Max no era un hombre de rutinas sin embargo su vida se había convertido en algo por el estilo en el último mes.
Grizzly había comenzado a aceptar menos pedidos, las cosas en el club marchaban bien y en su empresa había vuelto a aparecer en las reuniones, incluso había accedido a algunas entrevistas...
Los fines de semana se habían convertido en largas tardes viendo películas o si el tiempo era óptimo Liz iba a la playa muchas veces acompañada por Max. Ells se mostraba muy amigable y podía pasar horas escuchándolo.
Así que cuando había llegado y había visto a Lizbeth regando sus rosas junto al jardinero charlando animádamente, eso le había molestado.
¿Qué mierda le había molestado?
Le había dado por el centro de los huevos.
Había querido tomar al jardinero por sus ropas, y enterrar su cara en el rosal, disfrutando de ver las espinas rasgar su piel y la sangre comenzando a salir, incluso podría tener algo de suerte y conseguir que espinas entraran en sus ojos...
¡No tenía derecho!
Bajó de su lamborgini luciendo malditamente terrorífico. Matt era un chico joven, no debía pasar de los veinticinco y Chloé lo había contratado hacía un mes para ocuparse de las plantas de jardín luego de que su antiguo jardinero se jubilara. Grizzly no tenía ni idea de esa mierda pero Chloé estaba muy satisfecha con su trabajo. Si no tuviese novio, pensaría que su amiga lo había elegido por su figura...
Claro que había notado que Lizbeth había plantado flores en la entrada, no era estúpido, las flores de invierno siempre eran las que su madre utilizaba para colocar en el jardín porque según ella los días grises se veían menos grises desde su ventana.
Sin toda la iluminación que Lizbeth había sacado de navidad, la casa se veía un poco más acogedora con todas las flores que la mujer había plantado junto con Chloé por todo el jardín y parte de la entrada.Pero ahora empezaba a pensar que quizás lo habían hecho para ver más al jardinero.
Ella apenas lo miró para hacer una ligera reverencia a modo de saludo y una sonrisa nerviosa, su jardinero la imitó y Grizzly tuvo que evitar rodar los ojos al ver al chico intentando con toda sus fuerzas no mirar sus cicatrices. Ni siquiera se molestó en saludar, pasó de largo hacia la entrada abierta con la pequeña Emma jugando en el suelo con sus juguetes que le habían regalado en Navidad, luciendo largos rizos.-¡Grizzly! ¡Hola! -Ella sonrió, en su infantil inglés le había saludado y eso hizo que picaran sus manos.
-Hola...
-¡Jugar! -La niña le pasó una de sus muñecas intentando que él la tomara.
-Deja tranquilo al señor Max, hija... -Murmuró Lizbeth desde la entrada con la pala en su mano, luciendo algo avergonzada.
Su inglés había mejorado también.
Grizzly apretó su mandibula y pasó una mano por el pelo de la niña, para luego pasar sobre ella y seguir su camino hacia su habitación.
No iba a mirarla, por Dios que no iba a hacerlo.
Liz suspiró temblorosamente, aferrándose a la puerta de la entrada.
-Me marcho Liz, cuídate -dijo Matt desde lejos.
Ella se giró, sonriendo ampliamente y despidiéndose.
Jesús.
Estaba guapísimo.
Mordió su labio volviendo hacia donde estaban sus flores y recogiendo sus cosas, su jefe no podía lucir mejor. Últimamente él pasaba más tiempo en el gimnasio que tenía en la casa, y ella lo estaba notando demasiado.
Sus músculos siempre habían sido grandes pero ahora comenzaba a ser demasiado consciente d eellos. Su espalda era amplia, demasiado amplia y fibrosa pero sus brazos, sus brazos realmente parecían pelotas de fútbol, nunca antes le habían llamado la atención los chicos con un fisico culturistas pero su jefe, bueno, en realidad no se veía artificial, se veía de alguna manera cómo un bárbaro, como los de sus novelas que leía por las noches. Demasiado viril, con su ancho cuello y su mandíbula tan cuadrada y grande. Además la notoria diferencia de altura la hacía sentir muy pequeña a su lado... Lizbeth se sonrojó, terminando de entrar en la casa.
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Grizzly (Parte I)
RomansMaximiliano Woods. Empresario reconocido, hijo de una buena familia neoyorkina,luego de que su familia muriera y él tuviera un horrible accidente, su vida se volvió cenizas al despertar y verse lleno de cicatrices y quemaduras. Vive para su trabajo...