capítulo 25

1K 85 4
                                    

Aquí estaba de nuevo, me sentía de nuevo como el maldito conejillo de indias que fui.

Mis brazos y piernas esposados a la mesa de madera, sólo podía ver el enorme candelabro sobre mi.
Pero ¿por que estaba aquí de nuevo? ¿por que volvía a caer? Mi bestia demandaba y yo acataba como un sumiso. Pude guardarla en lo más profundo de mi cabeza y Victoria me ayudaba a controlarla pero la sed de sangre había vuelto y está vez tenía miedo de no poder controlarme, casi mato a Ariana.

Mi cabello se pegaba a mi cara y mi cuerpo cubierto de suciedad y sangre me recordaba las atrocidades que había vuelto a hacer.

- Alex.

No mire hacia donde venía la voz, seguí mirando al candelabro sobre mi hasta que mis ojos empezaron a sufrir por la luz de este.

- Alex ¿recuerdas lo que...

- Merezco la muerte.

Mi voz salió áspera, hacia días que no la usaba ¿hace cuanto estaba aquí?

- Alex no...

Cerré los ojos con fuerza, cuando los deseo volvieron.

- ¿Cuántos mate? Dímelo por favor, recuérdame que clase de monstruo soy para así sentirme aún más culpable.

* ¡MURIÓ POR TU CULPA! ¡ELLA PAGA TUS PECADOS MIENTRAS TU ESTAS AQUÍ CÓMO SI NADA!*

SÓLO ESTAS AQUÍ PARA SUFRIR! ¡DEBERÍAS MORIR!

Golpee ni cabeza con fuerza para alejar los recuerdos pero esto no funcionó.

*¡ERES UN MALDITO ALEX DRAKE, MANCHAS EL APELLIDO!
¡TU PADRE ESTARÍA DECEPCIONADO DE TI!*

* ¡TODO LO QUE AMAS LO DESTRUYES! ¡MENTIROSO!

- 10.

El número peso en mi cabeza mientras sentía mi cuerpo arder. ¿culpa? Esa palabra era muy poco para lo que sentía.

- ¿Diez aldeas? ¿siquiera y parpadee?

Las lágrimas picaron por salir de mis ojos. Diez malditas aldeas, cientos de personas inocentes muertas por mis garras.

- Alex no...

- Matame, salvala y dile que la ame pero no pude más, yo no la merezco, le e mentido y estoy manchado de sangre ella no merece estar con un monstruo como yo.

La desesperación corría por mis venas mientras mis músculos se tensaban y relajaban tratando de buscar alivio al dolor que sentía.

- Podemos suprimirlo.

Mi bestia rugio con fuerza en mi cabeza cuando escucho eso.
Mis huesos se rompieron haciéndome gritar de dolor.
Agonía, era todo lo que sentía, mis arterias se apretaban, mis huesos se rompían, mis cuerdas vocales se desgarraban de tanto gritar, mi piel ardia y se abría dejando salir la sangre que se me acumulaba dentro del cuerpo.
La sentía subir por mi garganta y tapar mi nariz.

- ¡LAINUS ESTÁ PASANDO DE NUEVO!

Sentí algo frio apretando mi cuello, mientras mi bestia luchaba por salir de dentro de mi.

- ¡MATAME!

Quería morir necesitaba morir ¿era muy difícil de complacer ese simple pedido? Sólo tenían que matarme, no importaba como o donde solo quería morir.

- ¡JAMÁS!

Lo que sea que habían puesto en mi cuello había tranquilizado a mi bestia. Mi cuerpo dejo de hacer lo que hacía mientras saladas lágrimas empezaron a salir de mis ojos.

- No quiero. Quiero morir, no quiero causar más daño, mate a gente inocente, no encuentro a mi Victoria, Soy un maldito egoísta.

Mis ojos se fijaron en Lainus que me miraba con lastima.
Odiaba la lastima, por muchos años la habían tenido hacia mi.

- Hazlo por favor, hazlo.

Cerré mis ojos con fuerza esperando que la bestia saliera pero no paso, no pasó absolutamente nada, la habitación se lleno de silencio, sólo podía escuchar mis sollozos y gritos.

- Funcionó, tu bestia no podrá salir más de tu cuerpo.

Hablo Apolo, yo no lo mire sólo mantuve mis ojos cerrados, suprimiendo mis sentimientos.

- No hagas eso será más doloroso cuando salgan.

Sentí una mano tocar mi abdomen, haciendome querer vomitar.
Abrí los ojos y mire a Aila.
Había logrado suprimir lo que había sentido hace un segundo pero eso generaba una repulsión extraña en mi.

- No me toques.

Ella quitó la mano sobre mi y todos se pusieron en pocision de ataque ¿qué demonios?

- ¿Alex?

La voz de Logan sonó triste.

- ¿Que?

- T-tus o-ojos.

Lo mire totalmente confundido.

- ¿Que tienen mis ojos?

Pusieron un espejo frente a mi mostrándome mis ojos, santa Selen.
Eran negro, y no hablo de que mi iris era negro, todo mi maldito ojo era negro.

- ¿Qué demo...

- Los ojos son el reflejo del alma.

Soltó Apolo de brazos cruzados para después señalarme.

Todos me miraban asombrados ¿qué demonios miraban? Maldita sea no podía ver mis propios ojos.
Tome el espejo cuando liberaron una de mis manos.
Tenía una constelación en mis ojos, y no estoy jodiendo, mis ojos tenían un montón de puntos de diferentes colores que se movian y explotaban.

- ¿Qué me hicieron?

Todos saltaron hacia atrás cuando dije eso.

- El collar en tu cuello suprime tu bestia pero refleja tu alma, nunca se sabe como, a veces lo hace con tatuajes otras veces lo hace cuando te ves a un espejo y rara vez como te paso a ti.

Explicó Aila con miedo de salir detrás de su hermano.
¿Así era mi alma?

- Sueltenme.

Todos me miraban entre miedo, advertencia y ataque, rode los ojos y alce mi única mano libre.
Todo mi cuerpo ardía y crujia con el mínimo movimiento.

- Tengo el collar.

Apolo se acercó y liberó mis extremidades, me senté en la mesa y mire mis manos con atención, sentía como si estuvieran manchadas de sangre pero no lo estaban.

- ¿Alexander está a cargo o me equivocó?

Deje de mirar mis manos y solté la pregunta con brusquedad a ninguna persona en específico.

- Si.

- Ok.

Apoye mis pies en el piso poniéndome de pie. Sentía la mirada de todos sobre mi, mientras me estiraba y suprimia el torbellino de emociones en mi interior.
Empecé a caminar hacia la puerta.

- ¿Dónde vas?

- Me cansé de esta mierda, buscaré a Victoria así sea que tenga que ir al infierno.

Mi cuerpo se paralizó por un ente externo a mi haciendo que gruñera.

- Yo te ayudaré, pero Alex necesito que aprendas a controlarte.

- Para eso es el collar ¿no?

Mi tono glacial hasta a mi me sorprendió.

- Por ti sólo y hablo encerio, tienes que controlar esa cosa que está en tu interior.

- Lo haré pero quiero encontrar a Victoria.

Sentí unos brazos rodearme.

- Esto es una pésima idea y mas que tu lo sabes.

Haría todo por encontrarla y empezaría por aquí.

Te Encontraré. #segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora