JungKook cogió la muñeca de TaeHyung y andó a paso rápido alejándose de la tienda del asqueroso rey de Goguryeo.
- ¿Cómo se te ocurre? ¿No te dijo YoonGi que no te movieras de su lado? - El rey tenía razón. Él sólo quería despedirse de su madre, pero había hecho mal. Si el rey JungKook no hubiera estado allí para salvarle, ¿qué hubiera sido de él? ¿Qué le hubiera hecho el rey de Goguryeo? Sus ojos empezaron a lagrimear del miedo que había pasado. El rey de Silla le soltó cuando ya estaban lejos de la tienda y le miró. - ¿Te ha hecho algo? - Preguntó. TaeHyung negó y se frotó los ojos para no soltar lágrimas. Pero el rey no parecía conforme. Le cogió por la barbilla y le giró la cara un par de veces para ver si tenía algún daño. Hizo lo mismo con sus brazos. No tenía ni un rasguño, así que le soltó. - Si te hubiera dejado alguna marca YoonGi haría preguntas y la guerra podría empezar antes de lo debido. No debe enterarse de lo ocurrido, ¿comprendes? - TaeHyung asintió. - Si YoonGi matara al rey de Goguryeo ahora por lo que te ha hecho, sería su hijo quien iniciara la guerra y créeme, una guerra por venganza es mucho más difícil de detener que una guerra por codicia.
- Lo comprendo, majestad.
- Entonces dime. - Su voz firme no era agresiva, pero intimidaba. - ¿Por qué has salido sin vigilancia? ¿Por qué te alejaste de YoonGi? - Ordenó que se lo dijera.
- Lo siento... - Tenía miedo de decírselo porque lo que había hecho iba a en contra de las tradiciones de Silla. Desde que se había desposado con YoonGi él ya no pertenecía a Baekje, sino a Silla.
- Habla. - Le ordenó.
- Yo... yo sólo quería despedirme de mi madre. - Confesó mirando al suelo un poco asustado. El rey JungKook ya les había regañado antes por eso. Las tradiciones eran importantes para él. Pero, esta vez, el rey sólo suspiró.
- Debe ser difícil que te lleven de repente a un reino desconocido. Tú solo. Enfrentando costumbres distintas. - El rey levantó el rostro de TaeHyung con suavidad extrema. - Soy estricto, lo sé. Y lo soy porque esas tradiciones nos han mantenido con vida muchas décadas. Aunque te parezcan banales, cada detalle es importante.
- Lo entiendo. Lo lamento, majestad. No volveré a desobedecer.
- Eres demasiado dulce e inocente para la vida que te ha tocado vivir, TaeHyung. Y, como ya has comprobado, tu belleza es tu maldición aquí. - El príncipe consorte le miró desconcertado. - ¿No lo sabías? El rey de Goguryeo te deseaba por un motivo muy claro. - Le dijo el rey sin que TaeHyung pudiera comprender aún. - ¿No lo ves cuando te miras al espejo? Eres una de las criaturas más bellas que jamás he visto. - Pronunció como obnuvilado. Luego el rey apartó la mirada y soltó la barbilla del pequeño príncipe consorte. - Sin tener en cuenta a mis esposo, por supuesto. - Añadió sonriendo amable. ¿El rey JungKook le consideraba hermoso? Él nunca había pensado que fuera realmente hermoso. - Quería pedirte disculpas, pequeño. Fui demasiado brusco contigo en tu noche de consumación. - TaeHyung bajó la mirada recordando el momento avergonzado.
- No tiene importancia. - Susurró.
- Aquel día estaba cansado e irritado. - Se excusó. - Es una tradición que debe ser cumplida, pero fui impaciente y te puse más nervioso de lo que ya estabas. Por no esperar un poco mas te hice sentir mal en un momento muy delicado para ti. No me di cuenta hasta que mi esposo JiMin me lo dijo. - Le acarició la mejilla con delicadeza. - ¿Puedes perdonar a este rey tonto? - Le preguntó casi con cariño.
- Yo... ¿cómo podría tener yo derecho a perdonar a un rey? - Pronunció de pronto. JungKook sonrió. - No tiene importancia. Usted no tiene por qué pedir disculpas. Sus motivos son más importantes que yo.
- Tú eres mi familia ahora, TaeHyung. La familia es lo más importante. - Pronunció JungKook. - Y tengo que pedirte perdón por algo más. Anunció. - Pude haberte salvado antes de las manos del rey de Goguryeo, pero estaba muy intrigado en saber la respuesta que le darías a su propuesta así que esperé a oírla. - Confesó. - Puse en duda tu lealtad. Prometo no volver a hacerlo.
- Gracias por salvarme. - Pronunció TaeHyung de vuelta.
- Quisiera compensarte. - Le dijo. - Te llevaré a ver a tu madre para que puedas despedirte. - TaeHyung le miró y le sonrió pletórico. - Pero recuerda siempre que ahora eres hijo de Silla. Mi hijo. - TaeHyung asintió fervientemente y el rey acarició de nuevo su mejilla con suavidad sonriendo. Visto de cerca, el rey tenía unos ojos oscuros muy bonitos y una sonrisa blanca y brillante. Para ser el padre de YoonGi, el rey de Silla era aún bastante joven, o al menos lo aparentaba. Sinceramente, podía entender por qué sus esposos se habían enamorado de él. Era hermoso. Su porte era el de un soldado fuerte y valiente, pero acababa de descubrir que también tenía un lado amable y tierno que sólo mostraba en privado. - Vamos. Te llevaré hasta ella.
TaeHyung estaba feliz de haber podido despedirse de su madre. Había podido decirle que estaba bien y que en Silla todo el mundo le trataba con amabilidad. Su madre se había alegrado de saber eso. Ni siquiera sabía si volvería a verla, pero al menos ahora sabía que estaba bien. Toda madre anhela la seguridad y la felicidad de sus hijos. La madre de TaeHyung no era distinta en eso.
- ¿Dónde estabas? - Le preguntó YoonGi preocupado cuando le vio volver. Por suerte, el rey JungKook aún le acompañaba. Había esperado pacientemente en la puerta de la tienda de su madre escoltándole para su seguridad.
- Le he llevado a ver a su madre. Quería despedirse y no me pareció adecuado dejarle ir solo con todo lo que está pasando. - Explicó.
- Podríais habérmelo dicho antes de ir. Estaba preocupado. - Aseguró. - Incluso he mandado guardias a buscarte.
- Lo lamento. - Pronunció TaeHyung.
- Es culpa mía. No se me ocurrió que tuviera que darle explicaciones a mi hijo de lo que hago. - Planteó divertido.
- Como sea. Entra de una vez, Tae. - Le pidió YoonGi. - Mañana tenemos que partir muy pronto y luego te cuesta levantarte, dormilón. - TaeHyung entró alegremente, casi daba saltitos.
- YoonGi. - Le detuvo su padre cuando hizo amago de entrar a su tienda tras TaeHyung.
- ¿Sí, padre?
- El rey de Baekje se desentiende. Dice que la guerra con Goguryeo es cosa nuestra. - Era de la tienda del rey de Baekje de donde volvía cuando se había encontrado con la otra situación.
- No me sorprende. Siempre ha sido un poco cobarde y pasota. - Aseguró no muy alto. Tampoco quería que TaeHyung le oyera hablar así de su padre.
- No quiere poner a los suyos en peligro. - JungKook lo entendía mejor. La experiencia le daba más presectiva. - Descansa hoy, hijo. En cuanto lleguemos a Silla vamos a tener muchas cosas que hacer. - YoonGi asintió, se inclinó ante su padre y entró en su tienda. TaeHyung había despertado a HoSeok y le estaba contando la conversación que había tenido con su madre.
- A la cama, Tae. - Dijo YoonGi con cariño acomodándose entre sus dos esposos. - En el camino tendrás tiempo de sobra de contar todo lo que quieras. - Les dio un beso en los labios a cada uno y apagó el quinqué dejando el lugar a oscuras.
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Espero que os haya gustado el capítulo.
Para quien no lo sepa, esta noche o mañana subiré el primer capítulo de mi NUEVA OBRA. A lo largo del día de hoy iré poniendo información extra sobre (título, pareja, portada...) en mi cuenta de twitter. @K_MIN_OH
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DINASTÍA [Múltiples shippeos]
FanfictionCorre el año 576 dC y los tres reinos de Corea: Silla, Goguryeo y Baekje parecen muy cansados de luchar. Silla ha ganado una gran fuerza en las últimas décadas y su rey, JungKook, arregla el matrimonio de su único hijo, YoonGi, con los hijos de los...