Capitulo 64

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Estaba sentado en el comedor de la casa totalmente solo mientras bebía un café cargado, la cabeza me dolía a montones y no tenía ni idea de como había llegado a casa.
Creo que fue gracias a Crasper o algún guerrero. Me desperté tirado en la sala con los chicos igual o peor de borrachos que yo.

- ¡PAPI!

Sentí el cuerpo de Nicolás caer sobre mis piernas haciéndome gruñir.

- ¿Estas bien?

El me miró preocupado.

- Si pequeño, solo tengo resaca.

- ¿Que es eso?

Le dí otro trago a mi café.

- Cuando crezcas te lo explicaré, ahora papi no quiere que hables.

La puerta se abrió.

- Me cago en...

Miré a Logan que se cayó al ver a Nicolás en mis piernas.

- Siento que voy a morir, maldita resaca.

Un sirviente llegó con una taza de café cargada para mi amigo.

- Recuerdame jamás beber.

- Si yo no estoy ebrio lo hago.

Mi amigo trato de reírse pero solo salió un quejido de sus labios.

- La resaca parece algo malo ¿está bien tío Logan?

Logan que había enterrado la cabeza en la mesa levanto el pulgar.

- Los druidas no debieron inventar esa endemoniada bebida.

Alanna entró a la sala.

- ¿Se emborracharon y yo no me enteré? ¿saben lo dificíl que es que mi padre me dejé beber?  y eso que tengo mas de 4000 años.

Nicolas miró confundido a Alanna.

- Señorita Alanna si usted tuviera esa edad estaría muy anciana.

Alanna me miró, yo solo me encogí de hombros y le di un trago a mi café y seguí mirando a la pared, si movía mucho la mirada el dolor aumentaba.

- Soy una diosa pequeño.

- ¿Diosa?

La puerta se abrió dejando entrar a Daniel.

- Si cariño. Soy una diosa, ustedes me llaman Alanna pero mis padres me bautizaron Melínoe.

- ¿La diosa de los fantasmas y las ofrendas a los muertos?

- Si que tienes un hijo inteligente.

Miré a Alanna de reojo.

- Lo sé.

- Pero en los libros decía que tu piel era mitad negro y mitad blanco.

Me volteé por completo para mirarla y ella sonreía como el gato de Alicia. Se levantó, trono sus dedos.

- Tengo tiempo que no hago esto.

Su cuerpo se volvió luz, me tapé los ojos y los abrí cuando Nicolas empezó a llamarme.

- Papi mira que genial.

Se bajo de mis piernas y se acerco a Alanna.
La mitad de su cuerpo era blanco y la otra mitad negro, de su cabeza salian largas puas las cuales las del lado blanco eran negras y las del lado negro eran blanca.

- Eres asombrosa.

Alanna sonrío a mi hijo.

. Gracias cariño.

Te Encontraré. #segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora