35 La noche es nuestra

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- Idiotas... - Gimió el consorte real más joven. - Creí que habiaís hecho una estupidez. - Gritó llorando desesperado. - Malditos idiotas.

- JiMin, ¿de qué hab...? - Preguntó JungKook.

- Os vi pelear... os vi caer... yo... - Lloró. - ¡Idiotas! - Finalmente el rey se levantó y fue hasta su esposo. Lo abrazó dejando que siguiera insultándole y llorando en su pecho.

- Siento que te hayamos asustado. - Pronunció el rey. - Siento... siento todo esto, JiMinnie. - Alegó en un susurro. JiMin, casi sin comprender, le miró a los ojos y JungKook aprovechó para besarle. NamJoon apartó la mirada y JiMin no tuvo fuerzas para corresponder adecuadamente sabiendo que el general estaba frente a ellos. JungKook se separó y dio un paso atrás. - No te esperaré esta noche. - Declaró. - Sólo... vuelve si aún te apetece dormir a mi lado alguna vez. - Pronunció derrotado. Sabía que JiMin le amaba y al fin había comprendido que dejarle libre era su deber. Nunca debió apartarle de él, castigándole por amar a NamJoon, pero seguía siendo duro pensar que no iba a poder tenerle en sus brazos cada noche. Iba a echarle de menos. A esas alturas, era difícil dormir sin su presencia o la de Jin. Iba a tener que aprender. Se apartó para ir caminando de vuelta al palacio. JiMin cogió su muñeca arrepentido de algo. El consorte le besó, esta vez con fuerza y todavía con lágrimas en sus ojos. Quizá de algo parecido a la felicidad esta vez.

- Volveré a tu lado. - Pronunció acariciando la mejilla del rey. - Siempre. Sigues siendo mi amado esposo. Pero no me esperes cada día y noche. No es justo para ti, esposo mío. No quiero hacerte daño. Nunca lo he querido. Lo sabes, ¿verdad, mi amor? - JungKook respondió con una caricia limpiando sus lágrimas. Claro que lo sabía. JiMin era incapaz de hacerle daño a nadie intencionadamente. Después se fue y JiMin y NamJoon se quedaron mirando como se iba, solo. Luego se miraron con un largo silencio entre ellos. JiMin no podía dejar de llorar sin saber él mismo si era de felicidad o de tristeza. - NamJoonnie... - El general se levantó y abrazó a JiMin.

- Tranquilo. Él lo entiende y sabe que le quieres. Aunque eso no hace que sea más fácil.

- Es mi culpa. Todo esto es mi culpa. Él es mi esposo y yo... yo he sido infiel a él. En carne y espíritu, le he sido infiel. - Sollozó contra su pecho como antes lo había hecho sobre el de JungKook.

- En el reino donde naciste, la infidelidad es considerada un terrible pecado. Sin embargo, en el nuestro, es algo común.

- ¿Entonces qué hice mal? - Quiso saber JiMin. - Si fuera algo común, ¿por qué me apartó de su lado?¿Por qué se enfadó tanto? Sé que sigue molesto con todo esto. - Alegó. - No es algo que él esté considerando común y normal.

- Supongo que... - Miró un instante a las estrellas. - ...la diferencia es que él sabe que tú pensabas que estabas haciendo algo mal y, aún así lo hiciste. El sentimientos de infidelidad no es del rey, mi querido JiMin, es tuyo. - Expuso NamJoon.

- Yo... - Miró hacia el camino por el que se había ido JungKook. - Quizá debería volver con él, entonces. - NamJoon bajó los brazos y apartó la mirada.

- Si es lo quieres... No. No es lo que quieres. - El general lo sabía muy bien. - Pero... si es lo que crees que debes hacer, no te lo impediré.

- No sé que hacer. - Confesó JiMin. - ¿Qué es lo correcto? ¿Qué es lo que debo hacer? - Preguntó.

- Depende. - Pronunció NamJoon. - Buscas paz dentro de tu cabeza o en tu corazón.

- ¿Hay que elegir siempre? ¿No se pueden tener ambas? - Quiso saber el consorte real.

- En este caso es sólo cosa tuya, JiMin. Tú eres quien tiene la confusión y los prejucios en su cabeza. - Refugiados en la oscuridad de la noche y la soledad de un campo de entrenamiento vacío, NamJoon acarició su pelo e hizo carantoñas en su mejilla. - Aunque, confieso que pensé que ya habías decidido cuando le has dicho al rey que no te esperara esta noche.

- Yo también lo creía, pero estoy muy confundido. - Alegó.

- Eso ya lo he visto. - Le sonrió con cariño.

- En realidad lo que estoy es asustado. - Reconoció. - Todo este asunto de la guerra. Lo odio. No soporto toda esta batalla absurda. Me vuelve loco la idea de que vayáis. ¿Y si ocurre algo? Quiero decir, ¿y si os ocurre algo?

- En una guerra siempre hay bajas. - Le recordó NamJoon.

- ¡No digas eso! - Chilló tapándose los oídos  - ¿No hay una solución diplomática?

- El rey ya lo ha intentado todo. - Aseguró el general. - Partiremos pronto. Sólo quedan unos días. Así que te toca decidir, consorte real. ¿Con quién dormirás esta noche?

- Si uno de los dos muere... - Le costó un esfuerzo terrible pronunciar esas palabras.

- No dejaré que el rey muera. Le protegeré con mi vida. - La firmeza en la voz del general dio miedo.

- No es suficiente. No puedo consentirlo. No quiero eso. No podría soportarlo. - Expresó lleno de horror aferrándose a las ropas de NamJoon.

- Si me pasa algo, no me arrepiento de nada. Ni siquiera de hacer que mi rey se sienta traicionado por haber yacido vos en mi lecho. - Formuló con una seguridad repleta de amor verdadero.  Le tomó por los brazos y le miró muy de cerca. - Jamás me arrepentiré de besar vuestros labios, tomaros entre mis brazos y cubriros con mi cuerpo. - Volvió a acariciar su mejilla. - Vuestra calidez hizo que mi corazón se enalteciera. Pecado o no, es verdad que os amo. Y es un sentimiento que me mantiene vivo y cuerdo en este mundo mío de batallas de soldados y largas reuniones de palacio.

- Yo también te amo. - Dijo JiMin finalmente. - No puedo decir lo contrario a estas alturas. No puedo seguir mintiéndome a mí mismo. - Se acercó aún más si era posible al cuerpo de su amante. - Si vas a hacerlo hazlo ya. - Siseó frente a él con má fiereza de la que había sentido hacía mucho y, sin embargo, sus ojos seguían llorosos. - Si vas a irte de mi lado, no pierdas el tiempo. Si la guerra está tan próxima y yo tengo tanto miedo haz algo para consolar mi angustia. Quédate conmigo esta noche. No me dejes solo. - Pronunció casi en un gemido.

- Sea como fuere, no estarás solo. Conseguiré que el rey regrese a vuestro lado.

- Os quiero a los dos de vuelta. - Aseguró JiMin. - Lo otro no me sirve. - NamJoon sonrió enternecido.

- No puedo ofrecerte una seguridad sobre eso. Ojalá pudiera. Pero ahora lo único que puedo ofrecerte estar este tiempo a mi lado. Al lado de los dos. - Rectificó y suspiró. - Tener que compartirte es duro porque no puedo tenerte siempre conmigo. - Dijo el general. - Pero si sé que, cuando no estáis conmigo, estáis con un buen hombre como lo es nuestro rey, me siento en paz. - Cogió la pequeña mano de JiMin y le sonrió.

- Eres demasiado dulce y bueno para ser un soldado. - Pronunció JiMin divertido y enternecido. Caminaron juntos, ajenos a la gente que les miraba no demasiado interesados, en realidad. Incluso en las noches más frías, la cama era mucho menos fría cuando JiMin estaba con él.

 Incluso en las noches más frías, la cama era mucho menos fría cuando JiMin estaba con él

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Hola!!!! Espero que os haya gustado el capítulo. La guerra está próxima, que pasará...?

Un besazo!!

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