Porque ustedes lo pidieron...
Sorprendentemente no me encuentro a Potter después de aquel incidente con el periódico y es un alivio porque no sé si lo que siento es enojo o frustración (puede que ambas) , aunque algo en mi dice que si lo viera, me darían ganas de pararme en frente de él y gritarle "me gustas tú, pedazo de imbécil, ya date cuenta", y la verdad no es tan mala idea pero igual no gracias.
Herbología es la última clase del día y no me toca con mi mejor amigo, sino con las casas de Ravenclaw y Slytherin. Saludo a Cho y a Marietta mientras me acerco, como siempre hago en esta clase. En lugar de devolverme el saludo, Cho me dedica una mirada de fastidio y arrastra a Marietta lejos de mí cuando intento acercarme a preguntar el porqué. No hay que se inteligente para notar que está enojada y por las miradas que me dirige durante el resto de la clase, yo soy la razón.
Mi mente divaga hasta darle vueltas una vez más a eso de la Segunda Prueba. Cedric trató de sacarme del lago a mi antes que a Cho, o al menos eso había dicho Harry, digo Potter, y puede que sea un estúpido (gran parte de los chicos lo son, Fleur me lo ha dicho y le creo) pero no es un mentiroso.
La profesora Sprout me llama la atención y regreso a prestarle atención a la actividad de la clase. Me junto con un chico de Ravenclaw y una chica de Slytherin para trabajar. Ninguno de los dos hace más que lo que indica la profesora.
Presiento que si les intento sacar plática me van a mirar más feo que Cho, hasta que la Ravenclaw empieza a tararear Sweet Caroline repentinamente. Sin pensarlo, empiezo a cantar. El Slytherin tarda unos segundos en hacer lo mismo y yo ya estoy comenzando a bailar aunque no del todo bien.
Acabamos la actividad justo a tiempo y continuamos hablando de la música muggle que conocemos los pocos minutos que quedan. Después de despedirme de mis nuevos amigos, hago un último intento por hablar con Cho pero es en vano y tampoco puedo preguntarle a Marietta que tiene porque una vez más, la arrastra con ella a la salida, no sin antes lanzarme una mirada furiosa, claro, y las pierdo de vista.
De regreso a mi habitación del carruaje, me siento en la mesita y saco el pergamino, mi pluma y la tinta con la intención de hacer mi tarea. Pero, como ya es costumbre, yo sola me distraigo con cualquier cosa y sin darme cuenta, termino afuera recostada en el pasto con la mirada en el cielo a una distancia considerable del carruaje.
Oigo pasos caminar hacia donde estoy y no me molesto en girar a ver quién es.
— ¿Estás bien? —su voz no se oye como todos los días y paso de estar recostada a sentada.
— No, ¿tú?
— Tampoco.
— ¿Pasó algo?
Lanza un soplido desanimado mientras toma asiento frente a mí.
— Cho no quiere hablarme, me ha ignorado desde Hogsmeade. En lo de Madame Pudipié me preguntó por Fleur.
— ¿Fleur?
— Sí, me preguntó que qué somos y le dije que amigos nada más.
— Entonces, estaba celosa.
— No sé, luego íbamos saliendo y escuchó cuando Harry te decía lo de la prueba.
— Oh... —hago una mueca temiendo lo que venga después— ¿Qué le dijiste?
— La verdad, Harry no estaba mintiendo, la cosa es que regresó al castillo corriendo, y ni siquiera he tratado de arreglar las cosas con ella. Estoy confundido.
— No eres el único, está enojada conmigo también.
— ¿Por?
— No estoy segura, tal vez tenga algo que ver con eso que dijo Potter.
— ¿De qué hablaban, en Hogsmeade? Te veías molesta y vi cuando le pegaste con el
periódico —pregunta riendo.Su risa es contagiosa y le cuento sobre la discusión con Potter, incluyendo lo del perro y el periódico.
— Entonces a ambos nos hicieron escenas de celos el mismo día y ahora están enojados con nosotros, interesante.
Nos sumimos en nuestros pensamientos y el silencio se hace presente por un momento.
— ¿Por qué nos sigue pasando lo mismo, Ced? Tal vez es una especie de maldición.
— Tal vez... o tal vez es... —se queda pensando, como si buscara la palabra indicada— una señal —termina en un tono juguetón que nos provoca a ambos una risita.
Se hace tarde, el sol se está yendo, el viento empieza a ser más frío y debo acabar la tarea de Snape que había pospuesto desde el día de la salida a Hogsmeade.
— Debería irme ya, tengo tarea.
— ¿De qué? —pregunta mientras se levanta.
— Pociones —respondo con una mueca.
Quizás no sufriría tanto con la tarea si la hubiera hecho el fin de semana pero, meh, nací siendo experta en hacer las cosas a último minuto.
Me tiende su mano, y tiro de ella para levantarme, tomo más impulso del que debía y la acción resulta torpe, provoca que pierda el balance, sin embargo, su mano no suelta la mía y se encarga de devolvérmelo. La velocidad del movimiento nos acerca más de lo normal y nuestras miradas sin duda reflejan toda la confusión y extrañeza que llenan nuestros pensamientos.
Sin darnos cuenta, ambos acortamos la distancia entre nuestros rostros hasta que es difícil el siquiera llamarle 'distancia'.
Sus labios apenas rozan los míos y un tenue cosquilleo me recorre de cabeza a pies. El contacto es dulce y cariñoso y distinto. Olvido donde estoy, creo que ambos lo hacemos, porque de un momento a otro, está besándome y, por muy sorprendente e increíble que resulte la acción, no me alejo, e incluso permito que una de mis manos juegue con su cabello casi al mismo tiempo en que rodea mi cintura con su brazo y me pega más a él.
Un sentimiento que no reconozco se hace presente en mi pecho. Y decido ignorarlo.
Los terrenos del castillo de Hogwarts son realmente extensos, tanto que ninguno de los dos se percató de un par de ojos verdes presenciando la escena con sigilo e interés desde detrás de unos arbustos, ni del flash de una cámara disparándose en el peor momento.
Y que arda Troya.
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¿Delacour? // Harry Potter & Tú
Fanfiction____ Delacour lleva una vida considerablemente tranquila y feliz al lado de sus padres y hermanas, sin olvidar a su mejor amiga Arianne. Pronto, el Torneo de los Tres Magos dará inicio y ____ tendrá que visitar el Colegio Hogwarts de Magia y Hechice...