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—¿A dónde nos dirigimos, no crees que nos hemos alejado lo suficiente?— sin poder reprimirlo una mezcla de preocupación y temor desbordaba de mi voz.

—Tranquila, ya falta poco— si, como lo esperaba, escuchar su respuesta no me generó paz en lo absoluto.

—Pero, se hará tarde y recuerda que debemos estar a tiempo para la filmación.

Mis manos se aferraban al cinturón de seguridad con fuerza, mis palmas sudaban a causa de los nervios, mi vista fija en la ventana esperaba ansiosamente porque el auto finalmente se detuviera, y es que con cada minuto más que pasaba mi corazón bombeaba con mayor velocidad. Extrañamente su compañía me provocaba una sensación de incomodidad, y no tenía nada que ver con él puesto que es un chico agradable, divertido, caballeroso, atento y muy atractivo pero su presencia me transmitía una sensación de cohesión.

Cuando mencionó que quería mostrarme un lugar jamás cruzó por mi mente la idea de tener que montarme en un auto junto a él por más de treinta minutos, porque sí, he estado contando el tiempo, podrán llamarme paranoica, pero no suelo confiar de tal manera en personas que no conozco demasiado, en especial cuando el camino se vuelve desierto y una gran cantidad de árboles adornan los costados de la carretera. Miré el reloj en mi muñeca.

35 minutos.

Hemos llegado— parpadeé varias veces saliendo de mis pensamientos al escuchar su voz, desabroché el cinturón de seguridad y disimulé un suspiro de alivio.

—¿Dónde estamos?— bajé del auto con temor. No estaba entendiendo nada y mi estómago exigiéndome comida no me dejaba pensar con claridad. Volteé a verlo al no recibir respuesta, fruncí mi entrecejo.

—¿Confías en mi?— agradecí el hecho de que se encontrara concentrado buscando algo en la parte trasera del auto para que fuese incapaz de notar la incomodidad en mi rostro.

Silencio, esa fue mi respuesta.

Lo tengo, sígueme— en sus manos sostenía varios recipientes— ¿Podrías cuidar esto?— asentí tomando la manta.

Caminé tras de él sin rechistar, los bosques no dan tanto miedo después de todo, por lo menos no de día. Quedé asombrada al ver el hermoso lago que estaba frente a nosotros, lo miraba embelesada, sin ninguna duda la naturaleza es la vista más linda que puede existir, el sonido de las aves no era molesto, más bien era relajante.

—SeulGi, la manta por favor— la extendí hacia él, fue en ese momento en el que comprendí de se trataba todo.

Un picnic, increíble.

Nunca había hecho algo como esto, es emocionante— admití, la tensión en mi cuerpo disminuyó, me senté a su lado.

—¿Te gustó el lugar?— sonreí.

—Me encanta, de verdad es magnífico.

—Me alegra saber que pienses así.

— ¿Cómo conociste este lugar?— sus ojos brillaron destellando nostalgia.

—Solía venir constantemente con mi familia cuando era pequeño, es un lugar especial.

—Oh— asentí— ¿Por qué decidiste traerme aquí?—en el momento en que su mirada se posó en mi supe que fue un error haber preguntado, pero ya era tarde para retractarme.

—Ya te lo dije, es un lugar especial al igual que tú— me removí nerviosa, solté una una leve risa tratando de aligerar el ambiente.

—Supongo que fue una buena elección.

||Once Upon A Time||- P.J.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora