52 Gris

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- Padre...

- Calma, hijo mío. - Acarició su pelo mientras mantenía la cabeza de su hijo en sus rodillas. Apartaba el pelo empapado en sudor de su frente. - Calma. Tu padre está aquí.

- Papá... - Susurró con la poca voz que le quedaba.

- Papá no se va de tu lado, cariño. - Intentó tranquilizarle.

- Me cuesta respirar. - Sollozó sin fuerzas poniendo todas las que le quedaban en sostenerse del brazo de su padre.

- Ya lo sé. Por eso debes sosegarte. Peor será cuanto menos tranquilo estés. Mantente respirando, hijo mío. - Le rogó. - La ayuda está en camino.

Efectivamente, el príncipe sólo agonizó unos minutos antes de que llegara el sanador. Le dolía terriblemente el pecho. No sólo era la herida, sino también que casi no podía respirar.

Dejar de sostener el cuerpo de su moribundo hijo para darle espacio al sanador y que así hiciera su trabajo, fue terriblemente doloroso. Sus brazos dolían por no tenerle entre ellos. Apretó los puños para evitar llorar.

En poco tiempo, con un té sedante, YoonGi cayó en un profundo sueño, pero su respiración seguía siendo forzosa. Al desvendar su herida, comprobaron que supuraba pus.

- ¿Cómo puede ser? Los vendajes se cambiaron hace unas pocas horas. - Quiso saber el rey.

- La herida se estaba cerrando bien, pero, aunque la limpiamos lo mejor que se pudo, se cerraba quedando restos de infección en el interior. - Explicó. - Es una herida demasiado grande como para asegurarse de que estaba limpia.

- Sí, ya me advirtió de que podía pasar. - Recordó JungKook. - ¿Pero ahora qué?

- La única manera es abrir y limpiarla de nuevo. - Expuso indeciso.

- ¿¡Y a qué esperas!? - Le preguntó exaltado.

- Majestad, debo advertirle de que es tremendamente arriesgado. - Pronunció el sanador, permaneciendo calmado ante la subida de tono de su rey. - Operar para reabrir la herida y eliminar toda la infección, significará una gran pérdida de sangre. El príncipe está muy débil. Es posible que no lo resista.

- Es eso o la muerte igualmente, ¿no es así? - La voz de un rey con un nudo en la garganta y sus ojos cristalinos a punto de llorar no era algo que se viviera todos los días.

- Casi seguro que sí, mi rey. La única alternativa sería esperar a realizar la operación cuando el príncipe recobrara fuerzas, pero con la infección que tiene eso es muy improbable que suceda. - Aseguró.

- Entonces no hay más que hablar. - Sentenció. - Hazlo. - Se levantó con el corazón encogido, fingiendo que todo su cuerpo no estaba temblando de puro terror. Salió de la habitación casi tambaleándose.

- ¿¡Por qué no puedo verle!? - Gritó HoSeok cuando le vio cruzar la puerta. - Si está tan mal quiero ir con él. - Declaró. - No debe estar solo, estará asustado.

- Es el príncipe de Silla. - Le recordó el rey con dureza. - Mi hijo no conoce el miedo. - Mintió. Él mismo estaba aterrorizado. No sabía si quería convencer a HoSeok con esas palabras o a sí mismo. Pero lo único que consiguió fue hacer llorar al esposo de su hijo, fingiendo que no se arrepentía de su toscas palabras. - Le están operando ahora. - Pasó de largo a HoSeok, pero también a NamJoon, a TaeHyung, a Jin y a JiMin, quienes por supuesto también estaban en la habitación contigua a la de YoonGi, esperando noticias. Pero JungKook no aguantó más y se marchó a sus propios aposentos. No soportaba aparentar ser fuerte por más tiempo. Cuando llegó a su dormitorio cerró la puerta y cayó al suelo, deslizando la espalda por la pared y cubriéndose el rostro con las manos. Era la primera vez en mucho tiempo que lloraba como un niño pequeño. Desconsolado. La primera vez en muchísimo tiempo que echaba de menos a su padre y sus consejos que no siempre había escuchado. Él le había dejando siendo muy joven, muriendo en batalla. Había perdido mucho entonces y sentía que iba a pasar por algo peor esta vez. Perder a un padre siempre es duro. Perder a un padre antes de tiempo es mucho peor. Pero perder a un hijo... No hay palabras para describir tal sentimiento. Un sufrimiento indescriptible que destroza para siempre al más fuerte de los hombres.

