Entro en mi habitación para cambiarme e ir a hacer ejercicio con Amanda, esta mujer es absolutamente increíble, jamás de los jamases me hubiese imaginado cual iba a ser el precio de esos buñuelos, la verdad es que me intrigaba que me iba a pedir, había pensado en un día libre, que es lo que me hubiese pedido Claudia, o algo por el estilo, pero nunca con lo que me salió...
Cuando me dijo que quería abrir la ventana, el pánico recorrió mi cuerpo, yo sabía lo que me podía provocar, es más, ella lo vio apenas empezó a trabajar acá, pero la carita que puso cuando me lo pidió... me fue imposible negarme, definitivamente estoy en el horno con fritas... Pero si algo debo reconocer, es que Amanda me inspira una confianza y una seguridad que nadie me provoco nunca, por alguna razón siento que puedo confiar en ella, así que hice todo tal cual me lo fue pidiendo. Me senté en el sillón, sin poder dejar de mirarla, la seguridad en su cara, como diciéndome, "quedate tranquilo, va a estar todo bien", después de un momento cerré los ojos, sus palabras resonaban en mi cabeza "no te pienso dejar".
Se alejó avisándome que iba a abrir la ventana, mi cuerpo se tensó, realmente no sabía si iba a poder con esto, pero tenía que probar, necesito salir de esto, necesito estar mejor... Unos segundos después el aire fresco golpeo mi cara y escuche a Amanda que venía corriendo hacia mí, se sentó a mi lado y entrelazo sus dedos con los míos, esa fue la sensación más espectacular que había sentido en mucho tiempo, el miedo comenzó a disiparse y me centre en la sensación del viento en la cara y sobre todo en lo que me estaba haciendo sentir su contacto.
—Estoy acá con vos y no me pienso ir a ninguna parte...— me dice y yo instintivamente aprieto sus dedos, no quiero pensar en la idea que en algún momento me pueda dejar... pero ella evidentemente entiende distinto mi reacción, porque me dice:
—Quedate tranquilo, no estás solo... cuando quieras que cierre me decís. —
—Estoy bien... solo trato de asimilar la sensación del viento en la cara... hacía mucho tiempo que no lo sentía...— le digo en un susurro, no puedo decir que este momento lo que me tiene inquieto es la posibilidad que en algún momento no este más conmigo, que nada tiene que ver con esta situación.
—Cuando puedas trata de abrir los ojos...— me dice con una vos dulce y sumamente tranquila.
—Si dame un momento...— necesito disfrutar de la sensación que estoy sintiendo en este momento.
—Yo no tengo ningún apuro...— me dice y comienza a moverse, ¿se está cebando un mate?, entonces tratando de no reírme le pregunto:
— ¿Estas tomando mate?—
—Sí, ¿por?—
—Yo acá sufriendo y vos tomando mate, ¿no te estarás comiendo mis buñuelos?— le digo sin abrir aun los ojos, puedo imaginarme su cara con una gran sonrisa.
—Nop, solo me tome un mate, pero si no abrís rápido los ojos me voy a empezar a comer los buñuelos y no te voy a dejar ninguno...—
—Es muy feo que hagas algo así...—le digo jugando y sé que ella lo entiende así ya que aun con una sonrisa me contesta:
—A mí no me parece feo, yo diría que es rico...—
No puedo evitarlo, comienzo a reírme a las carcajadas, necesito verla reírse, así que abro los ojos lentamente, sin dejar de reírme y mirarla a los ojos. Esta más hermosa que nunca, se la ve feliz. Entre risas me pregunta:
— ¿Cómo te sentís?—
—Creo que bien... me siento bastante tranquilo. — Le digo sin poder dejar de mirarla.
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Alejandro [COMPLETA]
RomanceAlejandro es un joven arquitecto de 33 años, que tras la muerte de sus padres empieza a padecer de agorafobia, impidiéndole que pueda salir de su lujoso departamento. Contrata a Amanda como su nueva ama de llaves, una joven de 27 años, que está esca...