Capítulo 34 Amanda

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Miro la hora en el reloj de mi escritorio, ya casi es la hora y todavía no terminé con todo lo que tengo que hacer.

Sé que en cualquier momento va a pasar Ricky a buscarme y no me puedo demorar, pero no me quiero ir sin dejar todo en condiciones y sobre todo organizado para que puedan llevar cualquier eventualidad. Son solo quince días en los que me voy a ausentar, pero son más que suficientes como para que todo se salga de control.

—"Señorita Amanda, ya es hora. La están esperando." —

La voz de Héctor me saca de mis pensamientos. Me sonrío y le contesto apretando el botón del intercomunicador:

—Dame cinco minutos más, estoy casi lista... Y no me digas señorita me siento vieja. —

—"Sí Amanda... Yo no tengo problema en esperar. Ahora no sé si le pasará a todos lo mismo." — me dice haciéndome sonreír. Contratar a Héctor fue una de las decisiones más acertadas que tome en mi vida. No solo tengo un excelente secretario, si no que encontré un amigo.

Rápidamente acomodo unos papeles que tengo sobre el escritorio.

—Héctor, por favor, ¿podés venir? — lo llamo presionando el botón del intercomunicador.

—"Si Amanda. Ya voy." —

En cuestión de segundos Héctor golpea la puerta y entra.

—Estás hermosa... Cuando te vea se muere. — me dice acercándose a mí con una gran sonrisa.

—Gracias. Espero que le guste. — le contesto sonriéndole. —Bueno acá te dejo todo organizado. No vas a tener problemas. Ya hable con los proveedores. Igualmente, ante cualquier eventualidad me llamas. No importa la hora. Me llamas. —

—Sí Amanda. Andá tranquila, sé que voy a poder apañármela solo. —

—Sí, ya lo sé... es que me pone nerviosa irme y dejar todo...—

Comienza a sonar el teléfono de mi escritorio y me puedo dar una idea de quién puede llegar a ser. Héctor se va, seguramente él también sabe quién es...

—Hola. — digo al levantar el auricular del teléfono.

—Espero que no te hayas arrepentido. — me dice una voz profunda al oído.

Me sonrío.

—Para serte sincera...— le comienzo a decir jugando pero no puedo terminar de hablar cuando me interrumpe diciéndome:

—Amanda, después de todo lo que te esperé y supliqué, espero que sea una broma, porque me voy ya para allá y te rapto. —

Comienzo a reírme.

—Obvio que estoy jugando. Estaba terminando de arreglar todo para poder irme tranquila. —

—Sé que Héctor se va a poder arreglar bien las próximas dos semanas. —

—Si ya lo sé...—

—Dejá todo como está y subite al auto. No me tortures más...—

—Está bien, en un ratito nos vemos...—

—No me obligues a ir a buscarte. —

—No va a ser falta. Esto no me lo pierdo por nada del mundo...— le contesto y los nervios se apoderan de mí nuevamente.

—Te amo hermosa. — me dice Alejandro.

—Pero yo te amo más...— le contesto antes de cortar.

Me acerco al espejo que tengo en uno de los extremos de mi despacho y me observo. Todavía no puedo creer que por fin llegó éste día. Pasaron tres años desde que Alejandro me lo propuso por primera vez. Creo que no pasó un mes que no me lo vuelva a preguntar por las dudas... Hasta que un día, caminando por la calle Florida en hora pico, simplemente lo miré y le dije: "Sí, quiero". La cara de desconcierto que puso, todavía la tengo grabada en la retina. No entendía de qué estaba hablando, ya que me estaba contando que no le estaban entregando unos materiales para la nueva obra en la que está trabajando. Entonces mirándolo con una sonrisa de "oreja a oreja", le dije: "Sí quiero casarme con vos". Alejandro sin darme tiempo a nada me levantó en brazos y gritando para que todo el mundo lo escuche, dijo: "¡Por fin se va a casar conmigo!". Muchas personas aplaudieron, otras nos miraron como si estuviésemos locos, mientras nos besábamos.

Alejandro  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora