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Comía en silencio mientras escuchaba de fondo la agradable platica de la pareja frente a mi, por el rabillo de mi ojo pude observar cómo Jimin seguía sin meter ni un solo bocado a su boca manteniéndose en silencio con la cabeza gacha revolviendo la comida una y otra vez con los palillos.

—¿SeungWan puedo pasar a tu baño?—pregunté, necesitaba un respiro.

—Al final del pasillo a mano derecha—asentí y me dirigí al lugar recién mencionado con prisa, confesaré que no todas las decisiones que tomo son inteligentes pero esta de verdad sobrepasó los límites, sentí como si pequeñas agujas se encajaran sobre las plantas de mis pies, resistiendo el dolor seguí caminando ahora con mayor precaución.

Una vez dentro del baño cerré la puerta y me dediqué a observarme en el espejo, resoplé con enfado.

—Si tanto le disgusta mi presencia debería decírmelo—murmuré, rehice el chongo que tenía en mi cabello—¿De verdad no comerá nada por el simple hecho de estar yo aquí?—bufé molesta—Genial, cree tener el derecho como para pedirle a alguien más que vigile mi alimentación pero él descuida la suya por una tontería, que gran lógica Park Jimin—rodé los ojos.

Debo para de hablar sola frente al espejo esto se está volviendo extraño, sacudí mi cabeza ahuyentando todo tipo de pensamiento, con mi mente en blanco salí del baño dispuesta a marcharme de la casa. Bastó solo dar unos cuantos pasos para que el camino fuera obstruido por alguien más, levanté la mirada encontrándome con su semblante serio.

Retrocedí unos centímetros, hice ademán de pasar por su lado para seguir con mi camino de regreso al comedor pero su mano enroscarse en mi muñeca me lo impidió.

—Yo tampoco sabía que estarías aquí, Seungwan me invitó a cenar a su casa y yo acepté sin saber más, pero no te preocupes, ya me iba—me excusé poniendo mi mano sobre la de él con la intención de deshacer el agarre que había creado sobre mi muñeca pero lo único que conseguí fue ser arrastrada hacia una habitación. Escuché como se cerró la puerta y de pronto la luz se encendió—No entiendo que es lo que intentas hacer pero te advierto que—mis palabras se cortaron al sentir el leve empujón que me dio haciéndome caer sobre la acolchonada cama, lo vi rebuscar algo entre los cajones de uno de los burós; me levanté de la cama acercándome con curiosidad hacia él.

—Siéntate—ordenó sin girar a verme, toda su concentración estaba dirigida a encontrar lo que sea que estuviese  buscando.

—¿Por qué debería obedecerte?—desafié tras de él.

—Porque eres una niña buena que acata órdenes—mi boca se abrió con el fin de replicar pero sus manos hacer presión en mis hombros para girarme me detuvieron, me guió hasta la cama y por segunda vez me sentó sobre esta.
—Quédate aquí, por favor—solté un casi inaudible quejido para después asentir con cansancio. Regresó a su tarea de buscar entre los cajones hasta que finalmente regresó con un frasco en su mano.

Se sentó a mi lado y palmeó sus piernas, negué sin entender a lo que se refería.

—Sube tus pies—volví a negar con recelo, sin importarle lo más mínimo mi respuesta tomó mis mis piernas y las subió a la cama, mi boca se abrió ligeramente debido a la impresión, acomodó mis pies sobre su regazo para proceder a desabrochar mis tenis, sacó uno por uno y los dejó sobre el piso. Se detuvo unos segundos mirando mis calcetines de ositos, avergonzada por ese hecho giré mi rostro hacia atrás, me pareció escuchar una ligera risa de su parte.

No acostumbra reír cuando está conmigo ¿Y cuando lo hace es para burlarse de mi?

Con mi acalorado rostro y una sonrisa traviesa extendiéndose en mis labios levanté mi pie derecho para después dejarlo caer con fuerza sobre su pierna, un pequeño gemido de dolor se escapó por mi boca, mordí el interior de mis mejillas evitando seguir quejándome, debería dejar de ser tan impulsiva. Definitivamente hoy no era mi día para tomar buenas decisiones.

||Once Upon A Time||- P.J.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora