¿Un baile?

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Hoy, Jake y yo habíamos decidido pasar por las cocinas antes de la clase de McGonagall porque teníamos hambre. Los elfos domésticos nos trajeron galletas empaquetadas en dos bolsitas de tela. Cada quien tomó una. Mi hermana una vez más había intentado descifrar el mensaje del huevo y yo no había podido dormir otra vez. Pedí una taza de café, no tenía intenciones de dormirme en la clase de McGonagall. Los elfos, amablemente, me pasaron la bebida.

- Gracias,- dije con una sonrisa.

-Eso huele bien,- Jake se acercó a la taza de café para olerla.

- Es mí café, - bromeé alejando la taza de café de el.

- Grosera,- dijo él fingiendo estar estar ofendido.

- ¿Qué hora es? No quiero llegar tarde con McGonagall.

- Yo tampoco, por cierto tenemos que trabajar en nuestras mentiras que luego por tu culpa nos cachan,- dice mientras voltea a ver su reloj.

- Oye, tú eres peor mintiendo así que cállate.

De repente, me tomo del brazo y empezó a correr, estuve a punto de caerme pero Jake me tenia sostenida.

- ¿Qué demonios... - empecé a decir pero me interrumpió.

- ¡Gracias! - gritó a los elfos y se volteó hacia mí mientras corríamos - ¡Ya es tarde! ¡Vamos a morir, ___! ¡Tenemos tres minutos para llegar a clase!

Ay no, ay no. Me obligué a tomar la taza de café en menos tiempo de lo que habría querido, luego regresaría la taza a la cocina. Que estupidos somos, bueno, por algo somos amigos. Aumenté mi velocidad al correr y Jake también lo hizo, ambos estábamos tan apurados por llegar a clase que empujamos a algunas personas en el camino.

- ¡Vamos a morir! - le grité.

- ¡Ya sé! ¡ Yo te lo dije primero!

Seguimos corriendo hasta que divisamos la puerta del aula de McGonagall a unos cuantos metros. Había alumnos entrando todavía. Llegamos finalmente a la puerta con la respiración agitada por la carrera. Seguro los dos nos veíamos cansados y desaliñados por las miradas que algunos compañeros nos lanzaron cuando entramos al salón.

El salón estaba muy diferente. La pizarra no estaba y los pupitres tampoco. Se veía mucho más espacioso. Habían colocado un aparato para poner música y una especie de sillas pegadas a las paredes izquierda y derecha. De un lado se encontraban sentadas las niñas y del otro, los niños.

Jake y yo nos dedicamos miradas confundidas cuando nos dimos cuenta de que no solo se encontraban aquí los alumnos de quinto grado de Gryffindor, sino los de todos los grados. Todas las sillas estaban ocupadas.

- Williams, Delacour, - nos habló McGonagall,- justo a tiempo. Busquen lugar y tomen asiento.

Jake y yo soltamos al mismo tiempo el aire que habíamos estado conteniendo cuando nos habló McGonagall. Y chocamos nuestras palmas sonrientes cuando se volteó.

Miramos alrededor, y era obvio que yo tenía que ir con las chicas y Jake con los chicos. Así que nos separamos y busque lugar donde las chicas. La verdad, no me llevaba mucho con ninguna chica de Gryffindor, mis amigas eran las de Ravenclaw y Hufflepuff. En Gryffindor, me llevaba con Jake, sus amigos y los gemelos, Harry Potter era un tema aparte. Divisé, sentada en la fila de adelante, a la chica del periódico, la que abrazaba a Harry en aquel artículo. No le quise dar mucha importancia y me senté en el lugar vacío más cercano que encontré, al final de la fila de en medio y al lado de una chica de cabello castaño oscuro.

Mire hacia los chicos. Mi amigo castaño se encontraba parado atrás de los asiento platicando y riendo con los gemelos Weasley. Mi mirada viajo inconscientemente hasta Harry Potter, sentado al lado de un chico que, por su cabello, identifiqué como un Weasley. Potter tenía uno de sus brazos vendado, seguro se había lastimado en la primera prueba, no me había dado cuenta.

¿Delacour? // Harry Potter & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora