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KIERAN

El día de Canadá es una de las mayores fiestas, y de las pocas que se celebran, en Bragg Creek. La tradición es poner una película en el cine del pueblo para quien quiera unirse, y después preparar entre todos una cena en el salón de actos del ayuntamiento. Cada uno lleva de su casa lo que le apetezca, puede ser un entrante, un primer plato, un segundo, o incluso un postre. La idea es celebrar todos juntos el uno de julio. Además, los jóvenes llevan música a la orilla del río y se prepara una buena fiesta durante la tarde-noche.

Este será mi primer año como vampiro, como muerto viviente o como sea que se me denomine. Personalmente me gusta pensar que soy una extraña fuerza de la naturaleza. Hasta ahora, celebraba el día como cualquier otro chico de mi edad, yendo al cine, luego al río a beber un rato y a coquetear con chicas junto a mis amigos y mis hermanos, y después a cenar antes de seguir bebiendo. Este año no. Al menos no es mi intención, el uno de julio podría convertirse en un baño sangriento si un vampiro anda alcoholizado y excitado por ahí.

—Has madrugado —comenta mi padre cuando me ve apareciendo por la cocina a las nueve de la mañana.

—Buenos días. —Me acerco para darle un beso en la mejilla y cojo una patata frita cruda de la fuente que ya está cocinando para llevar a la cena de esta noche—. ¿Tu especialidad? —Le pregunto con una sonrisa.

—Por supuesto, el pueblo adora mi pavo con patatas al curry. ¿Qué planes tienes para hoy? Tus hermanos se acaban de marchar al río ya.

—No creo que haga nada especial, este año me apetece descansar. —Miento, desde que La Bestia me acompaña, no siento cansancio alguno, aunque sigo odiando madrugar.

—¿Bromeas? ¡Es el uno de julio! Y mira por la ventana —la señala—, hace un sol radiante, parece que el cielo sabe que hoy no puede llover. —Se carcajea mientras sigue partiendo patatas.

—Ya lo veo —comento frotándome el espacio entre los ojos, punto donde más me duele la cabeza cuando hace sol.

—Toma, ve a despertar a tu prima —dice dándome una caja de donuts recientes—, he ido a comprarlos esta mañana.

—Mejor dejamos que se despierte sola, no hay motivo para que se levante tan temprano.

—Venga, será su primera día de Canadá con nosotros, merece un buen despertar. ¿Y qué mejor que tu primo con una caja de deliciosos donuts? —Sonríe y vuelve a darme la caja, la pega a mi pecho y me empuja hacia atrás.

—Vale. —Asiento nada convencido de esto y salgo de la cocina para subir las escaleras hacia la segunda planta.

Me detengo fuera de su dormitorio para escuchar el interior, su respiración acompasada me indica que está dormida, así que abro despacio la puerta y me adentro en silencio. Su cuerpo semidesnudo y destapado me atrae como un puto obseso, han pasado unos pocos días desde que... bueno, desde aquello, y el corte de su brazo ya está prácticamente curado.

Me paseo sobre la moqueta de su habitación y echo un vistazo a mi alrededor. No ha decorado apenas nada, a excepción de una fotografía de su padre que tiene en la mesilla de noche. Un cuaderno sobre la cama me llama la atención, está en el lado derecho y ella tumbada hacia el izquierdo, así que me arriesgo a curiosear un poco.

Me siento en el borde y lo abro, sin poder creer lo que ven mis ojos. Paso unos cuantos de árboles y bosques, hasta llegar al de un hombre con los dientes tan puntiagudos como sus dedos, con los cuales está cubriéndose unos ojos blancos y vacíos. Paso la página y me encuentro con otro similar, solo que el hombre tiene una enorme sonrisa perturbadora y terrorífica; después, otro de una pareja de esqueletos cogidos de la mano, sobre un puente y una enorme luna llena en frente.

Cazador [COMPLETA] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora