Capítulo 5: Un celo agridulce

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5-Un celo agridulce

**Renji**

Termino de colocar en los estantes los productos que llevaba en el carro pendientes de clasificar y ordenar cuando aspiro el furioso aroma de un alfa al otro lado del pasillo que está dando voces llamando la atención. Me apresuro para ir a ver qué pasa y veo a Byakuya con su rostro imperturbable, recibiendo los gritos del alfa que le acompaña su omega el cual está algo encogido por los gritos de su pareja.

- ¿Qué clase de vendedor eres tú que no sabe distinguir entre supresores para alfas y omegas?? ¡¡te he dicho que soy yo quien lo necesita, estúpido!!-

-Sólo quedan los de la caja verde así que si no te gustan te los puedes meter por...- uso mis reflejos de deportista para ponerme tras la espalda de Byakuya cubriéndole la boca con mi mano sorprendiéndole.

-¡Disculpe señor!! En este pasillo sólo hay cosas para los omegas, los supresores de feromonas alfas están dos pasillos desde éste yendo por su izquierda. Si es tan amable...-

Por suerte el alfa se controla, pero no porque haya visto pálido a su pareja, sino por la reverencia que me he visto obligado a hacerle. Tsk! cabrón...de verdad que hay alfas que solo les importa su bienestar y el resto una mierda...

Siseo de dolor al recordar que estaba sujetando a Byakuya el cual me ha metido un mordisco en un dedo obligándome a apartarme. Le miro bastante molesto, aunque enseguida abro los ojos al ver sus ojos brillantes mientras se relame mi sangre con la lengua quitándosela del labio inferior. Jo...der...eso me ha puesto duro, sí...

-Oye, tienes que controlar ese temperamento si quieres durar más en tu primer día. Si no te gusta trabajar en esta sección lo haré yo ¿Dónde prefieres estar? - le veo encogerse de hombros con indiferencia lo que me hace resoplar. –A ver... ¿Qué tal en alimentación? ¿te gusta cocinar? -

-No. Ya cocinan para mí- no sé por qué me imaginaba esa respuesta.

-Bueno, una cosa es que te cocinen y otra tus gustos. ¿Fruta por ejemplo? - le veo ladear levemente la cabeza lo cual me tomaré como un sí. Le acompaño al pasillo de la frutería donde hay bastantes cajas que colocar en cada departamento según el tipo de fruta.

-Por cierto, toma- saco del bolsillo de mi delantal la placa con su nombre y la engancho a su delantal a la altura del pecho. Abro los ojos sorprendido por oler de nuevo ese aroma a cerezos tan leve que reconocí la vez anterior y esta vez sin la presencia del vinagre.

- ¿Has terminado de mirarme? – reacciono al ver su fulminante mirada y me rasco el pelo con molestia.

-Tampoco te creas tan guapo que yo tampoco estoy nada mal ¿eh? - observo cómo su expresión se hace más indiferente cuando me da la espalda y se pone a trabajar. Dios... es que es tan insoportable, tan estirado y tan...tan buenorro, joder. He de reconocerlo.

Sigo atendiendo a los clientes como de costumbre hasta el descanso y al pasar por la frutería, veo a dos de mis compañeros que están mirando a cierta distancia a Byakuya el cual ha terminado de reponer toda la fruta clasificada perfectamente y está rellenando el historial de ventas. Era inevitable que no pasara desapercibido en su primer día. Cuando está concentrado y serio parece una persona formal y todo. Cada vez me doy más cuenta de que si no le molestan, se muestra tranquilo, pero en cuanto te acercas, muerde.

Como los descansos son en diferentes horas, cuando termino de comer algo, veo en la sala de empleados como Byakuya está sentado alejado del resto de compañeros, en una mesa sola tomando té. Lo normal es socializar con el resto cuando llegas nuevo a una empresa, pero Byakuya no es así. Parece que todos ya se han dado cuenta de su fobia al contacto humano, seguramente con sus frías miradas y gestos cargados de desdén. Si es que es único. En todos los sentidos.

"Imperfectos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora