Capítulo 30

1.7K 169 55
                                    

Capítulos dedicados a mi querida partner y al Arthit de mi Kongpob, Yael6104 , por su cumpleaños (el 4 de agosto). ¡Feliz cumpleaños, amigui!

Más tarde ese domingo, Kongpob llegaba de dejar la ropa sucia en el pequeño cuarto de lavandería. Se recargó contra la barra de la cocina para hablarle a su novio.

—Pediré algo a domicilio, ¿qué se te antoja? —preguntó con la mirada fija en el teléfono.

Arthit se encontraba sentado en el sofá, pasando los canales de la TV para encontrar algo bueno que ver. Lo pensó un poco antes de responder.

—Uhmm, algo japonés... ¿Qué te parece?

Kongpob dejó la barra para ir hacia el sillón con su mayor. Se sentó a su lado y se recargó contra su hombro a la vez que veía la pantalla el menú. Seleccionó rápido lo que él quería y después le pasó el celular.

Mientras Arthit tenía el aparato en sus manos, el menor aprovechó para abrazarlo de manera que su rostro estuviera escondido en su cuello. Respiró contra la piel de allí y dejó un pequeño beso.

—Ahh, Kong, siempre eliges lo que tiene menos sabor. Sigues teniendo paladar de niño... —decía mientras deslizaba sus dedos por la pantalla, pasando todos los platillos de los cuales eligió un par que le gustaban bastante. Terminó de hacer la compra, bloqueó el teléfono y se lo tendió a su dueño.

Kongpob se separó un poco y aceptó su celular. Lo dejó en una mesita al lado del sillón para después volver a sentarse cerca de Arthit.

—No estoy de acuerdo. Si eso fuera verdad, ¿entonces por qué me gusta tanto tu sabor? —le dijo al oído con una suave risa. Una mano estaba apoyada sobre su muslo y subía poco a poco hasta tocar su entrepierna.

—¡Ya...! ¡Kongpob! —le regañó Arthit, usando bastante fuerza para apartarlo de su cuerpo. Con las mejillas encendidas, se encogió en el sofá, tratando de proteger su cuerpo.

Su novio sólo rio y se acomodó en el sofá para ver la televisión. Durante la media hora que esperaron a que la comida llegara, Arthit le dirigió ocasionales miradas a su menor. ¿De verdad no iba a insistirle nada más para tocarle? Eso le hizo sentirse un poco decepcionado.

Cuando el repartidor por fin llegó, fue Kongpob quien se puso de pie para recibir la comida mientras que Arthit acomodaba algunos platos en la mesa e iba por sus bebidas. Luego, se sentaron a la mesa uno frente al otro.

—¿Gustas? —Kongpob mostraba un trozo de lo que él había pedido, pero no esperó respuesta, ya que como de costumbre, de inmediato lo colocó en el plato del mayor para que éste comiera.

Por su parte, Arthit eligió los mejores trozos de su plato y los colocó en plato de su novio, quien agradeció con una sonrisa.

—Tú prueba esto así... Verás que sabe muy bien.

Quizás eso era algo muy simple, pero esa era una de las cosas que hizo que Kongpob se enamorara de Arthit. Cada vez que éste hacia algo así, el menor recordaba las primeras etapas de su relación. Ahora mismo, le ponía muy feliz ver lo mucho que su relación había progresado en esos cuatro años.

—Tienes razón, es muy bueno —dijo después de tomar un bocado tal como se lo indicó Arthit.

El sabor no era muy fuerte pero tampoco muy blando, era algo a lo que podía acostumbrarse a comer seguido. Tal vez buscaría la receta en internet. Y ahora que lo recordaba...

—Amor, ¿cuándo será mi segunda clase de cocina?

Mientras masticaba, Arthit pensaba en que día podía ser bueno para ello.

—¿Qué tal el... miércoles? ¿Hay algo en especial que quieras aprender?

Esa pregunta hizo pensar a Kongpob, pues había muchas cosas que quería aprender a cocinar; entre ellas, los platillos favoritos de su mayor. Alguna vez le dijo a Arthit que aprendería a cocinar para él y por ello haría que amara tenerlo como su novio, pero actualmente sólo podía preparar algunas cosas rápidas utilizando el microondas. No obstante, ahora tenían una cocina completa y él quería sacarle provecho.

—¿Tal vez algo como un desayuno...? Quiero dejar de darte yogurt y fruta todos los días antes de irte al trabajo —murmuró algo apenado, pues recordaba que la mayoría de las veces que intentaba cocinar algo para su pareja, o se le quemaba o, al contrario, quedaba crudo.

—Puedo hacerlo yo mismo, sólo levántame temprano...

La verdad es que Arthit agradecía y valoraba mucho lo que Kongpob siempre hacía por él. Era tanto que incluso le hacía sentir como si fuera mal novio.

—No podría... Me daría mucha lástima despertarte más temprano que de costumbre. Por favor, enséñame —pidió Kongpob con una sonrisa.

En la mente del menor se reproducía la imagen del adorable rostro durmiente de su novio. Siempre se le hacía muy difícil perturbar sus sueños, y si él estaba allí para ayudar a Arthit, entonces haría lo que estuviera a su alcance para hacer de sus mañanas más amenas antes de que los dos tuvieran que separarse para ir al trabajo.

Arthit sabía que Kongpob no pararía de pedirle eso hasta convencerlo, así que suspiró y asintió.

—De acuerdo, te enseñaré. Vamos, sigue comiendo —indicó y tomó más de su propia comida para dejársela en el plato.

Ahora más contento, el mismo Kongpob también sirvió en el plato de su novio algo de lo que él estaba comiendo. Pero antes de dejar en su plato el último trozo, lo sostuvo sobre la mesa para dárselo a Arthit en la boca. Girando los ojos, este se inclinó para tomar lo que le ofrecían.

*

S: Sí, es corto, pero véanlo como una introducción a lo chido que se viene...

Y: Hahaha... Les contaré algo muy gracioso. Un día Sara me dijo que en el grupo de espectadores estaban hablando de a qué podría saber Arthit (ya saben a que me refiero 💦) ya que ese sabor, por si no lo saben, depende de la alimentación, pero Arthit come mucho picante y también cosas dulces. Así que yo llegué a la genial conclusión de que sabe a dulce mexicano, picantemente dulce. Algo como a picafresa xD Para los que no son de México... No se como explicar ese sabor... Puede llegar a ser raro para los extranjeros :3

S: Chin, Yael... ¡Ya nos exhibiste!

 ¡Ya nos exhibiste!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pero sí, haha. De nada, quienes me conocen saben que soy bien random y saco temas de conversación bien extraños. A las del grupo de Espectadores les consta.

Ah, y también dejaré aquí esto...

Ah, y también dejaré aquí esto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Esa es una picafresa. Ya no podrán comerlas sin pensar en Arthit, ah. De nada.

Bai, nos leemos el miércoles con la segunda parte.

II. ArmoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora