Capítulo 10 (Amanda)

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Salgo del departamento, tal vez, un poco más rápido de lo debido para no llamar la atención de nadie. Cuando llego al hall de entrada del edificio, me lo encuentro a Carlos, el seguridad del edificio, ¿este hombre no se va nunca?, me acerco con paso decidido a la puerta de entrada para que no me dé charla, me quiero ir ya de este lugar. Pero parece que hoy no va a pasar nada de lo que quiero

—Señorita Amanda ¿tan rápido se va?— me pregunta Carlos.

—Llamame Amanda, a secas—le pido tratando de mostrarme tranquila.

—Entonces llamame Carlos a secas también—me dice con una sonrisa.

—Entonces, ¿ya te vas?—

—Si, vuelvo en un rato, todavía estoy en mi franco, solo vine a buscar una cosa. Te dejo nos vemos en un rato. — me despido tratando que la sonrisa que tengo en los labios se refleje en mis ojos.

—Seguro que nos vemos tengo turno hasta mañana a las ocho.— me dice con cara de agotado.

Le sonrió y me voy, sino no me va a dejar ir mas. Cuando estoy llegando a la puerta escucho el ascensor que se abre y sale Mariel, la chica que estaba con Alejandro, algo en el estómago se me retuerce y de golpe tengo ganas de llorar. Pero no me lo puedo permitir, así que respiro profundo y sigo caminando, estoy a pocos metros de la puerta, en este momento odio este hall, desearía que sea más chico... Ella atraviesa el hall como si estuviese enojada, en realidad se la ve, furiosa

—Señorita tiene un taxi esperando en la puerta. — le dice Carlos muy amablemente.

Mariel, parada junto a la puerta de vidrio, se da vuelta para mirar a Carlos:

—Dígale al señor Alejandro, ¡que se vaya a la mierda!— le grita como una loca, haciendo que una pareja que se encuentra esperando el ascensor se de vuelta para mirarla.

Carlos se queda de piedra, sin saber cómo reaccionar, pero no hace falta el esfuerzo, ya que Mariel abre la gran puerta de vidrio y sale del edificio como alma que se lleva el diablo.

Salgo del edificio sin mirar atrás. Ya me puedo imaginar todo lo que van a decir cuando se junten en la Baticueva...

Media hora después me encuentro caminando y la verdad que no sé exactamente en donde estoy, pero no me importa, cuando este cansada de dar vueltas me subo a un taxi y vuelvo al edificio. Me siento tan mal, tengo en el pecho y en el estómago una sensación de vacío horrible, que no puedo explicar o no quiero explicar. Encuentro un banco vacío y me siento. No tendría que sentirme así, no tengo que sentirme así. Alejandro no es más que mi jefe. Es un hombre joven, que puede hacer lo que se le dé la gana y evidentemente lo hace Las lágrimas comienzan a mojar mis mejillas, ¿Y ahora porque lloro? ¿Qué es lo que me pasa? Cierro los ojos fuerte, como si así no pudiera ver una y otra vez la imagen de Mariel desnuda enfrente mío, y la cara de Alejandro, parecía tan culpable Me seco las lágrimas, no voy a llorar por mi jefe, es más, no voy a llorar por nadie. Respiro profundo y me pongo de pie, voy a terminar mi franco, como Dios manda, es un día hermoso y lo voy a disfrutar, así que pregunto a una persona que pasa por ahí hacia donde están los diques, y camino hacia donde me indica. Es un lugar hermoso, comienzo a caminar lentamente disfrutando de la brisa del rio, el sol que si bien no está fuerte todavía sirve para calentar mi piel. A lo lejos veo el puente de la Mujer, eso me indica que estoy cerca del edificio de Alejandro.

Alejandro realmente voy a tener que tener cuidado con los sentimientos que está despertando en mí, no me quiero dar el lujo de enamorarme de él o tener sentimientos que no sean de jefe-empleada o como mucho de amigos Sacudo la cabeza negando, ese fue el primer problema, el plantearnos ser amigos cuando no estoy trabajando, no está bien, no es lógico romper esa barrera que separa el rol de él con el mío, y acá están las consecuencias. Al menos las consecuencias para mi

Alejandro  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora