¿ Por qué a nosotros? (1er libro trilogía Hate Or Love)

Katherine Fadder Part: Lo inevitable.

Salí del departamento de Brad sintiéndome como un torbellino, uno que arrasa con todo lo que está a su paso, incapaz de controlarse y de hacer daño.

Brad sujeto de mi para que no me fuera, pero la rabia y los celos hacían un fuerte eco en mi interior y nublaron mi pensar, dejándome arrastrar por esos fuertes sentimientos nuevamente hasta terminar huyendo de allí, dejando esa horrible escena sólo para Brad. Los vidrios de los vasos esparcidos por todas partes, el dolor, la soledad y la desesperación, todo eso, lo dejé para él.

Pero eso no es lo que más me duele...

-¡Auch!, ¡fíjate por donde caminas!

-Lo siento. -le dije a una señora con un gran gorro después de haber chocado con ella mientras cruzaba la calle.

Lo que más me duele es haberle lanzado ese vaso, se lo lance y directamente a su cara, ¿Qué es lo que me pasa? Definitivamente hay algo mal conmigo, no es normal hacer algo tan cruel como eso, ¿Qué hubiese pasado si el vaso llegaba con toda esa fuerza sobre su cara?, ¡habría estallado en pedazos sobre su rostro!, ¿cómo pude llegar a hacer algo así?, eso es algo que hubiese hecho mi padre, él me lanzaba cosas de esa forma, golpeándome con todo lo que encontraba a su alrededor y lanzándome cosas peligrosas. Incluso aún recuerdo esa vez, he luchado por años para olvidarlo, pero no puedo, y esto lo trae de vuelta a mi mente. Aquella vez en que, según mi mamá, el papá ya estaba sobrio y se sentía bien, así que dijo que lo dejaría entrar a la casa para tomar té con nosotras, pero yo ya no confiaba en él.

-Mamá, por favor no lo hagas, el me golpeara si lo dejas entrar. -le dije mientras escondía mi rostro tras mi oso de peluche, tenía diez años.

-No te preocupes hija, papá dijo que ya no volverá a hacer algo como eso. -acarició mi rostro y me dio una última sonrisa para dirigirse a la puerta.

-¡Mamá, por favor no!, por favor protégeme, ¡no dejes que me haga daño! -fue lo último que le grite antes de lanzarme a las escaleras para correr como loca por ellas, para llegar a esconderme debajo de mi cama.

-Cariño no seas así, tu papá ya no hará nada malo de nuevo, deja de arruinarlo todo. - escuché decir a mi mamá mientras terminaba las escaleras al fin. Papá entro y de inmediato agarro el escobillón, entonces lo supe, el vendría por mí.

-¡Querido, no por favor!, le dije que ya no volverías a hacerle daño, vamos, ven a tomar el té. -al parecer mamá lo seguía mientras el subía las escaleras, pero la empujo, escuche su cuerpo caer por las escaleras. Cerré mis ojos y apreté mi peluche con todas mis fuerzas, llevé una de mis manos a mi boca para que no escuchara mi respiración.

-¡Hijita!, ¿en dónde estás?, ¿no vendrás a saludar a tu papi?, ven, tengo un regalo para ti. -mi padre se paseaba por todo el segundo piso sosteniendo el escobillón en sus manos, desde debajo de la cama podía ver lo fuerte que eran sus pasos y cada vez se hartaba más y más. -¡¿Dónde estás pequeña mocosa?!, ¿Dónde mierda te metiste? -sentí tanto miedo que comencé a llorar más fuerte, y él lo escucho. De pronto vi su cara asomarse bajo la cama. -Ahí estas cariño, ¡ahí estas!, ¿Por qué mierda te escondes de mí?, ¡sale de ahí maldito veneno! -me gritaba mientras colocaba el escobillón debajo de la cama para golpearme y así yo quisiera salir de allí, igual que un mal dueño a su perro cuando hace algo malo, tal cual, un perro.

-¡No papá!, ¡detente!, ¡me duele!, ¡me duele mucho! -el escobillón golpeaba fuerte contra mi cuerpo y todo lo que podía hacer era cubrirme con mi peluche, pero no servía de nada, era un simple peluche. Esperaba que mi mamá subiera e hiciera algo, pero al mismo tiempo deseaba que nunca lo hiciera, porque sabía que le haría daño, así que decidí salir yo sola de allí abajo. Tome el escobillón y lo lance un poco hacia un lado, e intente salir rápidamente de allá abajo, pero era imposible, el me agarro del cabello y me levanto lanzándome a la cama. Mi mamá justo entro en ese momento.