Es Bueno

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Jean y Sebastián habían recibido la noticia de que Jacob tenía contracciones y que pronto tendria a su bebé.

—¿Estas bien? Creo que eres tú el que está más emocionado —dijo Sebastián mientras conducía, ambos se dirigían al hospital.

—Sí, algo. Jacob y yo hemos estado juntos estas últimas semanas, el nacimiento de su bebé me da alegría —Jean terminó por hablar y sintió como una mano abrazaba su muslo izquierdo. Sebastián le estaba dando una sonrisa cálida desde su asiento.

Cuando llegaron y pidieron datos a la recepcionista se dirigieron a la sala de espera, Jacob y Alex estaban en la sala de parto por lo que había dicho una enfermera, así que ellos no interrumpirian a la pareja.

Mientras esperaban Jean sentía ansias recorrer sus manos, estaba nervioso y tenía calor. Se paró y camino un poco alrededor. Ni él mismo se explicaba porque pero todo el asunto del bebé realmente lo tenía entre conmovido y animado.

—Deja de caminar en círculos, me estas poniendo nervioso a mi —dijo Sebastián en el sofá, el omega le dio una mirada y asintió, volvió a sentarse–. Tienes que decirme si algo te incomoda.

—¿Uh? No es nada —sus manos jugaban intranquilas.

—Jean —el menor hizo un ademán con la cabeza de que estaba escuchando—, acompañame.

—¿A dón... —no termino de hablar pues el alfa lo arrastró hasta fuera de los pasillos de hospital, caminaron por unos minutos y por fin llegaron al estacionamiento donde habían aparcado el auto.

—Entra —ordenó Sebastián, el menor sin comprender mucho la situación entró en el vehículo, específicamente en el asiento de atrás.

—¿Qué intentas hacer Sebastián? ¿Por qué me trajiste aquí? —no obtuvo respuesta, el mayor entró con él al auto, cerró la puerta y lo beso, colocó las manos sobre sus hombros y empezó a mover la tela de su camisa. Casi de forma desesperada dejó su boca y se dirigió a su cuello, atacó la zona de su clavícula y llevó sus labios hasta las orejas del menor—. Espera Sebastián... —corto Jean alejandolo de su cuello, el mayor le dio una mirada y luego volvió a besarlo.

—Solo quiero hacer esto, tú ansioso eres muy lindo, no me pude resistir —profirió el alfa rozando con su aliento cálido la tersa piel del cuello del Jean haciéndo a este temblar. Bajo su boca un poco más abajo desabrochando en el camino la camisa azul que traía puesta el menor, este había empezaba a jadear.

Los labios abiertos de Sebastián encontraron sus pezones y no dudaron en mosdisquear uno de estos, Jean gimió un poco alto provocando al alfa.

—Oh Jean, si vas a gemir así no podré controlarme.

—No quiero que te controles —mascullo tomando la cara del mayor entre sus manos—. Ya has empezado esto, ahora no te atrevas a dejarlo.

La sonrisa de Sebastián no pudo ser más grande, beso a Jean y luego lo recostó mejor sobre el asiento. Gracias al cielo este auto es grande, pensó. Le quito por completo la camisa al menor y la lanzó por algún lugar del vehículo, se quito la suya propia y empezó a jugar con los pantalones de Jean.

Una vez ambos estuvieron desnudos Jean situó ambas piernas desnudas a un costado de él, su torso seguía derecho, dejó así paso a el mayor quien no dudo en bajar la cabeza y lubricar su entrada con la lengua. Jean no dejó de estremecerse durante los dulces toques de la boca de su alfa.

Sebastián se enderezó y en cuclillas posiciono su miembro, lo metió por completo en él y se quedó estático por un segundos, un ligero alarido escapó del menor cuando comenzó a moverse, poco tiempo hizo falta para que Sebastián diera rienda suelta a sus movimientos haciendo entrar y salir su hombría por la entrada de Jean, viendo cómo su sexo desaparecía cada vez que se movía abriendose paso en el interior del omega.

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