Capítulo 01| Sin beso, no hay obsequio.

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Ellery🌷

Miro mi rostro en el espejo, preguntándome por qué changos le hago caso a mi madre cuando claramente a esa señora le falta un tornillo. Mi rostro ahora mismo luce como si lo hubiera sumergido en vómito.

La mascarilla de miel, café y vaya a saber Dios qué más, se escurre por mi rostro y lo peor es que no me gusta el café, por ende, sentir como los granitos se cuelan en mis labios haciéndome imposible el no saborearlos, hace que una mueca de asco se dibuje en mi rostro.

—¿Y qué es lo que se supone que hace esto? —Pregunto a mi madre, señalando la mezcla en mi rostro. 

A través del espejo observo como ella termina de colocar la mascarilla en su cara. Deja a un lado la paleta de madera que estaba utilizando y me devuelve la mirada.

—En verdad no lo sé, pero el artículo decía que era buena para la piel —responde, encogiéndose de hombros para seguidamente tomar la revista que leía anteriormente.

La observo estupefacta.

Sarah Taylor, señoras y señores.

Quiero hablar, pero en cuanto percibo el sabor a café en mi paladar, me abstengo de hacerlo.

Decido salir al patio trasero, donde mi hermano menor disfruta feliz de la vida en la piscina inflable que Roger le compró hace unos días y de la que no ha salido —excepto para comer e ir al baño— desde que la susodicha fue llenada con agua.

—Pareces un monstruo come basura —espeta el renacuajo al verme.

Su cuerpecito de tez blanca se encuentra enfundado en unos pantalones de baño y una pelota de playa flota a su lado.

—Y tú pareces una pasa de lo arrugado que estás —contraataco, tomando asiento en la tumbona de plástico para tomar el libro que leía antes de que mamá decidiera embadurnar mi rostro.

Pequeñas gotas de agua llegan a salpicar mis piernas cuando Cody la hace chapotear con sus manos. 

Le doy una de mis peores miradas y él, en respuesta, me saca la lengua.

Si algo le hubiera pasado a mi precioso libro...

The hating game se lee en la portada, decido ignorar al tontito que tengo por hermano y abro el libro en el capítulo donde me quedé, la emoción recorre mi cuerpo cuando leo la escena del ascensor.

Por… Dios…

—¡Elle, ya pasaron los veinte minutos! —Grita Mamá, sacándome del precioso momento donde Joshua le manda las flores a Lucy. 

Resoplo, parándome para ir a su encuentro.

Odio que cuando estoy tan sumergida en la lectura me saquen tan abruptamente de ella. 

¡Compasión, por favor!

Mamá me hace una seña hacia el baño y me introduzco en el pequeño cuarto, abriendo el grifo del lavamanos para enjuagar mi rostro. Siento un profundo alivio cuando puedo ver al fin mis pecas libres de esa cosa.

Nota mental: no dejarme poner cualquier cosa en el rostro, y menos si es por consejo de mamá. 

Vaya a saber Dios si no voy terminar con la piel hecha mierda.

Los mejores amigos no se besan (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora