- Idiotas. - Pronunció el general con las rodillas clavadas en la tierra húmeda del bosque. - ¿De verdad creéis que el consorte real vendrá a entregaros a la princesa de Silla para salvarme a mí? Sois verdaderamente imbécil.
- Él os ama. - Formuló uno de los secuestradores encapuchado y amparado en la noche.
- ¿Amarme? - El general rió. - Él es el consorte real de Silla. Le gusta divertirse conmigo porque le molesta tener que compartir el cariño del rey con el otro consorte. - Alegó. Lo empezaban a doler las muñecas. Le habían atado con tanta fuerza que le sangraban. - No soy más que un juguete para él. Me utiliza para complacerse. No hay nada romántico entre su majestad y yo. - Habló con total seriedad.
- Mientes. - Declaró con una sonrisa sádica bajo la capucha.
- Es mi rey. El me reclama en su cama y yo obedezco. Nada más.
- Si eso es cierto, general Kim, ¿entonces por qué está viniendo hacia aquí? - Su voz se tornó en una desagradable risa al sentir que había ganado definitivamente. NamJoon levantó la cabeza y llevó su vista más allá del camino. Allí le vio. Tan hermoso como siempre, con su piel blanca bañada por la luz de la luna, cargando en sus brazos un bulto envuelto en mantas.
- No. - Susurró el general. - ¿Qué haces, mi amor?
- Vaya, vaya. Justo a tiempo. - Exclamó el otro secuestrador.
- ¡Vete, JiMin! - Exclamó NamJoon. - ¡Corre! ¡Vuelve al camino! - ¿Qué diablos hacía allí? Debía alejarse ahora que todavía no era demasiado tarde.
- He venido a salvarte. - Pronunció casi en un murmullo mientras seguía caminando lentamente hacia ellos. - Traigo al bebé. - El general podía sentir el miedo en su voz.
- ¿¡Pero qué dices!? ¡No puedes entregar el futuro de nuestro pueblo a cambio de mi insignificante vida! - Le gritó. - ¿¡Te has vuelto loco!? ¡Lárgate!
- Pero... yo no puedo vivir sin ti. - Escuchó su voz tomada y casi podía ver sus lágrimas caer como gotas perladas en la noche.
- Yo estaré bien. - Le mintió. - Vete. Por favor. - JiMin amagó el gesto. Primero se quedó quieto y luego dio un pequeño y dudoso paso hacia atrás.
- No lo estará. - Aseguró el que parecía el más grande de los dos secuestradores. - Si das un paso más atrás le mataremos y luego iremos tras de ti. - Eso bloqueó las piernas del aterrorizado consorte.
- Vete y no mires atrás. - Repitió NamJoon. - ¡Corre!
- ¡Qué romántico! - Pronunció cansado otro de los secuestradores justo antes de propinarle una brutal patada en la espalda haciendo que cayera de bruces al suelo.
- ¡Para! ¡Déjale! - Gritó. - No puedo dejarte aquí. - Le lloró a su amor con los pies clavados en la tierra sin saber qué hacer.
- Jimin, escúchame. - Dijo el general queriendo centrar toda la atención del consorte real en sus palabras. - Es solo un bebé inocente. Sabes que no puedes hacer esto. Eres demasiado bueno, demasiado amable. No podrás cargar con ese peso sobre tus hombros. Lo sabes. - Le habló con cariño. - Mi dulce amor, yo siempre estaré contigo. - Esta vez no le mintió, pues ambos sabían que era inútil. Intentó sonreirle y calmarle, pero estaba convencido de que su expresión compungida no provocaría eso en él. - ¿No entiendes que necesito saber que estás bien? Vuelve. Deprisa. Aún estás a tiempo de escapar. - Le rogó. - Vuelve con el rey.
- Ya es suficiente palabrería bobalicona. - Le propinó otra patada en el costado. - ¡Estoy cansado de tanta estupidez! - Y luego otra y otra más.
- ¡Basta! ¡Dejadle en paz! - Bramó JiMin asustado. - He cumplido. - Sollozó. - He cumplido. - Una de las patadas le alcanzó en la boca y el general escupió sangre antes de volver a hablar.
- Vuelve a casa. - Suplicó el general dolorido desde el suelo. - Te lo ruego, mi amor. Márchate. - Hablaba ya sin fuerzas.
- Entréganos al bebé y le dejaremos ir, consorte real. - Pronunció uno de ellos. - Así de fácil. - JiMin empezó a avanzar lentamente hacia ellos.
- No es cierto, JiMin. Nos matarán a los dos. - Formuló NamJoon sin a penas poder abrir los ojos por el dolor. Después de eso, quedó casi inconsciente.
- Soltadle primero y os daré al bebé. - Declaró el consorte fingiendo muy torpemente conservar algo de firmeza en la voz.
- No creo que estés en posición de exigir, consorte real. Deja al bebé en el suelo y apártate. - JiMin dudó un momento. - No tenemos toda la noche, niño rico.
- No le haréis daño al bebé, ¿verdad? - Preguntó como si ese fuera a ser su único consuelo por el resto de su vida.
- No, claro que no, majestad. - Pronunció con sorna burlándose de él. Seguramente ellos no tenían potestad para decidir el futuro de la pequeña princesa y les matarían si no llegaba viva a Goguryeo, pero para ellos era más divertido reírse del joven consorte real. JiMin caminó unos pasos más hacia delante, dejó el pequeño bulto envuelto en sábanas en el suelo. Entonces el bebé empezó a llorar, lo que despertó a NamJoon de su semiinconsciencia. El general no tenía fuerzas para nada, sólo sabía que aquello estaba mal. ¿En qué estaba pensando JiMin?
- Calma. Calma, pequeña princesa. - Siseó el esposo del rey sin poder hacerla callar. El bebé sólo quería dormir arropada por unos cálidos brazos llenos de amor. - Ya está. Estarás bien. - Colocó sobre el pequeño bulto un medallón de jade pulido que incluso en la oscuridad del bosque era capaz de reflejar la luz de la Luna. Pero el bebé no dejaba de llorar. El frío y húmedo suelo del bosque no era lugar para un bebé, pero menos aún para la princesa de Silla.
- Apártate ahora. - Le ordenó el hombre y, aunque la niña no dejaba de llorar, JiMin obedeció y dio varios temblorosos paso hacia atrás.
- Ya nos habían dicho que eras el eslabón más débil de la familia. Pero nunca imaginé que realmente serías tan tonto. - Rió burlonamente uno de los encapuchados mientras se acercaba a la bebé. Pero cuando llegó a un par de pasos de ella, una certera flecha surcó el cielo a toda velocidad y se clavó a sus pies. A sólo unos centímetros del bebé.
- Acércate a mi hija y la próxima flecha atravesará tu corazón.
¡¡¡Hola!!!
Espero que os haya gustado el capítulo.
¿Creiáis que iba a entregar a la niña?Sólo quedan un par de capítulos para que acabe. ¿Qué pasará al final?
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DINASTÍA [Múltiples shippeos]
FanficCorre el año 576 dC y los tres reinos de Corea: Silla, Goguryeo y Baekje parecen muy cansados de luchar. Silla ha ganado una gran fuerza en las últimas décadas y su rey, JungKook, arregla el matrimonio de su único hijo, YoonGi, con los hijos de los...