Hogsmeade

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Jake y yo intentábamos hacer nuestra tarea en el Gran Comedor porque dos cabezas piensan mejor que una y a ninguno de los dos se nos dan bien las pociones. No nos importa acaparar gran parte de la mesa con nuestros libros y pergaminos, tampoco es como que haya muchas personas aquí. Hoy es día de visita a Hogsmeade y la mayoría, al igual que Fleur, ya se han ido.

— ¿Tú crees que Snape se de cuenta si copiamos todo directamente del libro? —le pregunto a Jake.

— No sé, podríamos intentarlo y si se da cuenta le decimos que toda la información nos pareció tan importante que no supimos que quitar.

Lanzo un bufido y vuelvo mi vista a mi pergamino en blanco, bueno, no está en blanco, tengo el título.

— ¿Y si mejor no la entregamos?

— Pues prefiero no entregarla a que me explote el cerebro.

— Olvidas que no te puede explotar algo que no tienes, jirafo.

— ¡Ey! —dice fingiendo lanzarme su pluma y el movimiento hace que dos gotas de tinta provenientes de la pluma caigan en mi cara, muy cerca de mi ojo izquierdo.

Jake suelta una carcajada y antes de que pueda decir algo, imito su movimiento manchando su mejilla de tinta.

— ¡Que lindos lunares! —me burlo.

— ¿Te gustan? Si quieres te hago unos —contesta sacándome la lengua.

Mi mejor amigo vuelve a lanzar tinta y me agacho lo más rápido que puedo. La tinta pasa por encima de mi cabeza y sin querer se estrella cerca del ojo de Cedric.

— Lo siento, se supone que le iba a dar a esta —dice Jake señalándome.

Cedric hace un ademán despreocupado con la mano y toma asiento a mi lado, observando con confusión el desastre de cosas en la mesa.

— ¿No preferirían estar en Hogsmeade? —pregunta extrañado.

— Obviamente, pero no podemos ir.

— Estamos castigados desde que nos atraparon regresando de las cocinas en la noche gracias al sonámbulo —explico señalando a Jake.

— Cállate, estrellas.

— Mejor no pregunto —volvió a hablar Cedric.

— ¿Y tú porque no estás en Hogsmeade?

— Estaba buscando a Cho, después vamos a ir al salón de té de Madame Pudipié, me dijo que la viera aquí y no la he visto así que vine con ustedes y ahora tengo una mancha de tinta en la cara —ríe.

— De nada —bromea Jake.

— Cho ya está aquí —anuncio mirando a la entrada del comedor— ¡Suerte en tu cita! Quiero los detalles más tarde.

Reímos y volvemos a quedar solo Jake y yo y la tarea de Snape por lo que parece una eternidad. La profesora McGonagall se nos acerca

— Williams, Delacour, ¿qué hacen aquí? La hora del desayuno ya acabó, ¿por qué no están en Hogsmeade?

— Estamos castigados, profesora —responde Jake sin quitar la mirada de su tarea.

— ¿En serio?

La miramos con confusión.

— Usted nos castigó, profesora, la otra noche, nos dijo que usted nos iba a avisar cuando el castigo hubiera terminado —digo.

— ¿No les dije ayer que ya terminó su castigo? —negamos— Estoy segura de que se los dije, bueno, ya váyanse.

No lo pensamos dos veces y nos levantamos de la mesa casi corriendo.

¿Delacour? // Harry Potter & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora