Capítulo 04| Solo si te vas conmigo.

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Ellery🌷

Cuando llegas a tu casa después de lo que sentiste una mañana extenuante y agotadora, lo mínimo que esperas es que te dejen darte una ducha y luego perderte en el mundo de los sueños, no obstante, eso no es algo que pase en la casa Fanning, pues ni cinco minutos después de que Noah me dejara en la entrada, mamá ya me estaba mandando a ir comprarle un par de cosas para la comida. Y yo solo pensé en que si la tierra se abriera y me tragara yo no me quejaría. Pero la cosa no termina ahí, porque tan pronto llego de la tienda con una bolsa que pesa más que mi vida —y la cual tuve que cargar todo el tiempo a pie—, me veo sorprendida por encontrar a mis amigos ahí. 

No me malentienda, los amo, mucho, pero no me siento con ánimos para lidiar con otra cosa que no sea mi cama.

—¡Hasta que al fin! —Exclama Ben, levantándose del sofá—. Te espero en tu habitación, apresúrate. —Y así nomás, sube las escaleras.

—¿Y este qué? —Inquiero confundida, viendo a los primos.

Helena me sonríe, viéndose igual de confundida que yo.

—No tengo idea. —Se encoge de hombros.

Hace unos cortos tres días desde que la rizada llegó de España para culminar su último año aquí, según me había dicho, estaba curiosa y emocionada por conocer sobre las maravillas de las que Noah habla cuando se reúnen en las vacaciones. 

Por lo que había entendido, Helena es dominicana ya que había nacido y criado en ese país hasta los doce años, cuando su mamá decidió que se mudarían a España junto con la familia de esta para tener una vida mejor. Su madre Corinne es una de las hermanas menores del padre de Noah.

Lena —como prefiere ser llamada— es la persona más dulce que he conocido en mi vida, y bueno, si soy honesta, un poco loca también. Es de esas personas risueñas que se ríen por la más mínima tontería, y aunque al principio parecía tímida, ya que ha tomado confianza te das cuenta de que la chica es como un huracán de abrazos y carcajadas. Si tuviera que definirla en un personaje, sería Olaf, sí, ese muñeco de nieve de la película Frozen; es parlanchina, amigable y le encanta abrazar a la gente.

¿Todo eso lo he aprendido en tres días? Pues sí. La chica es como el agua cristalina de un manantial, extremadamente transparente. 

—Él solo irrumpió en mi hogar hablando de que necesitaba una junta de concejo urgente —habla Noah, guardando su celular en el bolsillo de su pantalón.

—Déjenme llevar esto a la cocina.

—Te ayudo. —Se apresura el castaño, quitándome la bolsa más pesada y la cual él carga como si todo mi drama interior solo fueran patrañas.

—Yo iré subiendo —avisa Lena y yo asiento, siguiendo a mi mejor amigo a la cocina.

—¿Me puedo quedar con el cambio? —Pregunto a mamá, contando los dos dólares con veinte centavos.

Ella asiente.

—Pero me ayudarás con la cena más tarde.

—En ese caso quiero diez más —digo, seria.

—¿Y friegas después? —Mi progenitora enarca su ceja.

—Trato.

—Hecho. —Estrechamos nuestras manos.

Siganme para más tips de como negociar.

Noah solo observa con cierta diversión nuestra interacción.

—Mejor vamos a ver que quiere Ben —dice y asiento.

Cuando llegamos a mi habitación, encontramos al ojiazul tirado en mi cama sobre su espalda en una posición muy parecida a la de una estrella de mar.

Los mejores amigos no se besan (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora