44 Entre el deber y el llanto

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- ¿Por qué tienes en tu poder el anillo del rey? - Susurró.

- Majestad... el rey...

- ¿¡Por qué tienes el anillo de nuestro esposo!? - Bramó Jin. - ¡Explícate! ¡Pronto! - Le exigió sin darse cuenta de que era él mismo quien no le estaba dejando hablar.

- El rey me lo entregó para que se lo hiciera llegar a sus consortes como una prueba de mis palabras. - Explicó finalmente el hombre depositando con absoluta delicadeza el pequeño pero valioso objeto en la mano del consorte real JiMin.

- Habla entonces. - Pronunció Jin con una fortaleza que JiMin no era capaz de reunir. No podía imaginar que iba a decirle ese hombre que no pudiera decírselo JungKook en persona.

- ¿El rey está bien? - Quiso saber JiMin inmediatamente.

- Nuestro amado rey está en perfecto estado, majestades. - Se apresuró a decir. - Viene hacia aquí seguido de su poderoso ejército. - Formuló de forma ceremoniosa. - O lo que queda de él. - Añadió en un murmullo, lo suficientemente alto como para que los dos consortes lo escucharan. - Su majestad me ha ordenado que me adelantase para comunicarles que llegarán en menos de medio día y traen muchos heridos. - Jin respiró profundamente.

- Bien. Organicémonos rápido entonces. Casi no tenemos tiempo. - Empezó diciendo. - Reúnan a todo sanador, curandero o cualquier otra persona que tenga conocimientos de medicina. - Ordenó a los asistentes que tenía a su alrededor.

- Majestades... - Quiso interrumpirles el hombre.

- Podemos habilitar el templo de Kangwon para montar un gran hospital de campaña. - Propuso JiMin.

- Necesitaremos suministros. - Añadió Jin. - Mantas, vendas limpias, medicamentos...

- Majestades. Por favor. - Habló con más fuerza para hacerse oír. Todos callaron a su alrededor. Fue un poco aterrador que la alta nobleza se silenciara con sus palabras. Él no era más que un simple soldado. - Hay una cosa más. - Tenía que añadir.

- ¿Qué ocurre? - Le preguntó inquisitivo. El joven soldado tuvo que armarse de valor para hablar. ¿Cómo le dices algo así a un padre?

- Su alteza... El príncipe... - Habló despacio aunque no era su intención hacer sufrir a los dos consortes reales. - El príncipe YoonGi es uno de los heridos. Está grave. - El poco valor que había logrado obtener JiMin cuando le habían dicho que había heridos a los que atender, se desplomó al saber que uno de ellos era YoonGi. Jin, por su parte, apretó los puños para que no le vieran temblar. YoonGi no era su hijo, pero ellos prácticamente lo habían criado. Jin había estado a su lado y había cuidado de él cuando no era más que un niño. Y JiMin, aunque no se llevaba tantos años, le había tratado siempre con un verdadero amor paternal. JiMin se dio la vuelta hacía Jin asustado.

- Nuestro niño. - Pronunció aterrado.

- Calma. Cálmate. - Le dijo acercándose a él poniendo sus manos en sus hombros. Jin miró a su alrededor. La gente a su alrededor les miraba conmocionados. - ¡Qué hacen ahí parados todavía! - Gritó. Jamás nadie había visto al consorte real Jin tan alterado. Él siempre era capaz de mantener los nervios. - Pónganse manos a la obra. Hay soldados a los que salvarles la vida. - Ordenó haciendo lo imposible por recuperar su tono calmado. JiMin continuaba a su lado, intentando no temblar.

- Nuestro niño. - Volvió a pronunciar en un susurro cuando todos los demás se fueron medio corriendo ante la voz de Jin.

- Lo sé. Preparémonos para esto. YoonGi es fuerte. - Le recordó.

- Tenemos que decirles algo a HoSeok y TaeHyung. ¿Cómo vamos a...?

- JiMin, eres el consorte de un rey. Sabes como actuar en estas situaciones. - Le acarició la mejilla intentando calmarle. - Hablemos con los muchachos primero. Sal ahí y haz lo que sabes hacer mejor, JiMin. Ayudar a la gente. - El menor de los dos asintió limpiándose las lágrimas que habían corrido por sus mejillas sólo cuando se habían quedado solos. Al fin y al cabo, Jin tenía razón. JiMin también era el consorte del gran rey de Silla. Y sabía muy bien qué era lo que tenía que hacer como tal.

- ¿Có...cómo? - Ni TaeHyung ni HoSeok sabían qué hacer ante esa información.

- YoonGi sabrá sobreponerse a esto. - Aseguró JiMin. - Ni siquiera sabemos cúan grave está. Puede que sólo se haya fracturado un hueso o algo así. - La verdad era que no conocían el alcance de sus lesiones.

- ¿Cuándo va a llegar? - Quiso saber HoSeok.

- No lo sabemos con exactitud, pero tenemos que preparar muchas cosas. -  Les dijo el mayor de los consortes reales.

- Jin tiene razón. - Señaló JiMin. - Sé que ahora estáis asustados y preocupados, pero sois consortes del príncipe de Silla y, os aseguro, que nunca vais a aprender más que hoy. - Jin quedó impresionado por las palabras de su compañero.

- No... no lo entiendo. - Pronunció TaeHyung.

- Lo que quiere decir JiMin es que tenemos a mucha gente de la que preocuparnos. Hay un reino entero que necesita nuestra ayuda ahora. - Alegó Jin. - Ellos están esperando que nosotros tomemos el mando. No podemos simplemente hundirnos, escondernos en nuestro palacio de oro y esperar a que otros arreglen las cosas por nosotros. Tenemos que tener todo preparado para cuando llegue el ejército. Y, hasta entonces, debemos mantenernos firmes y tragarnos las lágrimas por muy difícil. que sea. Porque si el pueblo nos ve llorar antes de tiempo perderá la esperanza. ¿Lo comprendéis?

- Pe...pero YoonGi. - Sollozó TaeHyung. JiMin se acercó a él para consolarle.

- Tranquilo. Estará bien. - Dijo abrazándole. HoSeok observó las lágrimas TaeHyung y apretó los dientes con furia. Estaba enfadado. ¿Cómo se atrevía a fingir que estaba tan preocupado como él?

- Hagamos una cosa. - Se adelantó Jin al ver la expresión de HoSeok. - TaeHyung, acompañarás a JiMin y aprenderás de él. Encargáos del templo. Hay que prepararlo todo. - Dijo.

- Primero deberíamos... - Pronunció JiMin, pero Jin le interrumpió.

- Es cierto. - Le apoyó Jin. - ¿Puedes encargarte de eso también? - JiMin asintió. - HoSeok, tú te vienes conmigo. Tenemos que organizar a la gente del palacio para que organicen a todos aquellos que puedan ayudar a los heridos o en cualquier cosa. Esto es una cadena. Del primero al último, todos podemos hacer algo. De nosotros se espera que mantengamos las cosas bajo control hasta que llegue JungKook. - Hablaba con su familia, así que no consideró necesario hablar con títulos. - Nosotros somos la cabeza de esa cadena. Tenemos una responsabilidad para con ellos y luego, cuando todo se solucione y podamos estar en nuestras habitaciones a solas con nuestros esposos sanos y a salvo, sólo entonces, podremos llorar todo lo que queramos.

Hola!!! Espero que os haya gustado mucho el capítulo

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Hola!!! Espero que os haya gustado mucho el capítulo. 🌸🌸🌸

Sé que ahora me odiaís. Quién sabe que le pasará a YoonGi.... Chan chan chan. Ya sabíais que no iba a salir todo el mundo indemne. Ya lo he dicho. jajajaj

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