5. Consecuencias fatales

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VALERIE

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VALERIE

Mis pupilas prácticamente se dan vuelta cuando cierro los ojos al sentir la humedad de su lengua recogiendo la sangre que sale de mi brazo. Lejos de parecer un acto romántico o bonito, se me antoja perturbado y tenebroso, exactamente todo lo que más me atrae.
Sin embargo, soy consiente de que no está bien ni es normal que algo así me haya puesto cachonda, ¿qué clase de problema tengo?

—Vístete e iremos al centro de salud, allí te coserán —dice de pronto sacándome de mis pensamientos.

—No, mira, ya no sangra. —Señalo el corte con los ojos y frunzo el ceño al ver cómo, a pesar de seguir abierto, la sangre parece permanecer dentro de algún modo.

—Entonces lo cubriré con un apósito, espera.

Le observo confusa cuando entra en el cuarto de baño, sin comprender lo que acaba de pasar. ¿Qué clase de chico ve tu brazo goteando sangre y se le ocurre lamer todo? Y ¿si llego a tener alguna enfermedad? No sé, además le ha salido de un modo tan natural, no se lo ha pensado dos veces.

—Vamos, siéntate en la cama para que no te marees. —Me insta a que entre en el dormitorio, pero no me toca. Es decir, como si estuviese evitándolo a propósito. ¿Acaba de lamerme y ahora no quiere tocarme?

Hago lo que me pide y me coloco en el borde del colchón, él se arrodilla entre mis piernas y aguarda en esa posición un par de segundos mientras aspira por la nariz en profundidad, luego alza la mirada para encontrarse con mis ojos y coloca el apósito sin despegar su mirada de la mía.

No sé qué le pasa, su modo de actuar es extraño y contenido, menos cuando ha recogido la sangre. ¿Es posible que tenga algún tipo de parafilia de esas? O ¿acaso soy yo la que la tiene? Porque no es muy normal haberme excitado con algo semejante. Y lo es mucho menos que siga sintiendo esa humedad entre los muslos al tenerlo tan cerca, agachado y olisqueándome continuamente. ¿Cree que no me doy cuenta?

Te encantaría abrir las piernas para él, ¿por qué te contienes?

—Gracias, en cuanto me vista recojo los cristales del suelo —digo después de que ambos nos levantemos.

—Mírame —habla con tono exigente, voy a contestarle, pero me quedo prendada en sus ojos como cuando me preguntó si tenía novio—. ¿Te ha gustado que te lamiese la sangre?

—Sí, ha sido raro, pero me ha gustado.

—¿Te gustaría que lo repitiese con otras partes de tu cuerpo? —Sus labios hablan casi pegados a los míos, pero sin romper el contacto visual en ningún momento.

—Sí.

—Más vale que recuerdes esta conversación, Valerie —dice antes de darse la vuelta y perderse por las escaleras hacia la puerta principal de la casa, la cual cierra de un fuerte golpe después de salir.

Cazador [COMPLETA] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora