Más allá de los espejos [COMPLETA] ✔️ (Draco Malfoy, fanfic)

Capítulo 16 | Cambio de planes y un nuevo destino

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-Cambio de planes y un nuevo destino-

14 de julio, 1980

Era una noche fría pero despejada. James Potter se paseaba de un lado a otro, nervioso, en el salón de la casa de Sirius Black, su mejor amigo. Lily, con casi nueve meses de embarazo, bajó las escaleras llevando un biberón vacío. 

—¿Sirius no ha llegado? —preguntó la pelirroja. 

—No, supongo que no ha podido encontrarlo —respondió James. 

—Irina está muy débil, James. No resistirá mucho tiempo. 

—Debimos llevarla a San Mungo cuando tuvimos la oportunidad —James se pasó ambas manos por la cabeza y se tiró el cabello, frustrado. 

—Fué su decisión no ir y decidimos respetarla, James. Ella no quiere que su familia la encuentre, ni a ella ni a la bebé. 

—¿Cómo está la pequeña? —Lily sonrió y le enseñó el biberón vacío.
 
—Nació un poco bajo el peso, pero está bien. Es una bebé fuerte. Acaba de dormirse, pero Irina ni siquiera tiene fuerzas para cargarla, sólo murmura el nombre de Remus. 

En ese momento, la puerta principal de la casa se abrió y Sirius entró arrastrando a un hombre con brusquedad. 

—Lamento la demora, el muy estúpido sabe dónde esconderse —dijo el azabache mirando a Lupin con desprecio mientras se enderezaba. 

—¡¿Podrían decirme qué mierda ocurre?! —exclamó Lupin enfurecido—. ¡¿Por qué me trajiste así...?! —no alcanzó a decir más, porque el puño de James chocando contra su mandíbula lo interrumpió. 

—¡Eres un imbécil! ¿Cómo pudiste abandonar a Irina estando embarazada? 

—¡Ya basta! —exclamó Lily—. No tenemos tiempo para eso, chicos, ¡por favor! Remus, Irina acaba de dar al luz y...

—¡¿Qué?!

—...está muy débil. Ella sólo quiere verte. 

Lily indicó las escaleras y Lupin se precipitó hacia la planta alta de la casa. Allí encontró a Irina recostada en una cama, en una de las habitaciones. Estaba pálida, ojerosa y jadeaba. Sus ojos, apenas abiertos, estaban rojos por las lágrimas pero aún así seguía viéndose bella y delicada. 

—¿Re...Remus...? —extendió con dificultad su mano hacia Lupin, que se había quedado de piedra en el marco de la puerta. Él pensó que Irina quería tomar su mano, pero luego se dió cuenta de que ella apuntaba algo más, un pequeño bulto envuelto entre mantas en una cuna junto a la pared—. Mírala, Remus... Es... hermosa...

Lupin avanzó con pasos temblorosos y se inclinó en la cuna, donde una pequeña bebé dormía profundamente. Casi no tenía cabello, salvo por unas mechas castañas; tenía una piel muy pálida, que contrastaba con el sonrojo de sus pequeñas mejillas. 

—Hope... —susurró Irina. 

—¿Hope? —repitió Lupin con lágrimas en los ojos. 

—Como tu... madre... —Lupin cargó a la bebé y luego se sentó en la orilla de la cama, junto a Irina, para que la viera más de cerca. 

—Lo siento —sollozó Lupin rompiendo en llanto—. Lo lamento, tenía tanto miedo...

—Cuí...dala... 

—Irina, por favor perdóname. 

—Cuídala, Remus... será tu... tesoro... nuestro...