Grizzly sonrió clavando en su brazo la aguja. Realmente este tipo de muerte era demasiado aburrida.
El muy estúpido ya estaba medio drogado cuando había llegado, demasiado gordo y pesado para coordinar sus pasos apenas había puesto resistencia.
Estuvo tentando de jugar un rato con él, quizás clavarle algunas puñaladas pero su encargo había sido claro, hacerlo pasar como un accidente. La policía desecharía el caso apenas supieran que era un proxeneta del tres al cuarto que había muerto por sobredosis.
Disfrutó de ver al hombre en un ataque de lucidez mirarlo con el terror reflejado en sus ojos y no pudo evitar reír. Realmente era un hijo de puta con suerte... Él realmente estaba de buen humor.
Pronto estaría comiendo lasaña, con una buena copa de vino mientras Liz le contaba lo que había hecho en el día...
Mientras salía por la parte trasera del local escuchó unos sollozos siendo tapados por alguien, podía reconocer a la perfección aquel sonido. Se giró mirando hacia el callejón a su costado reconociendo la silueta pálida de una adolescente rubia quién estaba contra la pared mientras un hombre se cernía sobre ella en lo que parecía un intento de violación. Max rodó sus ojos y lo ordenó seguir su camino, estaba hambriento y cansado.
Pero Grizzly comenzó a caminar hacia ellos con un extraño mal presentimiento, aquellas trenzas le recordaban a alguien.
Cuando ella giró su cara hacia él la reconoció como Priscila o más bien conocida como Cat, la gatita colegiala de su club que apenas llevaba trabajando dos semanas. Y rápidamente se abalanzó sobre el hombre apartándolo de la pequeña mujer.
Priscila le recordaba mucho a su hermana, era pelirroja y también sus ojos eran de un extraño color azul mezclado con gris, era bajita de no más de metro sesenta por lo tanto al verla había pensado que aún era una adolescente. Priscila no recordaba mucho de su vida, se había quedado huérfana y había acabado en un orfanato, además sufría de pérdida de memoria transitoria debido a un fallo neurológico con varios episodios al día en donde no era capaz de recordar más allá de su nombre por algunos minutos y tenia algunos problemas en recordar momentos previos. Es por ella que siempre llevaba un cuaderno en donde anota sus datos y su horario además de llevar un reloj de muñeca que siempre le indicaba la hora a la que tenía que hacer cada cosa.
¿Qué hacía tan lejos de su casa?
Priscila miró la escena llorando mientras tapaba su boca haciéndose una bola en el suelo.
Demasiado cabreado, Grizzly clavó en su pecho la primera puñalada, la resistencia de la carne y grasa lo hizo sonreír, dejó que su brazo ejerciera más fuerza hasta que casi pudo sentir la resistencia del hueso, la sangre caliente empapó su guante mientras su ropa se manchaba junto con la del hombre quién lo miraba con sus ojos abiertos en shock.
Aflojó el agarre de la boca del sujeto con la palma de su mano escuchándolo gemir de dolor. La música que venía desde dentro del burdel había tapado sus gritos y sabía que ningún policía pasaría por allí.
Aunque le gustaba jugar con sus presas, la verdad es que iba algo justo de tiempo, Liz había mencionado lasaña de carne en su llamada del mediodía y él realmente quería comer lasaña y aún debía poner a salvo a su chica.
Ese pensamiento racional de Max hizo que soltase al hombre y pegase una patada en su trasero borracho. Sacó su teléfono marcando el número de sus chicos de confianza para que vinieran a buscar al hombre y tirarlo en algún lugar se Harlem mientras se sacaba su sudadera manchada.
Tomó a la chica levantándola del suelod de forma hosca.
-Priscila... Tranquila, soy yo.
Esta levantó su vista confusa mientras dejaba de llorar.
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Grizzly (Parte I)
Любовные романыMaximiliano Woods. Empresario reconocido, hijo de una buena familia neoyorkina,luego de que su familia muriera y él tuviera un horrible accidente, su vida se volvió cenizas al despertar y verse lleno de cicatrices y quemaduras. Vive para su trabajo...