Cuando un rey bueno muere, todo el reino se vuelve triste. Las lágrimas del pueblo llenan los ríos y los llantos saturan el aire de la nación. Pero cuando un príncipe se convierte en un nuevo rey surge de nuevo la vida y, con el tiempo, la alegría.

Pero cuando es un príncipe el que muere, el único heredero al trono, la apatía y la desesperanza consume a la población como acaba con un padre que pierde a un hijo. Las rosas flores del cerezo se vuelven grises y caen del árbol dejando un tronco muerto a su paso. Todo se vuelve gris, como si estuviera cubierto por una fina capa de ceniza. En el reino de Silla, el pueblo había vivido con la esperanza de tener como príncipe a YoonGi. Desde que se dio la noticia de su nacimiento, la fe de la población se alzó. YoonGi era la promesa del futuro para Silla. Representaba la creencia de que toda su existencia tenía una continuidad. Todo era perpetuo con YoonGi.

El palacio se cerró sin dar explicaciones durante meses. El pueblo se preguntaba que sucedía dentro de los muros de palacio y lo único que recibía como respuesta era el silencio y breves indicaciones como llegadas de muy lejos. El único contacto era NamJoon, que seguía dirigiendo al ejército, pero nada innecesario se filtraba de sus labios. Y ante la pregunta de si el príncipe estaba vivo o muerto, la respuesta siempre era la misma: el silencio.

Un rey que nunca había mantenido las distancias con sus gentes, de pronto no regresaba con los suyos. Y en el interior del palacio toda información era un secreto celosamente guardado.

El gran rey de Silla miraba sus dedos ligeramente temblorosos. Sus manos dolían agarrotadas a veces. El dolor había causado estragos y dejado secuelas en el cuerpo del rey. La desesperación el desconsuelo durante demasiado tiempo le habían debilitado. Es curioso como el tormento de la mente puede destrozar un cuerpo físicamente sano.

- JungKook, ¿te encuentras bien, mi vida? - La dulce voz del mayor de sus esposos hacía que su dolor acabara por unos momentos. Levantó la cabeza. Su rostro afable le consolaba.

- Sí. Es sólo que estoy cansado. - Cogió las manos del rey entre las suyas. - Ya sabes que me sucede a veces.

- Te daré un masaje. Te sentirás mejor. - No sabía de donde había salido, pero JiMin estaba a su lado, sosteniendo sus manos agarrotadas y tensas. Llevaba varios días trabajando duro para retomar el tiempo perdido y eso le causaba debilidad en su cuerpo ya castigado. Les observó con cariño.

- ¿Es que acaso seguís queriendo a un rey destruido como yo? - Les preguntó.

- No digas esas cosas. - Le rogó Jin.

- Ni estás destruido ni hay motivo alguno para que dejemos de amarte. - Aseguró el menor.

- Me han dejado de amar antes. - Susurró.

- Calla. Sólo estás cansado. Tú mismo lo has dicho. - Le consoló. - Deja que te llevemos a la cama.

- Debo continuar. - Declaró.

- No podrás ni escribir con las manos así. - JungKook un poco aturdido por el agotamiento, terminó cediendo y se dejó acompañar por sus esposos para descansar.

 - JungKook un poco aturdido por el agotamiento, terminó cediendo y se dejó acompañar por sus esposos para descansar

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Hola!!!!! ¡¡¡Qué capítulo tan triste!!!
Espero que lo hayáis disfrutado (en la medida de lo posible).

Habrá que esperar para saber que ha ocurrido en palacio durante esos meses oscuros.

No me odieis demasiado!!!

Os quiero!!!💜💜💜💜
Un besazo!!!😘😘😘😘

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