió de sus vacaciones pagadas, dispuesta a ayudar con el día de Acción de Gracias que se celebraría el viernes. Como cada año, Max, invitaría a su casa a Chloé y su novio Tyler, el cual era dueño de un equipo de baloncesto que ayudaba a blanquear dinero a Max; a Jackson, su mano derecha en las empresas y casi hermano junto a sus padres Madison y Carter.

Jackson era adoptado. Originario de Rusia, Madison y Carter lo habían adoptado en uno de sus muchos viajes luego de saber que sus padres se habían suicidado teniendo nueve años de nacido. Madison nunca pudo tener la gran familia que ella deseaba, era infértil y eso la había dejado tremendamente tocada. Sin embargo, Jackson había conocido a Max en su último año antes de ingresar a la universidad y había sido un gran amigo en su recuperación luego del accidente, él y su familia. Tyler se les había unido un año más tarde en la universidad, venía de una familia pobre de Harlem, su padre era un alcohólico y todo su dinero se lo gastaba en prostitutas, su madre lo había abandonado cuando Tyler cumplió los ocho, a pesar de ser un chico enorme y rudo Tyler era amigable, de confianza y de gran corazón.

Así era que Madison tenía a sus tres " pequeños" como ella los llamaba, Carter los había aconsejado y guiado a lo largo de sus juveniles vidas y era gracias a él que Max era inmensamente rico, le había enseñado a invertir en los lugares correctos.

Quisiera o no Max aceptarlo, eran su familia, quizás no la verdadera pero mataría a quién fuera si algo les llegase a pasar; esto no impedía que los mantuviera ocultos, temeroso de que atentaran contra la dulce Madison o su esposo.

Era por ello que su nana los reunía en las fechas especiales, como Acción de Gracias o Navidad. Y por supuesto esta no iba a ser la excepción.

🐻🐻🐻

Liz miraba fascinada el lujoso supermercado en donde Rita la había llevado. Ambas estaban comprando los ingredientes faltantes para la cena del viernes, quedaban tan solo dos días y los últimos preparativos ya estaban a punto.Max había incrementado la seguridad, había instalado luces en el exterior dándole un toque más familiar y los árboles también habían sido adornados iluminando el camino hacia la mansión. Liz estaba nerviosa, ella nunca antes había preparado una cena de Acción de Gracias, en su país no se celebraba y al llegar a Miami tampoco lo había incrementado en su vida. Sin embargo Rita le había ayudado con las recetas y el pavo lo traerían hecho de la casa de Emily. El resto de los dos días se los pasó horneando pasteles de calabaza, tartas de manzana y miles de recetas que implicaran arándanos entre otras cosas como purés y salsas.

Hasta que el temido día llegó.

Liz estaba más nerviosa aún, mientras colocaba el mantel de Acción de Gracias sobre la gran mesa de roble. Chloé la había llamado a media tarde avisando que llevarían los postres, además le dijo que esperaba verla en la cena. Ella no pensaba que cenaría con la familia de su jefe, ellos eran más cercanos pero no creía que tanto. Él lucía mucho más amigable pero no había mencionado nada de la cena, luego de su negativa diciendo que pasaría la noche con su hija leyendo, Chloé le mandó pasarle el teléfono a su jefe que estaba en su estudio. Pudo escucharla gritándole cuando cerró la puerta tras de sí y cuando él colgó y fue a buscarla, se veía confuso. Al parecer daba por hecho que ella estaría en la cena, sin embargo la invitó formalmente a la cena. La forma en la que se disculpó y la miraba le hizo sonreír, él lucia todo adorable y como todo un niño grande recién regañado.

Grizzly (Parte I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora