Entonces, nos estrellamos.

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Al bajar del avión tomamos un bus que nos dejó en el centro de la capital, Merced. Era tan grande que no podía creer que durante toda mi vida había vivido en un pueblo tan pequeño.

Darien nos comentó que uno de sus contactos le mencionó un lugar en donde podíamos alquilar un departamento por un costo no tan alto y además en una zona central, cerca del metro y otras locomociones.

Nos dirigimos hacia ese lugar y cuando llegamos quedamos impresionados con tal vista. El mar estaba al lado del edificio y se veía majestuosamente enorme. No podía creer que en verdad no fuera tan caro.

—Bueno, en realidad no es tan así. —contestó Darién en cuanto le pregunté por el costo del departamento. —La renta sí es cara, como todo lo de esta zona. Pero el padre de un amigo es quién administra todo este edificio y él me debe un favor, así que se lo mencioné y me dijo que vería cómo bajarnos la renta. —me explicó. —Pero debemos pagar a tiempo, de lo contrario no nos permitirá quedarnos.

Entramos y nos admiramos con la sofisticada estructura del edificio. Era algo antigua, pero muy elegante.

—Tenemos que subir las escaleras por el momento. El ascensor esta malo según lo que dice ese letrero. —señala un letrero posicionado justo sobre uno de los ascensores. —Que agotador... —expresó Marcus suspirando con hastío. —Espero que más adelante funcione.

—¡Que flojo, Marcus! —me mofe de él. —Esto nos hará bien. Necesitamos hacer ejercicio de todas formas, ¿este es el piso, verdad? —pregunte una vez llegamos al piso número ocho. Mi respiración ya estaba algo agitada.

—Exacto. Ahora hay que esperar a que llegue la persona que nos mostrara el departamento. — aclaró Darien mirando la hora en su reloj.

Él siempre fue muy puntual con todo. Y no sólo eso, también era el más maduro de nosotros. No sé qué haríamos sin él.

De pronto, un hombre con un impecable traje negro se apareció desde la escalera.

—Buenas tardes, mi nombres es Arturo y seré quien les muestre el departamento. —señaló arreglándose su elegante corbata. —Espero se sientan cómodos en Merced, señorita. Escuché que esta es su primera vez en la capital. —mencionó con caballerosidad.

—¡Si! —exclamé al instante, no podía contener mi emoción. Me sentía como un animal al fin liberado en la jungla. —Y ya me encanta, es enorme, quiero salir y conocer más partes. —contesté casi eufórica.

El caballero río sutilmente y sacó la llave para abrir la puerta.

—Por Dios, Pareces una niña pequeña. Ya saldremos pronto a comprar algunas cosas. —me dijo Marcus e hice un puchero.

—Bueno, adelante. —nos dijo el hombre haciéndose a un lado para que entremos.

De inmediato quede perpleja. El lugar era bellísimo, con bastante iluminación, amplio, y por sobre todo, cálido.

—Como pueden ver es muy espacioso. Además tiene una ventana enorme al lado de la mesa, así que pueden mirar el mar mientras comen algo. —me encantó, tan solo con ver esa ventana ya podía imaginarme viviendo allí, la vista era preciosa. —Por aquí está la cocina, no es muy grande, pero está bien para tres personas. —mencionó mostrándonos esta. —En cuanto a las habitaciones, como pueden notar les entra bastante luz y tienen un buen tamaño también, todas tienen closets y algunos muebles pequeños para guardar otras cosas.

La habitación de al medio era perfecta para mí, me gustó la ubicación de la ventana y una de las paredes era rosa.

—En cuánto al baño, como pueden ver, tiene un estilo más moderno. Se ve muy bien ya que hace poco cambiaron la baldosa. —decía el hombre guiándonos por todo el departamento y ya me sentía como en casa. Amaba cada parte de él.

¿ Por qué a nosotros? (1er libro trilogía Hate Or Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora