10. Fiesta del 1 de julio - parte 1

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VALERIE

Trato de contenerme, de verdad que sí, pero algo me hace sostener a Kieran por el pelo, ponerme de puntillas y estampar mis labios contra los suyos sin motivo y sin previo aviso. Él me aparta con una mano en el pecho, parece analizar mi mirada y luchar consigo mismo por comprender algo que ni yo misma soy capaz. Entonces me sujeta por el cuello y me empuja con violencia hasta que mi espalda choca contra la pared de la casa. Sus manos sujetan mi cabeza y mi rostro, y no duda en besarme de un modo nada sutil. Introduce la lengua y de mi garganta sale un pequeño gruñido cuando atrapa mi labio inferior con sus dientes y muerde.

—Te comería —masculla con la mandíbula tensionada a la vez que noto el sabor a hierro de mi propia sangre en la boca.

—Pe-perdona. —Cierro los ojos y me escabullo hacia un lado con el dedo índice tocando la herida del labio—. No sé por qué he hecho eso.

—Ven aquí, espérate. —Me sujeta por la muñeca y da un paso hacia mí, sostiene mi mirada unos segundos y después se acerca despacio, pasa la lengua por mi labio y vuelve a mirarme—. Dejará de sangrar. Ahora dime, ¿por qué te ha dado ese impulso de besarme, Valerie? No es la primera vez que haces algo de lo que después te arrepientes.

—Te he besado porque quería besarte, no tengo otra explicación —contesto sin más.

—A pesar de que hace un momento hemos acordado que lo de la última vez fue un error.

—Sí, a pesar de ello.

—¿Eres consciente de que lo que dices no se corresponde con lo que después haces? —insiste y sus pupilas bailan entre mis ojos.

—Sí, pero no sé cómo controlarlo.

—Espérame aquí, iré a por hielo para que te pongas. —Señala el labio y rompe el contacto visual—. De lo contrario, se hinchará.

Permanezco en el mismo lugar con un intenso sentimiento de confusión. Me odio a mí misma por no saber bien lo que me sucede cuando estoy con Kieran, por no ser capaz de controlar lo que sea que me hace ir hasta él.

—Ten, será mejor que mi padre no te vea hasta que se cure.

—¿Y cómo va a ser eso posible si acabas de hacérmelo?

—No te preocupes, no tardará mucho en cerrarse.

No entiendo sus palabras, pero tampoco lo cuestiono, hace tiempo que preferí no hacer preguntas acerca de él o de por qué actúa como lo hace. ¿Cómo podría reclamarle nada cuando ni yo misma soy capaz de dejar las malditas manos quietas?

—¿Cómo se supone que voy a hacer para que no lo vea?

—Vayamos a dar un paseo por el bosque.

KIERAN

Sé que me he obligado a mí mismo a no pasar tiempo a solas con ella, pero no puedo permitir que mi padre vea el mordisco que tiene en el labio inferior, cuya culpabilidad no puedo atribuírsela a La Bestia. Eso se lo he hecho yo, Kieran Norwood.

—No creas que he olvidado lo de aquella noche en Calgary con esa chica —comenta tras varios minutos en silencio, cuando ya hemos dejado la casa atrás y comenzamos a adentrarnos en el bosque.

—Ni yo tus tetas pegadas a la ventana hace unas cuantas mañanas.

Se detiene un segundo para clavar su mirada en mí, separa los labios con la intención de decir algo, pero parece reconsiderarlo puesto que vuelve a cerrarlos y continúa andando. Yo la sigo un par de pasos por detrás, observando sus piernas bajo esa falda vaquera que me muero por hacer pedazos. El problema es que no solo haría pedazos la falda, probablemente el cuerpo de Valerie la acompañaría.

Cazador [COMPLETA] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora