Cuidate, Alex.

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—Entonces... ¿Te sientes mejor?

—Creo que si, los ataques ya no son graves. El doctor dijo que cuando llegué presentaba cuadros de ansiedad, ahora estoy mejorando.

—Es verdad —Alex miro por unos segundos el semblante serio de Jacob en frente suyo, estaban teniendo una conversación en medio de la pequeña visita que se permitían a la semana—, tal vez no te dabas cuenta pero tus impulsos me daban miedo.

—No sabía que estaba tan mal, lo siento —hablo Alex con aire dolido torciendo la boca y tomando las manos del menor entre las suyas.

El omega sonrió apenas por el gesto y pronto apretó las manos contrarias—. Ya no importa, estas mejorando y...

—Y mejoró por ti —completo el alfa—, por nuestro bebé, Jacob —el menor se mordió el labio inferior.

Para que su hijo/a naciera aún faltaban algunas semanas, las escografias iban bien, su salud estaba bien y el hospital donde se encontraba todavía internado lo atendía bien de igual forma. Tal vez tendría a su hijo en las mejores condiciones de no ser por un detalle.

—Tú no podrás estar conmigo cuando de a luz ¿verdad? —. Jacob se removió incomodo después de hablar, Alex sabía a lo que se refería; él no podía salir del centro de ayuda por ordenes del juez. No podría estar con él, con su omega—. ¿Por qué hiciste todo esto, Alex? —preguntó el menor, él nunca supo las verdaderas intenciones del alfa—. Dime porque te uniste a ese mundo del tráfico de personas, porque tu odio hacia Sebastián, necesito saber.

Alex soltó despacio la mano del menor, alejándose un poco imponiendo distancia entre ellos.

—No te daré la estúpida escusa de "las situaciones me obligaron" —empezó el alfa—, Jacob la verdad es que yo lo hice todo por que soy idiota, un maldito desquiciado que solo pensaba en su boba venganza. ¿Recuerdas que te conté lo de que hizo mi padre? —el menor asintió—, bueno después de eso, me di a la mala vida por así decirlo. Tenía dinero y era más joven, así que empecé a despilfarrar en omegas, bebidas y cualquier cosa que quisiera. Así también entre al mundo que manejaba mi padre, descubrí lo fácil que era conseguir dinero de esa forma...

¿Fácil? —interrumpió Jacob casi indignado—. Perdona Alex pero habrá sido fácil para ti, porque para los omegas que vendían creeme que no.

—Dejame terminar por favor —pidió el rubio, sus manos jugaban entre sí sudorosas, sabía que el omega no lo tomaría bien pero debía decir todo de una vez—. Sí, para mí era fácil. Nunca era yo quien vendía a los omegas, nunca era yo quien veía su sufrimiento —Jacob se levantó súbitamente del lugar, su aire de enfado fue notado por el mayor quien habló rápidamente—. Por favor Jacob, sé que odias escuchar esto pero es la verdad. No era yo quien los vendía pero si fui yo quien hizo de sus vidas un infierno. Cada noche desde que todo esto pasó los escucho, siento un remordimiento cada vez que pienso en eso. Soy un maldito bastardo lo acepto y...

—Así me conociste —hablo el menor con un hilo de voz, él estaba de espaldas a Alex con una mano sobre su pecho y otra en su vientre. Sus ojos estaban ya soltando pequeñas lagrimas—, lamentablemente de no ser por eso... Tal vez no me hubieras conocido.

Alex se levantó y se coloco detrás del menor rodeando a este con sus brazos, hundió su cabeza en el cuello de su omega y dio leves caricias con su nariz.

—Jacob yo daría lo que sea por ti —musito cerca de su oreja—Por eso necesito que perdones esto que te hice —sus manos acariciaron el vientre abultado—, pensé tanto en mi venganza que no me di cuenta de lo que nos estaba pasando a ti y a mí. Alguna vez amé a Jean y odie a Sebastián, me cegue totalmente cuando me enteré de que ellos estaban juntos. Él hijo del hombre que había terminado con mi familia, junto al chico que yo algunas vez había querido para mí, cielos explote estúpidamente.

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