Siempre era un placer despertar entre el calor de aquellos a quienes amaba. Su respiración era suave y sus expresiones calmadas, como si no hubiera preocupación alguna en ellos. Le encantaba pasar unos segundos acariciando su piel sedosa antes de levantarse. Viéndoles dormir plácidamente. Después salió por los pies de la cama para no despertarles. Se sirvió un vaso de zumo de arándanos y dio un largo sorbo. Los criados eran silenciosos y entraban para dejarles el desayuno antes de que despertaran. Haciéndolo todo en silencio, pasó al vestidor y se colocó sus ropas de montar. Desde hacía un par de semanas le gustaba ir a cabalgar un rato antes de que el reino despertara para despejar sus ideas. Antes de salir de la habitación se giró y vio a TaeHyung rodar en la cama y, aún dormido, tantear el colchón, buscándole. Como no le encontró terminó abrazándose al mayor de sus consortes, quien le devolvió el abrazo sin abrir los ojos siquiera. Con una suave sonrisa en sus labios, dejó sus aposentos y marchó a los establos. El mozo de cuadra ya tenía su corcel ensillado para cuando llegó. La brisa de la mañana era fresca y el cielo claro. Un día precioso.
Más o menos a la misma hora, los ojos de NamJoon se abrían también para encontrarse a JiMin a su lado, acariciando su pelo con devoción.
- Buenos días, mi amor.
- Buenos días. - Le besó. - ¿Dormiste bien?
- A tu lado es imposible no dormir bien, Joonnie. - La dulce voz de su amante era una deliciosa musica para él.
- Mentir está mal, majestad. Ronco como un león. - Pronunció lastimosamente.
- Una vez te acostumbras casi no puedes dormir sin ese sonido. Suerte que el rey ronca también. - Rió el consorte real.
NamJoon se levantó y dejó a JiMin desayunando calmadamente. Él tenia que hacer cosas primero, así que se bebió el té negro de dos tragos, que era lo único que le conseguía despertar, se vistió con su espada al cinto, besó a su amante y dejó la habitación. Caminó por los pasillos y llegó al despacho del rey. Debía ordenarlo y adecentarlo antes de que él llegara. La noche anterior habría trabajado allí hasta tarde, aunque los médicos siempre se lo desaconsejaban. Tras organizarlo todo y ocuparse de un par de asuntos rapidos, cruzó los pasillos para, a la hora indicada, cruzarse con el jinete que regresaba de su paseo matutino. Se inclinó en reverencia para saludarle y, sabiendo ya cual era el destino de ambos, caminaron juntos por los pasillos.
- ¿Qué tal el paseo a caballo? - Preguntó el general.
- Hace un día esplendido. - Respondió el jinete justo antes de pararse frente a la puerta indicada. Su rostro cambió y suspiró.
- Que no te vea así. - Le pidió NamJoon.
- Ya lo sé. Es solo que cada mañana es distinta. No sabes cómo va a despertar. - El general puso una mano en su hombro.
- Él se sentía igual cada día cuando tú estabas convaleciente, alteza. Ahora debemos ser fuertes por él.
YoonGi asintió y tomo aire y, con ello, fuerzas para abrir las puertas con una sonrisa.
- Buenos días. - Jin estaba sentado en la cama, peinándose. JungKook estaba despierto también, aún en la cama. Ambos parecían estar charlando cómodamente.
- Buenos días, hijo. - Respondió Jin.
- ¿Fuiste a montar hoy también, YoonGi? - Le dijo su padre.
- Sí, hace Sol hoy, padre. ¿Le gustaría ir a dar un paseo más tarde?
- Suena bien, sí. - Pronunció con una sonrisa triste. Por seguridad, su habitación no tenía grandes ventanas, así que no podía ver el buen día que hacía desde allí. - Pero ahora me conformaría con levantarme de la cama sin que me doliera todo. - Bromeó. - Parecía de buen humor esa mañana.
- Claro, padre. - YoonGi y NamJoon se acercaron a la cama. Era el peor momento del día para el rey. Tanto lo odiaba que nunca quería irse a dormir, sólo por no tener que levantarse al día siguiente. Prácticamente rodaba torpemente hasta la orilla de la cama y se apoyaba en NamJoon para poder incorporarse. Ahora dejaban que él solo bajara las piernas hasta el suelo. Antes no podía siquiera hacer eso. Desde allí, príncipe y general le ayudaban a levantarse sobre sus pies. Le sostenían mientras hacía lo imposible por dar el primer paso de la mañana sintiéndose fracasado.
- Está bien, mi rey. - Habló Jin con absoluto cariño. A sus consortes era a los únicos a los que les permitía que le hablaran con condescendencia. ¿Cómo habían acabado las cosas así? Hacía no mucho, JungKook era un hombre fuerte. Era un militar y un líder. Diablos, aún era el rey de Silla. Pero ya apenas se sentía como tal.
Había sucedido progresivamente. YoonGi había estado demasiado mal tras la operación de hacía unos meses y eso había causado estragos en su padre. La depresión le había consumido y su cuerpo había recibido el impacto. Aunque sus más allegados habrían asegurado que su dolencia no había sido causada únicamente por la terrible agonía de YoonGi. Las preocupaciones sobre el futuro del reino y la guerra con Goguryeo también habían contribuido notablemente. Además de otros asuntos personales del rey, de los que la familia no hablaba, aunque todos lo sabían.
Primero fueron dolores de cabeza y de pecho. La debilidad se extendió rápidamente por todo su cuerpo. Sus músculos empezaron a doler. Cuando, después de toda la noche parado, sus músculos se quedaban fríos, su cuerpo dolía y le costaba retomar el ritmo. También por las noches cuando estaba muy agotado, su cuerpo acababa resintiéndose y las manos le temblaban. Unos pocos pasos apoyado de YoonGi y NamJoon y su cuerpo parecía reaccionar. No le soltaban hasta que era capaz de caminar fácilmente por si mismo.
- Cada día es un poco más fácil, ¿verdad? - Opinó Jin.
- Eso parece. - Respondió JungKook. - Me siento un poco mejor hoy. - Las noticias eran buenas poco a poco. Parecía estar recuperándose, pero él mismo sabía que jamás sería el mismo de antes.
YoonGi se había recuperado de sus heridas, pero el rey parecía haber tomado su lugar.
Jin solía decir que JungKook había rezado porque los dioses se lo llevaran a él en vez de a su hijo. Los dioses no habían requerido la vida de nadie esa vez, pero todos estaba convencidos de que JungKook no se arrepentía de sus rezos. Una y mil veces habría dado su vida por la de su hijo. ¿Acaso no es eso lo que cualquier padre haría por su hijo?
- ¡Majestad! - Las voces se oían desde el pasillo. JungKook ya había soltado a sus dos muletas y caminaba despacio, pero solo, ante la atenta mirada de YoonGi y NamJoon. - ¡Majestad!
- ¿Qué diablos ocurre? ¿Quién pega esas voces? - Quiso saber Jin.
- Iré a ver. - Cuando NamJoon abrió ligeramente la puerta de la habitación, una mujer estaba inclinada frente a ella. - ¿Qué sucede? - Gruñó NamJoon, quien, queriendo proteger la intimidad de rey y molesto porque hubieran intentado irrupir en el dormitorio real, no estaba de buen humor. Pero Jin reconoció a la mujer.
- Es la doncella de la matrona real. - Pronunció.
- La concubina del príncipe, general. - Jadeó la mujer por haber llegado corriendo. - Está de parto.
Hola!!!!! Aquí la respuesta tan esperada a si YoonGi sobrevivía o no. Pero alguien tenía que pagar las consecuencias 😔
El futuro príncipe está en camino!!!
Espero que os haya gustado!!!Un besazo!!!!
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DINASTÍA [Múltiples shippeos]
FanfictionCorre el año 576 dC y los tres reinos de Corea: Silla, Goguryeo y Baekje parecen muy cansados de luchar. Silla ha ganado una gran fuerza en las últimas décadas y su rey, JungKook, arregla el matrimonio de su único hijo, YoonGi, con los hijos de los...