Capítulo 14. La carta.

811 40 11
                                    


Dos años después
Año 849

—Petra -la llamó con delicadeza.

—Dime, Levi -respondió volteando su mirada hacia a él mientras sonreía.

—Sé que aún eres muy joven, pero...-Petra se acercó a él provocando que dejara de hablar.

Era cerca de media noche cuando los dos decidieron salir fuera del cuartel a caballo sin que sus compañeros lo notaran. Estaban disfrutando del ambiente nocturno y fresco mientras se hacían compañía cuando a Levi se le ocurrió tocar un tema un poco delicado.

Petra lo abrazó y besó su mejilla con gentileza a la vez que se sentaba a su lado sobre el césped.

—No soy tan joven -le dijo sonriente.

Levi la admiró unos segundos hasta que la rodeó con ambos brazos y la acercó más colocándola sobre él en horcajadas.

—Lo eres -dijo con seriedad mientras la miraba- ¿no has pensado en qué quizás soy un poco mayor para ti?

Petra lo miró un momento para después comenzar a reír.

—Llevamos poco más de dos años juntos, ¿y ahora te preocupa eso? -preguntó con ironía.

—Es importante, Petra -le dijo con sinceridad.

—Ya te dije, no soy tan joven. Yo me siento perfectamente contigo, o acaso...  ¿crees que soy demasiado joven para ti?, ¿es eso? -dedujo alarmada- ¿o será que quizás no soy lo suficientemente madura? -lo miró con un gesto dramáticamente angustiado- ¿no te satisfago lo suficiente?, ¿ya no me quieres?

Levi la miraba entre confundido y sorprendido. Tomó su rostro entre sus manos y rió muy levemente.

—Tranquilízate -la besó suavemente- No es nada de eso -afirmó- te adoro, y ya lo sabes. Es sólo que, he estado pensando en algo, muy importante. Y no sé qué deba hacer hasta saber que piensas de lo nuestro. Nunca lo hemos hablado.

Petra lo miró con seriedad, acababa de suponer lo peor e intentaba asimilar lo que el azabache decía. Sacudió ligeramente la cabeza hasta detenerse y volver a mirarlo con seriedad.

—Te amo -dijo con simpleza- y eso ya lo sabes, te quiero demasiado. Ni siquiera sé qué edad tienes, no pensé que eso importara, porque te quiero y me siento bien a tu lado. Además desde que te conozco trato de darte algo en tu cumpleaños -sonrió recordando el último- No sé que pase después, pero estoy segura de que irá bien mientras esté contigo. Y lo que sea que hayas estado pensando, tranquilo. Tal vez es momento de que me lo digas.

Levi dudó un momento mientras la miraba con los ojos entornados.

—Bien -dijo a la vez que afirmaba con la cabeza- levántate.

—¿Qué? -preguntó incrédula.

—Vamos, levántate -insistió con su tono habitual.

Sin entender muy bien qué ocurría, se levantó mirándolo confundida.

—No estoy comprendiendo...

Confusión entre el amor y el respeto. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora