Algo Más

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Recorría los pasillos en dirección al estadio de Quidditch treinta minutos antes de de la hora que McGonagall le había dicho, todo gracias a las insistencias de Hermione. Su amiga le había repetido hasta el cansancio que debía llegar temprano.

Mientras caminaba, se preguntaba cuál sería la siguiente y última prueba del Torneo al que ni siquiera había deseado entrar y le había causado tantos problemas. Su cabeza no daba con algo peor o más difícil que las pruebas anteriores. Si la Primera Prueba lo hizo enfrentarse a un dragón enorme y lanzallamas; y la Segunda lo había hecho sumergirse en el Lago Negro para rescatar a su mejor amigo, ¿qué podía esperar de la Tercera? ¿Qué podía esperar de aquella que todos juraban era la más peligrosa?

— ¿Potter? —murmuró la chica, como si no supiera si la situación era real.— ¡Potter! —exclamó cuando cayó en cuenta de que, en efecto, era real, y luego no supo que decir.

Ambos se quedaron donde estaban por un momento, casi estáticos sin dar impresión de acercarse, pero tampoco de alejarse. La mirada de _____ exploraba el lugar nerviosamente, a ratos se posaba en un punto del techo, en las antorchas que alumbraban el pasillo, en aquella línea en el suelo, en una estatua extraña más adelante, en la pared, luego la otra pared, en todos lados; menos en el chico de pelo azabache y ojos verdes frente a ella. No porque no quisiera, sino porque temía hacerlo y encontrarlo indiferente. Por otro lado, su apellido saliendo de los labios de la chica fue suficiente para que Harry olvidara sus preocupaciones por el Torneo.

En su mente, Harry revivió la última vez que habían estado cerca. Había ido mal. Solo lo consolaban las ultimas palabras que _____ le había dicho antes de irse. Y se reprochaba a sí mismo al pensar que ella no había recibido respuesta. Este vez no iba a terminar como las dos anteriores: con alguno de ellos corriendo dejando la conversación inconclusa. Ya no lo iba a permitir.

— Mira, yo... —la voz de la rubia interrumpió su reflexión.

— _____.

— Sobre lo del otro día, creo que...

— _____.

— Podríamos ignorarlo, olvidarlo, sí, eso, probablemente es lo mejo-

— No.

La interrupción brusca pero firme impactó a la rubia y decidió, al fin, posar su mirada confusa en el chico frente a ella.

— Pero-

— _____, por favor déjame hablar primero, porque soy yo el que te debe una disculpa —dijo más decidido de lo que esperaba, sorprendiendo también a ____, quien asintió.

Harry se aclaró la garganta, sabía perfectamente lo que quería decirle pero no cómo iba a hacerlo. Ella lo miraba con ojos expectantes que bastaban para ponerlo nervioso y hacer aparecer el rojo en sus mejillas. ¿Así cómo no desconcentrarse? Pero tampoco la iba a dejar esperando, entonces habló.

— Fui injusto contigo. He estado prestando más atención a los artículos de Rita Skeeter que a lo que tu tienes que decir. Debí haber ido a preguntarte si quería saber algo en lugar de enojarme y creer a ciegas todas las estupideces que se inventa. Tampoco estuvo bien lo que te dije ese día en Hogsmeade. Y lo siento. Siento no haber escuchado la única verdad que cuenta: la tuya. Te pido perdón si arruiné una parte de tu tiempo aquí en Hogwarts, y quisiera reponértelo. Si tú me lo permites, claro.

No tenía reloj, no sabía cuanto tiempo más iba a tardar en llegar al estadio, quizás podía llegar a tiempo todavía, quizás ya iba tarde. Pero, con _____ delante, no podía importarle menos.

— Tendré que darle crédito a los rumores porque me hicieron aceptar lo que le había negado a mi padrino. Estaba un poquito celoso, de Cedric, de Jake por tenerte tan cerca. Porque no te quiero como a mi mejor amiga o como a la primera chica que me llamó la atención. Es tan diferente que no entiendo como me tardé tanto en saberlo, y no sabes como lamento que tuve que ver esa foto en el articulo de Rita para por fin darme cuenta de lo que siento por ti.

Harry hizo una pausa. ______ Delacour había agachado ligeramente la cabeza, como si escondiera algo. De igual manera, Harry continuó.

— Te quiero porque tus bromas y burlas me hacen reír como nadie-

— ¿En serio? —lo interrumpió volviendo a mirarlo incrédula. Ahora podía verlo, su rostro había adquirido un tono rosado a la altura de sus mejillas.

— Quizás no parece, pero sí —contestó el azabache sonriendo y se acerco a ella, tanto como cuando bailaron juntos en Navidad, tanto que solo hacía falta susurrar para que lo oyera perfectamente—. Déjame seguir, Delacour. Te quiero porque estar contigo tiene un efecto en mí que vuelve borrosa y tolerable cualquier preocupación; porque quiero pasar todo el tiempo que pueda contigo antes de que te vayas, incluso si eso significa extrañarte todos los días después; y porque cuando estoy contigo no soy Harry Potter, el niño que vivió, sino solo Harry o, más bien, solo Potter.

_____ soltó una risita ante esas últimas palabras, desconcentrando por un momento a Harry. Sonrió de nuevo y volvió a su discurso, ya para terminar.

— Y no, ____. No quiero ignorar lo que me dijiste el otro día, ni hacer como si nada hubiera pasado, porque de haber reaccionado más rápido, te habría podido decir que tu también me gustas y más.

Podía sentir su respiración y sus frentes a nada de tocarse. Sin pensar, llevó una mano a la cintura de la chica y otra a su cabello. Al ver que ella no se alejó, empezó a jugar delicadamente con un mechón. Cuánto había deseado tenerla así de cerca de nuevo. Desde que su nombre había entrado al Cáliz, la sospecha de que alguien quería perjudicarlo había sido imposible de evadir, pero, en este instante, Harry podía ignorarlo todo: el Torneo, la Prueba, Skeeter y sus artículos, nada de eso existía por ahora. Eran sólo el y la ocurrente chica que le regalaba momentos de paz sin siquiera intentarlo. Ella había cerrado los ojos, sus labios empezaban a formar una sonrisa juguetona y él ya sabía cuales iban a ser sus siguientes palabras.

— ¿Estás coqueteando conmigo, Potter?

Ninguno de los dos pudo contener la risa, la de él más grave que la de ella. Esta era quizás la primera vez que ambos reían al mismo tiempo, juntos. Ojalá no fuera la última también.

— Sí, Delacour, justo eso estoy haciendo. —con sus ojos en los de ella, acomodó el mechón con el que jugaba detrás de su oreja y, suavemente, movió su mano a la mejilla de la rubia, acariciandola como si fuera de cristal. Con su pulgar recorrió sus labios para después acortar aún más la distancia entre ambos y poder susurrar contra ellos—. Y quisiera hacer algo más.

— Adelante, ya me lo debías.

Y lo hizo.  Porque ya no podría haber resistido más.

No era un experto en estas cosas, más bien todo lo contrario. Pero lo iba a intentar con su mejor intención. Primero cuidadosamente lento, dulce y algo torpe también, buscando un ritmo en común. Entonces, encontró lo que sentía que le faltaba cada vez que la veía a lo lejos en el desayuno, en los pasillos, en los terrenos del castillo. Anhelaba algo, y, bueno, ahora sabía que no era algo, sino alguien. Ella. Deslumbrante en todos los aspectos.

La mano de la chica subía lentamente por su cuello hasta alcanzar su cabello mientras la otra se sostenía de su hombro. No era justo que sin esfuerzo alguno lo hiciera sentir tanto.

Nunca había probado el alcohol, pero ¿acaso estos eran sus efectos? ¿Cinco sentidos nublados y no querer soltar? Sea como sea, no le interesaba averiguarlo en un futuro muy próximo. Ahora sabía dos cosas nuevas: que eso que ella le provocaba jamás tendría comparación; y algo que no le admitiría a nadie aún. Estaba irremediablemente condenado.

———

Feliz Año Nuevo <3
Gracias por su apoyo y su paciencia.
Les deseo un increíble 2023.

¿Delacour? // Harry Potter & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora