Capítulo 20 (Amanda)

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Ya pasaron casi dos horas desde que Claudia le insinuó a Alejandro que había pasa la noche con la novia y no puedo dejar de reírme... La cara que puso. Fue la reacción de un hermano mayor cuando se imagina a su hermanita teniendo relaciones sexuales con su novio...

Me estoy sonriendo cuando entra Claudia a la cocina:

— ¿Todavía te estas riendo? —

—Perdón... es que se me viene a la cabeza la cara de Alejandro y no lo puedo evitar... —

—Sí, se quiere hacer el superado pero la verdad que no le da...—

—Entendelo, él te ve como su hermanita y el imaginarte en una situación íntima, no le debe se hacer mucha gracia... —

—Sí, encima si es con otra mujer...— me dice de una forma rara... no sé cómo si se avergonzara.

— ¿¡Qué decís!? No creo que Alejandro tenga problema con tu inclinación sexual... para mi pasa por imaginarte en una situación intima... ¿me entendes? —

—Yo que se... Puede ser. — me dice no muy convencida.

Lo dejo ahí y le digo:

—Bueno vamos a hacer nuestras cosas, que Alejandro es bueno pero tampoco nos va a aguantar que no la pasemos hablando. —

—Te puedo asegurar que Alejandro a vos te perdona cualquier cosa... — me dice con esa sonrisa guasona.

—No podes con vos... Dale vamos a hacer las cosas. — le digo empujándola para que se mueva. No quiero entrar en ese tema porque sé que voy a perder.

El día pasa rápido y cuando me quiero dar cuenta Claudia se está yendo para ver a su novia nuevamente y yo me vuelvo a quedar con Alejandro a solas.

Alejandro se pasó casi todo el día encerrado en su estudio, tiene que terminar unos planos para mañana. Le toca ir a la empresa.

A las seis voy a ver si quiere tomar algo. Después de tocar la puerta escucho que me dice con esa voz grave que hace que se me erice los vellos de todo el cuerpo:

—Pasa Amanda...—

— ¿Vas a querer tomar algo? ¿Te hago un café con tostadas, manteca y dulce de leche? — le digo sin entrar, simplemente asomo la cabeza.

Él me sonríe y se le ilumina la cara. Y sé que eso es un sí. Le devuelvo la sonrisa y sin decir nada voy a cerrar la puerta cuando me dice:

—Amanda...—

—Si. ¿Necesitas algo más? — le digo volviendo a asomar la cabeza.

Me mira por un momento y luego me dice:

— ¿Haces mate? Realmente extrañe mucho esas tardes tomando mate con vos...—

Yo también las extrañe, mucho más de lo que sé que es saludable para mí y mi pobre corazón. Sin siquiera pensarlo se lo digo:

—Yo también las extrañe...— para mi sorpresa, no me arrepiento de habérselo dicho. —Ahora vengo con todo. —

—Acá te espero. —

Me voy a la cocina a preparar todo. Realmente extrañe muchísimo el sentarme con él a tomar mate mientras que hablamos de cualquier cosa. En realidad extrañe todo de él...

En menos de diez minutos tengo todo terminado. Cuando llego al estudio, me encuentro que la puerta está abierta y ya me hizo lugar en la mesa. Eso me hace sonreír.

—Dejame que te ayude...— me dice acercándose para agarrar la bandeja. Cuando toma la bandeja nuestras manos se rozan y otra vez esa electricidad en todo el cuerpo. Rápidamente saco mi mano, lo que no pasa desapercibido para Alejandro. Qué rápidamente me dice:

Alejandro  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora