Cazador [COMPLETA] +18

45. Un precio demasiado caro

VALERIE

Kieran se sienta en la silla enfrente de mí y ambos colocamos los dedos sobre el instrumento que se supone debe moverse por el tablero, no conocemos a Alouqua y no sabemos si acudirá a nuestra llamada, de modo que en esta ocasión debemos hacerlo como indican las instrucciones.

—¿Y ahora?

—Respira, relájate y estate receptivo. Ella vendrá —aseguro intentando llenarme de confianza.

Guardamos silencio unos minutos, hasta que me parece suficiente y puedo escuchar los pensamientos desesperados de Kieran, impaciente por acabar con esto.

—Alouqua, estamos aquí esta noche para invocarte. Precisamos de tu ayuda, deseamos hablar contigo, te respetamos y te necesitamos.

«Te estás pasando con los halagos, ¿no?»

«Calla y concéntrate.»

Mantenemos la compostura y el silencio, el libro ya avisa que debemos ser pacientes y no perder la fe; hay que repetir lo mismo hasta que funcione y acompañarlo de un mantra.

—Espera —digo sacando mi móvil al recordar la canción que he preparado.

—¿Qué es eso? —curiosea Kieran al escuchar las oraciones en latín que suenan por los altavoces del teléfono.

—Cánticos, un mantra —explico y me lanza una mirada de soslayo—. ¿Qué? Lo dice el libro, yo solo obedezco.

—Lo que tú digas.

—Alouqua, estamos aquí esta noche para invocarte. Precisamos de tu ayuda, deseamos hablar contigo, te respetamos y te necesitamos.

—No te desgastes, cariño, aquí estoy.

—¡Joder! —Kieran se cae de la silla al escuchar una voz desconocida justo hablando al lado de él.

La misma chica que vi mordiéndolo en aquel callejón se presenta igual de clara y visual que Nihasa, supongo que adoptando el último cuerpo que usó; o el que yo conozco.

—Hola —saludo haciendo acopio de valentía, esta cabrona es mucho más poderosa que Nihasa.

Alouqua es la hija de una puta diosa del paganismo, del peor demonio del inframundo, no me apetece que mamá Lilith se dé un paseo por aquí.

—Bueno, me habéis llamado, ¿en qué puedo serviros?

—¿Tú eres la perra que me mordió?

—¡Kieran! —llamo su atención porque eso no nos ayuda en nada ahora.

—Servidora, guapo. —Asiente ella y alza la mano para tocarlo, pero él retrocede—. De nada.

—¿¡De nada!? ¡Estoy pasando un puto infierno! La Bestia se alimenta de mis más bajos instintos, me obliga a matar mujeres inocentes. No me hiciste ningún favor, me jodiste la vida —expresa con reproche y asco.

—No será para tanto —dice ella quitándole importancia con la mano.

—Por favor, necesitamos tu ayuda, eres la única que puede hacer algo —intervengo con un tono más amigable.

—Siento a Nihasa dentro de ti, está un poco enfadada, ¿qué le has dicho? —Ríe y se sienta en la silla que antes estaba ocupando yo.

—Sácamela, por favor.

—¿Quieres que destierre a Nihasa? —Arquea una ceja con diversión—. Esto se pone interesante, soy toda oídos.

—Quiero que me la saques, lo que hagas con ella es asunto tuyo, y también que saques a La Bestia de Kieran.