¿Delacour? // Harry Potter & Tú

Hogwarts

En la tarde, tenía todas mis cosas listas. Madame Maxime me había enviado otra carta diciéndome que debía estar a las siete en el despacho del profesor Fourneau (director adjunto y profesor de encantamientos) con mis cosas, y él me diría como iba a trasladarme a Hogwarts.

Antes de dirigirme al despacho del profesor, me despedí de Arianne y Emil.

- ¿Estarás todo el año allá? - preguntó Emil.

- Si, regresaré cuando los demás regresen.

- Promete que me enviarás cartas - dijo Arianne.

- Si, queremos al menos una a la semana - añadió Emil haciéndome reír.

- No seas tonto - le dijo Arianne - Queremos una carta al día.

- ¿Qué? - exclamé - Confórmate con dos a la semana. Mi pobre Asch tiene que descansar.

- Bien. Pero solo porque me cae bien tu lechuza.

- Los quiero - dije - Los voy a extrañar.

- Nosotros a ti. Me vas a dejar con la loca de Arianne - dijo Emil, ganándose un suave golpe en el hombro por parte de Arianne.

Los abracé a ambos mientras todos reíamos. Y después caminé con mi baúl y la jaula de Asch hacia e despacho del profesor.

Toqué la puerta una vez que llegué.

- Pasa - escuché la voz del profesor desde dentro y entré.

- ¿Ya estás lista? - preguntó y asentí - Bueno, usarás este traslador - dijo apuntando a un reloj de bolsillo un poco roto que estaba en su mesa.

- ¿Un traslador? - pregunté confundida.

La verdad, nunca había viajado por traslador.

- Si, solo lo tocas, sentirás una pequeña sacudida y estarás ahí - explicó.

- ¿Qué hay de mi baúl y mi lechuza? - dije señalándolos.

- Oh. no te preocupes, los enviaré allá con un encantamiento.

- ¿Y por qué no puedo ir yo allá con un encantamiento nada más? - pregunté. El profesor rió.

Definitivamente estaba nerviosa, no sabía si esto del traslador iba a gustarme.

- El encantamiento es solo para objetos. Vaya, eres muy graciosa. Cuando llegues allá tus cosas estarán en la habitación asignada para ti en el carruaje.

Asentí.

- Por cierto, aterrizarás frente a la reja de entrada, no te preocupes ahí habrá alguien esperándote.

Volví a asentir.

- Creo que ya es hora, querida. Sólo toca el traslador. Y no lo sueltes hasta tocar el suelo.

- Gracias, profesor.

Sin muchos titubeos, toqué el reloj.

- Espere, ¿dijo "aterrizar"?

De repente sentí como si mis pies despegarán del suelo y todo empezara a girar a mi alrededor. Me estaba alzando tanto que pensé que me estrellaría con el techo del despacho. Mi respiración se iba de momentos. Siempre la había temido a las alturas. Impulsivamente grité y cerré mis ojos. Mi estómago no se sentía muy bien. ¿Quién demonios inventó esto?

Aún cuando sentí mi cuerpo golpear contra el suelo, seguí gritando.

- Auch - me quejé.

- ¿Estás bien? - escuché una voz preguntarme.

- Si, gracias. Creo que prefiero viajar en tren. Nunca me han gustado las alturas.

Me levanté tambaleándome un poco. Estaba segura de que tenía aspecto de haberme tomado unos tragos de whiskey de fuego. Saqué mi varita del bolsillo y usé unos hechizos de los que me había enseñado Fleur para arreglarme otra vez.

- Listo, ¿ahora qué? - pregunté a la persona que estaba ahí también.

Era grande y alto, casi como Madame Maxime y tenía una barba algo larga.

- Soy Hagrid, el guardabosques de Hogwarts - se presentó - Te llevaré con los demás de tu escuela.

- Un gusto, Hagrid - me costó un poco pronunciar su nombre pero lo hice - Soy ____ Delacour.

- Bueno, bienvenida a Hogwarts, _____.

La reja se abrió y alcé mi vista para encontrarme con el gran castillo. Me acordé de la primera vez que había visto el de Bauxbatons. Ambos castillos eran diferentes, pero igual de asombrosos. Tenía ganas de descubrir que había dentro de él y explorarlo todo, supongo que ya lo haría después.

- Es genial - dije maravillada.

- Te llevaré al carruaje de tu escuela, que es donde se están quedando. Tengo entendido que tu hermana te está esperando.

- Está bien.

Me guió por los terrenos de Hogwarts hacia el carruaje.

- Y una cosa más, los alumnos no tienen permitido entrar al bosque.

- ¿Por?

- Es peligroso.

Asentí. Pero ahora sentía curiosidad.

Llegamos al carruaje, Hagrid se fue y yo entré, encontrándome con un muy agradable y elegante vestíbulo con sillones en color azul parecido al de los uniformes, las paredes eran blancas junto a otros adornos cómo pequeñas mesitas y lámparas, en este momento apagadas. Las cosas tenían detalles en dorado, incluyendo el gran candelabro que colgaba del techo en este momento. Todo me recordó demasiado al castillo de Bauxbatons.

Más al fondo del pequeño vestíbulo, vi un pasillo con puertas a ambos lados de las paredes, como un hotel muggle. Lo recorrí, cada puerta tenía un número y cuatro letras debajo de él. Quise creer que las letras debajo del número eran iniciales de nombre y apellido, así que busqué las letras "D, F" para ver si encontraba a mi hermana.

Toqué la puerta cuando la encontré y, efectivamente, ahí estaba mi hermana sentada en un escritorio escribiendo algo. Su habitación era casi igual a la que compartía con Arianne en Bauxbatons y tenía dos camas también.

- ¡Fleur! - grité dándole un susto.

- ¡____! Me espantaste - dijo y se paró para abrazarme.

- Felicidades.

- Oh, gracias. ¿Apenas llegaste? - asentí - Ven, te muestro tu habitación.

La seguí nuevamente por el pasillo, hasta la última puerta de este, con las iniciales "D, __" abajo del número.

Esta habitación era parecida a la de Fleur solo que más pequeña y con una sola cama, perfecta para una persona. Mis cosas ya estaban ahí.

- A ti no te toca compartir habitación. Yo estoy con Lorraine. Te dejo para que descanses un poco. La cena es más tarde, vengo por ti si quieres.

- Bueno, gracias Fleur.

Tenía mucha flojera como para arreglar mis cosas yo sola, así que lo único que hice fue sacar pluma, tinta, pergamino, cera, un sello y perfume. Si, me gustaba hacer cartas bonitas, y la costumbre de perfumarlas me la había pegado Fleur desde pequeña.

Remojé la pluma y empecé a escribir.

"Estoy en Hogwarts"