Lo que me condena: 1era parte.

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Brad.

-¡Te tardaste muñeco! ¿Por qué demoraste tanto? -me pregunta una sexy Verónica en cuanto llego. Se colocó lencería erótica de color negro y encima una bata de esas transparentes, de un tono negro también. Intento no mirarla mucho y finjo estar demasiado cansado.

-No me demore tanto en realidad. -respondo mientras saco mi pantalón de pijama de uno de los cajones del armario, no duermo con el desde hace mucho tiempo, así que no puedo evitar poner mala cara al sentir ese olor a "guardado" que tiene, no sé cómo describirlo, pero es un olor desagradable, como algo añejo. Lo veo con molestia y camino en dirección al baño.

-¿Dormirás con ese pantalón?

-Si. -respondo mientras abro la puerta, y de pronto, siento las manos de Verónica rodear mi espalda.

-No necesitas cambiarte en el baño, ya nos hemos visto muchas veces. -dice apoyando su rostro en mi espalda.

-Verónica, también debo lavar mis dientes. -le digo para evitar que la atmosfera se vuelva... incomoda.

-Ah, es cierto. -dice separándose de mí. Abro la puerta del baño y entro solo para apoyarme en el lavamanos y verme en el espejo. Tengo notables ojeras ya que ayer no pude dormir muy bien en la habitación de Katherine, me costó mucho quedarme dormido profundamente, sentía que en cualquier momento alguien entraría y nos encontraría ahí. En especial, Marcus. Aunque valió le pena, sin duda dormir con ella es la mejor sensación del mundo, siempre huele bien y acariciar su cabello largo y suave es un placer para mis manos, además...cuando duerme luce muy diferente a la Katherine de siempre, a la ricitos de siempre, se ve en calma, su rostro emana algo de otro mundo, algo que provoca que no puedas parar de mirarla, debo aceptar que me sentía como un total psicópata asesino sin poder aparte mis ojos de su cara ayer, solo que... lo único que quería matar eran mis ganas de besarla, tocarla y ver como su rostro y mirada de niña buena cambian al estar debajo de mí, aferrándose a mí, como su boca me lo entrega todo y su respiración se descontrola con mi tacto, sus gemidos, sus pechos, su...

-Perfecto. -murmuro para mí mismo al ver que mi "amigo de allá abajo" despertó. Eso pasa porque me quede con las ganas hace un rato, maldito Marcus, si no hubiera salido le hubiese dicho a Kate que vayamos a otra parte un rato para... conversar mejor. Lo único que pido es que Vero no se dé cuenta de que tengo una erección, eso es lo último que falta para empeorar esta situación.

La verdad es que no tengo ni idea de cómo lo hizo Marcus todo este tiempo, como hizo para no tocarla o besarla, como se pudo contener tanto, por lo que se ellos incluso solían dormir juntos, ¿ni ahí lo hizo? La verdad solo puedo creer en que Marcus alcanzo cierto nivel divino o celestial para no hacerlo, ¿Por qué como nunca se la follo con el uniforme escolar? No lo entiendo, para nada. Su ese hubiera sido yo me la habría quedado de inmediato, supongo que...no hubiera podido ser simplemente su amigo. Pensando estas cosas mientras siento como mi erección podría romper mi bóxer, me siento como un niño recién entrando en la pubertad, y que se calienta por el simple hecho de ver como se les levanta la falda a sus compañeras de colegio, si... todos hemos pasado por eso, ahí es cuando te das cuenta de que las mujeres son peligrosas. Pero Katherine es... adictiva, lo de ella es otra cosa, lo supe en cuanto la vi en esa foto.

Si, esa foto.

Tiene un atractivo tan grande que es descarado, pero al mismo tiempo sumamente inocente, y para colmar el retrete tiene una voz que te estremece hasta los pelos del culo, tan suave y al mismo tiempo altanera, como si te insinuara que no te dejes engañar por esa suavidad, por momentos también roza lo erótico, lo molesto, lo suspicaz. Ella es prescindible por momentos y completamente imprescindible en otros, tanto que te descompensa, te deja ahí parado sin entender qué diablos acaba de suceder. Tiene una naturaleza extraña, apacible y salvaje, es como cuando vas al zoológico y te detienes a ver a los hijos de un puma, se ven hermoso durmiendo, como unos tiernos gatitos, pero cuando un niño va y les toca el vidrio con fuerza estos se levantan furiosos y te gruñen, y de pronto, recuerdas que en realidad es un animal salvaje y no un gato doméstico. Ella es algo así, cuando la miraba dormir se veía completamente tierna y vulnerable, con sus largas pestañas, sus seductores labios y su jalable cabello desparramado sobre mi abdomen y mi pecho, pero la verdad es otra, Katherine Fadder es tan extraña e incontrolable como un tornado, de esos grandes y repentinos, de esos que te hielan hasta los huesos.

¿ Por qué a nosotros? (1er libro trilogía Hate Or Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora