La verdad

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-Ah por cierto caramelito, tienes una carta- me pareció bastante extraño, ya que los domingos no había correo nunca.

Mi abuelo me dió la carta y alcancé a ver que ponía Hogwarts.

¿Qué es eso?

Abrí la carta lentamente, con miedo por lo que pudiera haber en su interior. Antes de sacar el papel que contenía una mano me paró, era de la de mi abuela.

-Hija, debes saber que lo que vas a leer ahora puede que te asuste o moleste, pero nosotros vamos a estar contigo en cada momento, y si no te lo dijimos antes fue porque queríamos protegerte- la abuela se veía asustada y a la vez preocupada.

¿Qué habría en el sobre que tanto me iba a cambiar la vida?

Miré a mis abuelos asintiendo, para decirles que todo iba a estar bien, y por fin, saqué la carta.

La leí en silencio y al acabar tenía los ojos vidriosos.

¿Cómo podía ser posible? ¿Y por qué me iba a una escuela llamada Hogwarts?

-Qu-Qué es esto...?- Pregunté. Yo sabía perfectamente lo que era pero aún no podía creerlo de verdad.

-Cariño, siempre has sido bruja, no te lo contamos porque dentro de la escuela hay personas que te pueden hacer sufrir muchísimo, y creo que ya es hora de que sepas realmente por qué murieron tus padres...

¿¡Qué?!

Vale, podía aceptar ser una bruja, incluso que mi vida cambiara por completo a partir de ahora, pero...

¿Ocultarme cosas sobre mis padres? Lo único que sabía sobre ellos era como había sido su muerte, y ahora ni si quiera sabía eso.

-Verás caramelito- empezó mi abuelo -Tu tenías 2 años, como bien sabes, y estabas en tu casa con tus padres, ese día había una alerta de mortífagos, que son magos enviados por Lord Volde- se paró y miró a mi abuela. Esta la miró con reproche.
-El que no debe ser nombrado- corrigió. -esos magos podían estar por la zona, e incluso, llegar a matar a alguien.
Todo iba bien hasta que tú bebiste un producto muy tóxico para el cuerpo humano, y empezaste a toser y retorcerte de dolor. Tus padres salieron corriendo hacia San Mungo, incluso sabiendo que corrían peligro fuera de su hogar, lo hicieron por tí. Y ya te puedes imaginar lo que sucedió después...- hizo una pausa, yo lo estaba mirando atónita y con los ojos algo vidriosos.

-Ahora te preguntarás por qué tu sobreviviste- continuó -bien, cuando tu madre falleció te llevaba en brazos, el hechizo no te habia dado a ti ya que tu madre te protegió de todo tipo de hechizos, y al caer tu empezaste a llorar, una mujer que se encontraba por la zona te vió y corrió hasta ti, te cogió y te llevó hasta su casa, y ahí estuviste 5 meses, hasta que nos encontró a nootros, la única familia que te quedaba.

Me quedé sin palabras, tenía un nudo en la garganta que no me dejaba hablar. Aunque si no lo tuviera, tampoco sabría que decir... estaba atónita, tenia los ojos llenos de lágrimas que amenazaban con comenzar a salir.

-Y-yo...- cuando al fin pude pronunciar una palabra salí corriendo hacia mi cuarto y rompí a llorar como nunca lo había hecho.

Mis padres habían muerto por mi culpa, no me merecía vivir, no con esta culpa en el corazón.

Escucho la puerta abrirse y veo a mi abuela asomándose, yo tenia cara de zombie y los ojos rojos de tanto llorar.

No quería que se preocupara de más, así que limpié rápidamente mis lágrimas y le dediqué la mejor sonrisa que pude. Era una sonrisa tierna, con la que le daba, indirectamente, mi consentimiento para que se sentara a mi lado, y eso hizo.

-Cariño se que es difícil de entender, creeme que a tu abuelo tampoco le ha sido fácil explicartelo, ahora mismo esta en el salón llorando. A nadie le gustó que eso pasara, pero no te culpes por ello, la muerte no es algo que nosotros podamos esquivar, así que no quiero que se te pase por la cabeza que fue culpa tuya... ¿vale?

Wow, parecía que me había leído la mente.

-Está bien abuela, te quiero muchísimo- y le dí un abrazo. En ese momento, si que lo necesitaba.

De repente la puerta se abrió y vi la figura de mi abuelo, estaba como yo hacía unos minutos.

Al verlo así se me partió el alma.

Le hice una señal para que viniera con nosotras, se puso delante de nosotras y nos abrazó.

Me encontraba en los brazos de las personas que más quería en el mundo.

Las únicas que necesitaba.

-Bueno cariño tenemos que ir a comprarte todo para ir a Hogwarts, mañana partes en tren- esto último lo dijo con una sonrisa forzada, llevo desde que tengo uso de razón con ellos, y conocía perfectamente cuando mi abuela estaba triste pero no quería demostrarlo.

La abracé y le sonreí.

-Todo va a ir bien abuela, te peometo que os escribiré todos los meses- la cara de mi abuela cambió por completo, esta vez estaba radiante de felicidad, y noté un precioso brillo en sus ojos.

Por la tarde fuimos a comprar todo para el día siguiente.

Estaba muy nerviosa.

¿Qué pensaría la gente de mi al entrar más tarde que los demás a Hogwarts? Iba a pasar directamente al trecer curso, donde todos ya se conocían.

¿Haré amigos o me quedaré sola?

Mi princesa SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora