Capítulo treinta y uno

1.9K 255 41
                                    

Ella se va a ir, ¡haz algo!

¡Voy a amarrarla tan fuerte a mi cama cómo se atreva a dar un puto paso fuera de esta casa!

¡Así vas a asustarla!

Esa es la maldita idea

-Yo... -Lizbeth pasó su lengua nerviosa por su labio superior mientras suspiraba mirando hacia el techo de cristal-. Yo necesito irme... Emma...

-¿Ha pasado algo? -El frunció el ceño viendo como ella comenzaba a caminar de un lado a otro.

Él no llegaría hasta la noche, si eso hubiese pasado... ¿Ella ya se habría marchado?

Él se hubiera vuelto tan jodidamemte loco.

-Bueno, ha pasado algo pero nada grave, simplemente necesito salir de la ciudad.

-¿Necesitas más vacaciones? Puedo dártelas.

No vas a irte, olvida esa estúpida idea

-Yo... Necesito irme sola, con mi hija.

¡ELLA NOS VA A ABANDONAR!

Max alzó unas de sus cejas y abrió ligeramente su boca sorprendido.

-¿Qué?

Lizbeth frunció su ceño.

-Voy a irme, no necesito vacaciones, estoy renunciando ahora.

Ella lo dijo de manera lenta cómo si él fuese retrasado mental.

¡NO VAS A DEJARME! 》

-¿Cómo...? ¿Por qué? -Él parpadeó varias veces cambiando su semblante a uno serio después-. Hay un contrato de por medio...

-Lo lamento.

No, tú vas a lamentarlo...

¡NO! 》 Grizzly retumbó en su cabeza e hizo que diese un paso atrás pertubado.

Max gruñó por lo bajo apretando sus puños tras su espalda, aguantando de ir hacia ella.

-Aumentaré tu sueldo -murmuró sin más mirando hacia una de las plantas fingiendo aburrimiento-. ¿Eso necesitas?

Ella parecía ofendida ahora, él rodó los ojos por dentro gruñendo.

-No, no necesito más dinero, simplemente voy a renunciar.

-No puedes, no sin una causa justificada -su voz sonó indiferente mientras comenzaba a andar alrededor del patio fingiendo tranquilidad-. No vas a recibir una compesación si renuncias.

-Está bien.

Lizbeth volvió sobre sus pasos y Max pensó que ella había abandonado la idea de renunciar.

Necesitaba a Chloe ahora, mismo.

Estaba tan enojado, sentía que en cualquier momento podía estallar. Se permitió temblar, sintiendo un nudo en su garganta mientras fruncia el ceño mirando sus manos.

Ella apareció de nuevo con un gran bolso de viaje, en su mano mientras evitaba su mirada caminando hacia dónde estaban sus maletas.

-¿Qué demonios haces? -Ladró caminando hacia ella de manera rápida tomando su bolso y dejándolo en el suelo-. ¿Qué crees que haces?

Ella suspiró colocando sus manos en sus caderas.

-Voy a irme, he renunciado, cuando salga solucionaré los papeles con Chloé.

Grizzly (Parte I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora