A mitad del día llegaron a la entrada del pueblo.
Era un pueblo anexado al reino de Hemal, dedicado especialmente a la producción de armas, además de ser un lugar donde la mayoría de los viajeros se detenían para descansar y relajarse en las cascadas de fuego. Y, no faltando más, el pueblo también se encargaba de registrar a cada nuevo visitante que entraba a las tierras. Estaban bajo el mando de un rico señor amigo del rey que mantenía a gran parte del pueblo en miseria.
Antes de entrar, tanto Shouto como Tenya se deshicieron de todo aquello en su ropa que delatara su linaje real. El príncipe de Mesarthim se quitó la chaquetilla azul con bordados en hilo dorado y Katsuki pateó tierra en su dirección, ensuciando sus botas y pantalones. En su defensa, dijo el rubio, se lo merecía por siempre estar tan apegado a él durante el viaje en caballo y además de que su apariencia de príncipe pomposo sería mejor disimulada si estaba sucio. Y, aunque no fuese necesario, revolvió los cabellos del príncipe de Mesarthim para darle una imagen de un viajero mucho más cansado de lo que ya era.
Ocultando todo aquello de valor, a excepción de las espadas, el grupo de nueve entró al pueblo. Decidieron que fingirían ser un grupo de cazarecompensas que viajaban de pueblo en pueblo buscando algún trabajo y la explicación que poseían para justificar la capa del príncipe de los dragones, o la del caballero Lemillion, era simplemente que éstas eran parte de una recompensa reciente.
Pero no prepararon nombres falsos, más allá de obviamente ignorar sus apellidos reales. Y cuando dieron un pequeño paso dentro del pueblo, inmediatamente los guardias los rodearon. Bloquearon su camino con las espadas, pidiendo sus nombres y su razón allí.
— Tú, el idiota de dos tonos — dijo un guardia—. Tú hablaras por el resto. Tú nombre, ahora.
Shouto jamás había sido tratado con tan poco respeto... bueno, no, no era cierto. Katsuki desde el primer momento lo llamó estúpido.
—Soy Shou-
— Shou. su nombre es Shou —interrumpió el rubio. Temía que el bicolor dijera alguna estupidez. Lo veía bastante posible.
El guardia le gruñó. Oh, no. No, nadie le gruñía y sobrevivía. Y mucho menos, nadie insultaría al medio príncipe en su cara, solo él podía hacerlo.
— Retrocede, mocoso, no te estoy preguntando a ti.
— Yo soy el líder del grupo, así que estas hablando conmigo quieras o no, mierda de dragón. —Sacó su espada, haciendo temblar a los guardias bajo sus rojizos ojos—. No te lo repetir otra vez. Su nombre es Shou. Soy Katsuki. Y el resto son Eijiro, Denki, Sero, Mina, Mirio, Ten y Deku.
—Mi nombre no es-
—Es Deku. — El peliverde decidió no insistir—. Estamos aquí en busca de trabajo. Ahora quita las malditas espadas de mi cara o te arrancaré la cabeza, hijo de concubina.
Aunque agresivo, el grupo debía admitir que el rubio era bastante... persuasivo. Los guardias alejaron las espadas y pidieron, con amabilidad, que no provocaran desastres en el pueblo y que disfrutaran de la estadía. Katsuki guardó su espada, no sin antes amenazar a los guardias una vez más con ésta y con la promesa de cortar sus cabezas si volvían a molestarlos o a llamar idiota al medio príncipe idiota.
Buscaron una posada con establo y la única que lograron encontrar con éstas características era una en un rincón del pueblo. Lo bueno; estaba bastante apartada de muchas tiendas y otras casas, así como tenía una salida que daba directamente al bosque y a las cascadas de fuego. Eijiro murmuró que podía oler el agua caliente cayendo desde lo alto, Mina chilló de emoción a pesar de que la posada poseía baños propios y agua caliente.
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Donde nadie nos encuentre © | TDBK |
Fanfiction| FINALIZADA | Shouto estaba decidido a encontrar su sol, aquello que alejaba la oscuridad de su sangre maldita. Y lo encontró en el hijo humano del Rey Dragón. Un príncipe que no deseaba la corona, y un salvaje que jamás había tenido contacto algu...