28. Esto acabará matándonos

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KIERAN

Me retuerzo de dolor al notar cómo cada partícula de mi ser entra en una especie de combustión espontanea, no había sentido semejante dolor en toda mi vida, pero aparentemente no hay ni una sola chispa sobre mi cuerpo. Todo está en mi cabeza.

Las lágrimas resbalan por mis mejillas mientras suplico a Valerie que se detenga, pero ella está igual de alarmada que yo y creo que su nerviosismo solo hace que el calor sea más y más fuerte con cada segundo que pasa. Tengo que tranquilizarla antes de que esto no tenga marcha atrás, no creo que pueda matarme de esta forma, pero temo que La Bestia decida defenderse y acabe con ella.

—Val-Valerie, respira y piensa en cualquier otra cosa.

—Pero...

—¡Hazlo! —grito en medio de un rugido que provoca que los pájaros sobre las ramas de lo más alto de los árboles salgan volando.

La observo haciendo acopio de toda mi fuerza y todo mi aplomo para no seguir retorciéndome, el dolor es insoportable, igual que si me arrancasen la piel a tiras una y otra vez, como si me estuviesen pasando una lija por una herida abierta.

Cierra los ojos y su pecho sube y baja cuando trata de mantener la calma, se aprieta el vestido a ambos lados con sus manos y poco a poco noto cómo mi estado regresa a la normalidad. Consigo ponerme de pie y caminar hasta ella, que abre los ojos inundados de lágrimas muy despacio, encontrándose con los míos igual de preocupados.

—Lo siento. —Llora cuando la abrazo y acaricio su cabello.

—Y yo.

—Kieran, esto terminará por matarnos a los dos —dice mientras seco sus lágrimas con mis dedos.

—¿Qué propones?

—No lo sé.

«Sería capaz de cualquier cosa para protegerte, incluso a renunciar a ti si así estás a salvo.»

—El problema es que no puedes. —Sonríe y acaricia mi mejilla—. Y yo tampoco. Te recuerdo que ya lo hemos intentado, y somos incapaces de estar más de dos días separados.

—Me iré a vivir al pueblo.

—¿Qué? —Niega con la cabeza y se separa de mis brazos.

—Llevo tiempo pensándolo, es la única forma, Valerie. Fue un error que vinieras, a pesar de que ese error me haya hecho la persona más feliz por conocerte. Tenerte en casa es una puta tortura, tú no lo entiendes. La sed es más fuerte que todo, y es cuestión de tiempo que esto acabe en un baño de sangre.

—No me importa que me muerdas, no puedes matarme, Nihasa siempre me mantendrá viva. No puedes marcharte, Kieran.

—¿Y qué hacemos?

—Me iré yo.

—Ni hablar, tú te quedas con mi padre y mis hermanos, no puedes vivir sola. Hay un asesino en serie en la zona, ¿lo has olvidado?

—Estoy viviendo con uno.

—No soy yo, Valerie.

—¿Cómo lo sabes? ¿Apostarías mi vida?

—No. Nunca apostaría tu vida.

—Escucha, no sé cuando va a volver mi padre, ni siquiera sé si lo hará o si ya lo habrán... —No se siente capaz de terminar la frase, la abrazo y permanecemos unos segundos así, formando el uno parte del otro. Fusionándonos de ese modo tan adictivo y enfermizo.

—Está bien, haremos lo que tú quieras. Estoy dispuesto a todo por ti.

—Hablaremos con tu padre, le diremos que me gustaría alquilar una casa más cerca del cine y que quiero ser independiente. Las casas por aquí no creo que sean muy caras, he visto bastantes disponibles.

Cazador [COMPLETA] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora