Mi princesa Slytherin

Draco Malfoy y tú #31

Estabamos a 20 de Julio, ya había pasado bastante tiempo, tiempo en el que he estado completamente sola. Mi abuelito esta muy enfermo, pero como es muy grave no me dejan ir a verlo, cuando me lo dijeron me opuse pero ya estoy cansada de protestar, simplemente ya lo he asimilado. Cada día tengo más miedo, de perder la única familia que me queda, estas semanas sola me han dado mucho tiempo para pensar, y es lo único que he hecho: pensar y llorar

(...)

Estaba en mi cama acostada leyendo las más de miles cartas que me mandó Draco al ver que no le contestaba, pero me sentía sin fuerzas, no quería hacer nada. Me sabía mal por él, ya que no tenía la culpa, pero pronto le contestaría.
De repente escuché un ruido fuera, me asusté mucho, por la zona no había nadie normalmente. Me asomé por la ventana y no ví a nadie, así que supuse que me lo habia imaginado, últimamente estaba muy paranoica.
Bajé a la cocina a por algo de comer y entonces escuché un ruido proveniente de mi habitación, decidí ir a ver que pasaba, el corazón me iba a mil.
Al entrar no ví a nadie pero la ventana estaba abierta, y yo la había dejado cerrada. La cerré y heché un último vistazo al jardín desde ahí, todo estaba muy tranquilo, y ni si quiera hacía viento, no entendía por qué se había abierto.
Fui a darme la vuelta pero me fijé en que había una sombra a mi lado, por lo que alguien estaba detrás de mí. A mano tenía un bate de béisbol, que era de mi abuelo. Lo agarré tranquilamente y me giré muy bruscamente golpeando a la persona.
-¡AUUCHH!- gritó Draco. Oh por dios pensé
-¡DRACO! Me pegaste un susto de muerte, ¡no vuelvas a hacer eso!- contesté enfadada
-Yo también estoy encantado de verte- dijo sarcástico. Yo reí y le abracé
-Perdona, estaba preocupado por tí, ya sabes, no me has contestado a las cartas, y no sabía si no querías verme, asi que tuve que colarme, pero no te quise asustar, perdón- dijo
-Tranquilo, y... lo de las cartas... pues...- los ojos se me cristalizaron, nunca había hablado del tema con nadie, pero si tenía que hacerlo, quería que fuera con él, queria hacerlo todo con él.
-Oye, tranquila, no hace falta que me lo cuentes si no estás preparada, yo esperaré el tiempo que necesites, y cuando estés lista para hablar, aquí estaré, ¿vale?- dijo mirandome a los ojos directamente. Yo por impulso le abracé. Hacía mucho que no sentía ningún acto de cariño hacia mí.
-Quiero contartelo, de verdad que quiero...-
-¿Estas segura?- yo asentí
-Mi abuelo está en el hospital desde hace 2 semanas, está muy grave, y desde ese día he estado completamente sola todos los días. Mi abuela quiere pasar el poco tiempo que creen que le queda junto a él, y a mí no me dejan entrar porque dicen que me puede resultar traumático, pero ni si quiera me he despedido, ¡NO PUEDEN OBLIGARME A VIVIR CON ESO! ¡¡NO PUEDEN!!- Estallé. Draco me abrazó con mucha fuerza y yo empecé a llorar en su hombro. Estar con él me reconfortaba un poco.
-Tss, oye, tranquila, ¿por qué no vienes a mi casa a pasar unos días? Mi madre te conoce, seguro que no le molestará, y mi padre volvió a Australia, ¿que te parece? Incluso podríamos colarnos en el hospital a ver a tu abuelo- dijo esto último susurrando.
-¿Cómo nos vamos a colar?- pregunté
-Estas hablando con el mejor ninja del mundo- se cruzó de brazos y señaló con la cabeza la ventana mientras me guiñaba un ojo. Yo me reí
-Que haría sin ti Draco- dije
-¿Entonces vienes?
-¿Tengo opción?
-Mmmmm, creo que no
-Bueno, pues ayudame con las maletas- Hizo una mueca de victoria y yo me reí. Solo espero que me acepten en esa casa...

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