36. Tenemos que invocarla

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VALERIE

Mis nudillos se tornan blancos cuando aprieto los costados de la hamaca al sentir los dedos de Kieran entrando y saliendo de mi interior. Su mirada, desde el lado opuesto de la terraza, enciende mi piel igual que el hierro candente; me arde.

«¿Cómo lo haces?»

«No lo sé, solo deseo tocarte tanto como deseo la sangre.»

—¿Hacemos un asado para cenar? —Frank accede a la terraza por la puerta de la cocina—. Val, ¿te encuentras bien? Estás como un tomate —observa y se acerca a mí.

—Se habrá quemado con el sol —interviene Kieran levantándose del suelo—. Le he dicho que se pusiera más crema, pero no me ha hecho caso.

Me muerdo la lengua para no responder algo que nos metería en problemas a los dos, y dedico una sonrisa a mi primo Frank para quitarle importancia.

—El asado suena genial, ¿tenemos ingredientes? —pregunto levantándome a la vez que rodeo mi cuerpo con la toalla.

—Sí, hay bastantes cosas. —Se da la vuelta para dirigirse a la parte en la que se encuentra la barbacoa y pone dentro un poco de carbón.

«Necesitamos solucionar esto ya.»

Kieran tuerce la sonrisa tras mi pensamiento y se coloca a mi lado, pero ligeramente por detrás para poder observar a su hermano mientras me habla.

—Chorreas —dice sin más antes de pasar por delante y perderse en la cocina.

Cenamos en la mesa de la terraza para aprovechas los últimos días de sol, ya que enseguida llegará el otoño y nos envolverá la niebla y el frío

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Cenamos en la mesa de la terraza para aprovechas los últimos días de sol, ya que enseguida llegará el otoño y nos envolverá la niebla y el frío. Charlamos sobre temas banales, aunque me cuesta concentrarme en la conversación debido a los pensamientos incesantes de Kieran.

Al finalizar, recogemos entre todos y nos dirigimos al salón con la intención de ver una película que mi tío ha alquilado. Frank y mi tío se sientan en el sofá más largo, Charlie ya se ha marchado a trabajar y, por supuesto, Kieran se coloca a mi lado en el pequeño, nos cobre con una manta fina y guardamos silencio cuando los créditos iniciales comienzan.

«Estate quieta.»
Pide cuando me remuevo involuntariamente y mi mano roza su muslo.
Lo miro, pero no contesto; el resto no se percata de nada.

Pasado un rato, el tío Benjamin y Frank se despiden para irse a dormir porque dicen que la película no les está gustando, les damos las buenas y, cuando escuchamos ambas puertas cerrarse, Kieran sostiene mi mirada y yo la suya durante unos pocos segundos, tras los cuales, ambos nos abalanzamos a la boca del otro igual que si fuese el único modo de conseguir oxígeno cuando te estás ahogando.

Sus manos recorren todo mi cuerpo, se detienen en la pierna derecha y la levantan para poder tumbarse sobre mí y abrazarse a sí mismo con ella. Gimo dentro de su boca al notar la erección apretando contra mi pelvis, él tira de mi labio con sus dientes y dibuja una mueca hambrienta a la par que lujuriosa.

Cazador [COMPLETA] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora