Hoy hace tres días que no hablo con Alejandro, de un día para el otro dejo de llamar, no sé si le paso algo o simplemente se aburrió de estar perdiendo el tiempo conmigo, en lugar de gastar ese tiempo conquistando a la mujer que le gusta. Tengo ganas de llamarlo para ver como esta, pero no sé si está bien que lo haga, después de todo no soy más que su ex empleada.
—Amy, mi vida... ¿Estas bien? Te quedaste callada de golpe...—me dice mi mamá sacándome de mis pensamientos. No me había dado cuenta que deje de hablarle. Estamos las dos en el balcón tomando mate.
—Estoy bien, me colgué pensando en otra cosa... perdón. ¿Qué estábamos hablando?—
— ¿Por qué no lo llamas? Amy, no podes seguir así...—
— ¿Qué queres que haga mamá? La verdad que no le veo una salida a esto. No me quiero exponer a verlo con otra mujer, sé que no lo soportaría...—
—Amanda, ¿pensaste por un momento que esa mujer de la que él te hablo, podes ser vos?—
—No mamá, no soy yo. Mirame, ¿pensas que un hombre como él se podría fijar en alguien como yo?—
—Amanda, sos una mujer hermosa, y encima inteligente, ¿Por qué un hombre como Alejandro no se va a fijar en vos? Vos misma me dijiste que es una persona sencilla, como nosotras. Aparte te estuvo llamando todos los días y hablaron un montón de tiempo, ¿Qué hombre llama todos los días a una mujer si no es porque le interesa?—
—El mismo me dijo que extrañaba a su amiga...—
—Sí, y también que extrañaba todo de vos...—
—No mamá, estás viendo cosas que no existen...—
—O vos no estás viendo cosas que yo veo bastante claras...—
Suena el timbre y mi mamá se pone de pie, me mira y me dice:
—Tendrías que dejar de ver todo tan negativo...— Luego se va.
No sé qué pensar, no creo que Alejandro tenga ese tipo de interés conmigo...
—Amy, es para vos...— me grita desde la puerta.
Dejo el termo y el mate en el piso del balcón, seguramente que debe ser el cartero y tengo que firmarle. Me miro, estoy vestida muy de entre casa, remera y pantalón cortito y descalza, por lo menos estoy vestida, seguramente este hombre debe haber visto cosas peores. Me paso la mano por el pelo y voy hacia la puerta. A mitad de camino levanto la vista y me quedo helada. Mi corazón comienza a latir rápidamente. Parado junto a la puerta esta Alejandro... está definitivamente increíble, remera entallada, jean oscuro y zapatillas de vestir. Me mira y sé que esta por entrar en crisis, tiene la mirada desencajada y está transpirando. Me acerco con paso rápido y tiro de él para que entre en el departamento, luego cierro la puerta y le pregunto:
—Alejandro, ¿estás bien? ¿Queres que cierre la ventana del balcón?—
—No, solo dame un momento...— dice tratando de respirar tranquilo para no hiperventilarse.
Lo dejo tranquilizase por un momento y luego le pregunto:
— ¿Qué estás haciendo acá?—
—Vine a convencerte de que vuelvas. —
—Chicos, yo los dejo... es un gusto conocerlo Alejandro. — dice mi mamá tendiéndole la mano.
—El gusto es mío y por favor tutéeme, no soy mucho más grande que su hija. — le contesta dándole la mano a mi mamá.
Mi mamá se va a su habitación dejándonos solos. Alejandro recorre mi cuerpo con la mirada, y ahí recuerdo lo que llevo puesto...
—Perdón, estuve limpiando y todavía no me bañe... esperame un momento que me cambio. —
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Alejandro [COMPLETA]
RomanceAlejandro es un joven arquitecto de 33 años, que tras la muerte de sus padres empieza a padecer de agorafobia, impidiéndole que pueda salir de su lujoso departamento. Contrata a Amanda como su nueva ama de llaves, una joven de 27 años, que está esca...